Tras el golpe militar en Chile, los masivos asesinatos, desapariciones, torturas, prisión y destierro de dirigentes sindicales y trabajadores, generaron las condiciones para la instalación de un nuevo modelo económico y social, una refundación capitalista a la cual los "Chicago boys" denominaron neoliberalismo.
Joaquín Pérez
Tras la apertura económica decretada por la Junta golpista en 1974, que llevó a la eliminación de mecanismos de protección y rebajas arancelarias, se comenzó a vivir de forma rápida un violento proceso de desindustrialización del país con el cierre de empresas, despidos masivos de trabajadores, tercerización y precarización del trabajo con la consiguiente pérdida de salario y derechos laborales. A esto se sumaron las privatizaciones de empresas estratégicas del Estado en un contexto de proscripción de organizaciones sindicales y políticas.
Este proceso sistemático de cierre de industrias, que había costado décadas levantar, se vivió con especial acento en la histórica Provincia de Concepción, una región de antigua industrialización, ya desde el ciclo triguero, que fue acompañado de un desarrollo portuario y de transporte terrestre: Molino Tasfh (1840) en Lirquén; Molino Collen (1842), Molino Caracol (1843), Molino California (1848), Molino Bellavista (1849) en Tomé; Molino Puchacay (1848) y Molino Santa Rosa (1890) en Concepción; Molino Mathieu en Talcahuano (1870); Molino Köster en Coronel (1905); Molino El Globo en Penco (1908).
A la producción de trigo y harina se sumaban la exportación de otros cereales, además de leguminosas, que llevaron también al desarrollo de la industria alimentaria como la conservera, también del vino y la cerveza, solo en último rubro, uno de los menos conocidos, podemos mencionar cervecería Keller Conce (1874) Cervecería de Coronel (1883) cervecería Hinrichsen en Tomé (1886), Cervecería Lämmermann en Lota (1903).
El desarrollo de molinos y puertos, así como de la industria agroalimentaria, permitieron no solo la exportación al norte grande salitrero, también los productos de la región fueron importantes en la coloniazación de California durante la fiebre del oro, de ahí el nombre del Molino California en Tomé, como también de la colonización de Australia. Además, este fenómeno fue el contexto de la masiva migración campo ciudad a partir de la revolución industrial que desató el descubrimiento de yacimientos carboníferos en Lirquén (1843), Cerro Verde en Penco (1848), Puchoco – Lo Rojas en Coronel (1849), Lota a partir de 1852, Maule - Schwager (1859), Puchoco – Schwager (1862). En torno a las minas se desarrollaron fundiciones de cobre como Lirquén (1843); Lota (1853) y Schwager (1883). En el caso de Lota y Schwager se desarrollaron además industrias de vidrio y cristalería, Schwager (1864) y Lota (1881), además de fábricas de ladrillos refractarios para las fundiciones, Lota Green (1854) y Puchoco-Schwager (1867).
Hacia 1865 comenzó el desarrollo de la industria textil en Tomé, Concepción y Chiguayante: Bellavista Oveja, FIAP, Textil Caupolicán, Paños Bío Bío, entre otras. En 1868 se levantó la Fábrica de carros y carruajes "El Progreso" en Concepción. En Penco inició sus operaciones la fábrica refinadora de azúcar en 1886, dos años más tarde lo hizo la industria locera (1888). En 1890 ya se había inaugurado el puente ferroviario sobre el rio Biobío, poniendo en servicio el tren del carbón, que amplió aún más el acceso a ese vital elemento para el desarrollo de las industrias y las maquinarias. En 1895 se levantan los Astilleros y Maestranzas de la Armada en Talcahuano y la Fábrica de Artículos de Papel y Cartón Schaub en Chiguayante (1897).
El desarrollo de la industria de la energía no fue la excepción. En 1886 se fundó la fábrica de parafina en Coronel, en 1887 se instaló la Compañía de Gas Industrial de Concepción, en 1897 se construyó la hidroeléctrica en Chivilingo (Lota), en 1906 fue el turno de la Compañía de Tracción Eléctrica en Concepción, en 1920 la Termoeléctrica de Maule en Schwager, en 1926 la Central Termoeléctrica de Concepción y en 1932 la Termoeléctrica Lota.
A inicios del siglo XX, Concepción tuvo un amplio desarrollo de industrias madereras (Malvoa) y de muebles (La Vasconia), de baldosas (Juan Villa Luco), Compañía Industrial Grasas, velas, jabones y perfumes, Curtiembres (curtiembre Bio Bio desde 1900) e industrias de calzado como Caprice (1927) a la que después seguiría Gacel, fundiciones, fábricas de colchones y sommiers, la Cristalería Schiavi en Concepción y la fábrica de vidrios de Lirquén, posterior VIPLA en 1933.
El terremoto de 1939 fue un golpe muy duro para Concepción, se registraron más de 20 mil muertos, miles de casas en el suelo y la infraestructura regional gravemente dañada. Pedro Aguirre Cerda, presidente de la República, al mando de un gobierno de Frente Popular, entendió la magnitud de la catástrofe y desarrolló un plan de industrialización del país que tenía a Concepción como eje. Tal plan contemplaba un desarrollo industrial mayor, una industria pesada que tenía en una siderúrgica la base para el desarrollo de toda una industria metalúrgica, fue así que surgió Huachipato, que tras años de construcción comenzó a producir en 1950. A ella le siguió la fábrica de clavos y alambres INCHALAM (1950) y Cementos Bío Bío (1957) que aprovechaba también materias primas provenientes de la siderúrgica.
En 1955 ya funcionaba la Compañía Sudamericana de Fosfatos (COSAF), Papeles Bío Bío en San Pedro (1957), ENAP y el complejo petroquimico a partir de 1966. Concepción era una región industrial, con una clase trabajadora organizada y potente, donde el candidato de izquierda Salvador Allende ganó en cada una de las cuatro ocasiones en que se presentó como candidato presidencial. En los trabajadores de esta zona existía el consenso respecto a que su prosperidad pasaba por la superación de la economía de dependencia de los centros imperiales, que ese proceso solo podía se empujado por la clase trabajadora, pues tradicionalmente en Latinoamérica, las oligarquías son parasitarias y entreguistas al imperio de turno.
Allende fue derrocado por el imperialismo norteamericano, con la complicidad de la oligarquía criolla y los militares traidores. Con ello se inició la reversión del proceso de desarrollo industrial, para convertir a Chile en una economía extractivista, exportadora de materias primas, hasta hoy.