En términos de pérdidas de vidas humanas, 2014 ha sido un año espantoso para los palestinos al haberse superado con creces los horrores padecidos en 2008 y 2009, cuando otra guerra israelí contra la Franja de Gaza mató e hirió a miles de seres.
Aunque algunos aspectos del conflicto se han quedado estancados entre la corrupta e ineficaz Autoridad Palestina y la criminalidad de las guerras y la ocupación de Israel, sería también justo afirmar que, hasta cierto punto, 2014 supuso también un cambio de rumbo, que no todo fueron malas noticias.
En cierta medida, 2014 ha sido un año de claridad para quienes se esfuerzan en comprender la realidad del conflicto palestino-israelí, a pesar de haber acabado sinceramente confundidos a causa de las encontradas narrativas. Hay cinco razones que apoyan el argumento de que las cosas están cambiando:
1. Un tipo diferente de unidad palestina
Aunque las dos principales partes palestinas, Hamas y Fatah, acordaron un gobierno de unidad en abril, pocas cosas han cambiado sobre el terreno. Sí, es verdad, en junio se estableció un gobierno oficialmente, que celebró su primera reunión en octubre... Pero Gaza sigue de hecho gobernada por Hamas, cuyos dirigentes se han quedado prácticamente solos manejando los asuntos de la Franja tras la guerra israelí de julio-agosto de este año. Puede que la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas esté confiando en que la masiva destrucción sufrida debilite y someta políticamente a Hamas, teniendo en cuenta que Egipto continúa cerrando, casi a cal y canto, la frontera de Rafah.
Pero aunque las facciones no logran unirse, la guerra de Israel contra Gaza ha inspirado un nuevo ímpetu de lucha en Cisjordania. Los planes israelíes de atacar los lugares sagrados en Jerusalén, especialmente la Mezquita de al-Aqsa, junto con la profunda angustia experimentada por la mayoría de los palestinos por las masacres perpetradas por el ocupante en Gaza, van reverberando lentamente en una oleada de pequeños levantamientos. Algunos especulan con que la situación provocará finalmente un conflicto masivo que anegará todos los territorios. Que vaya a producirse o no en 2015 una tercera Intifada ya es otra cuestión. Lo verdaderamente importante es que el complot largamente orquestado para dividir a los palestinos no ha logrado su objetivo, y que está finalmente cuajando una nueva narrativa colectiva de lucha común contra la ocupación.
2. Un nuevo paradigma de resistencia
El debate sobre la forma de resistencia que los palestinos deberían o no adoptar no lo están trazando y decidiendo los bienhechores internacionales sino los mismos palestinos. Están optando por utilizar cualquier forma eficaz de resistencia que pueda disuadir los avances militares israelíes, como han hecho activamente en Gaza los grupos de la resistencia.
Aunque la última guerra israelí mató a casi 2.200 e hirió a más de 11.000 palestinos, que eran en su mayoría civiles, no logró sin embargo ninguno de sus objetivos, declarados o implícitos. Fue otro recordatorio de que la fuerza militar pura ya no es el único factor determinante de la conducta de Israel hacia los palestinos.
Aunque Israel masacró a los civiles palestinos, la resistencia mató a 70 israelíes, de los cuales más de 60 eran soldados; ese fue también un paso importante a la hora de demostrar la madurez de una resistencia palestina que, con anterioridad, durante la segunda Intifada, había atacado a civiles más en un reflejo de desesperación que como una estrategia para vencer.
La legitimación de la resistencia se puso relativamente de manifiesto en la reciente decisión del Parlamento Europeo de eliminar a Hamas de su lista de organizaciones terroristas.
La resistencia en Cisjordania está adoptando nuevas formas. Aunque debe madurar aún y convertirse en una campaña constante de actividades contra la ocupación, parece que está formándose una identidad propia que tiene en cuenta lo que es posible y lo que es práctico. El hecho es que el debate sobre los modos de resistencia "de talla única" es cada vez menos importante, dando paso a un enfoque orgánico de la resistencia ideado por los propios palestinos.
3. El boicot normaliza el debate sobre los crímenes de Israel
Otra forma de resistencia se cristaliza en el Movimiento por el Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS, por sus siglas en inglés), que continúa creciendo, cogiendo impulso, consiguiendo apoyos e importantes logros. No sólo fue 2014 un año en el que el BDS logró ganarse el apoyo de numerosas organizaciones de la sociedad civil, de académicos, científicos, celebridades y llegar a la gente en todos los ámbitos, además consiguió algo que es igualmente importante: Normalizó el debate sobre Israel en muchos círculos por todo el mundo. Mientras que antaño se consideraba tabú cualquier crítica a Israel, eso se ha acabado para siempre.
Cuestionar la moralidad y el sentido práctico del boicot a Israel ya no es un asunto terrorífico sino que está abierto a debate en numerosos medios de comunicación, universidades y otras plataformas.
2014 ha sido un año en el que se ha conseguido que la discusión sobre el boicot a Israel avanzara más que nunca. Si bien en EEUU no se ha logrado aún una masa crítica, el impulso está constantemente creciendo gracias a los esfuerzos desplegados por estudiantes, clérigos, mujeres, celebridades y gente normal y corriente. En Europa, el movimiento ha tenido un enorme éxito.
4. Los Parlamentos están sintiendo la presión
Aunque, tradicionalmente, gran parte del hemisferio sur ofrecía apoyo incondicional a los palestinos, Occidente se mantenía presuntuosamente del lado de Israel. Tras los acuerdos de Oslo, la desconcertante posición europea fue evolucionando, flirteando con la idea de hallar un "equilibrio" entre una nación ocupada y el ocupante. En ocasiones, la Unión Europea criticó tímidamente la ocupación israelí, pero sin dejar nunca de ser uno de los mayores socios comerciales de Israel y proveedor de armas del ejército israelí, quién después las emplea para perpetrar crímenes de guerra en Gaza y sostener su ocupación militar en Cisjordania.
Los ciudadanos de diversos países europeos están desafiando esa pervertida política. La guerra de Israel contra Gaza del último verano expuso como nunca antes las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra de Israel, revelando sobre la marcha la hipocresía de la Unión Europea. Para aliviar un tanto las presiones, algunos países de la UE parecen estar adoptando posiciones más firmes contra Israel, revisando su cooperación militar y cuestionando más abiertamente las políticas derechistas del Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu.
A eso le siguió toda una avalancha de votaciones en los Parlamentos reconociendo abrumadoramente a Palestina como Estado. Aunque esas decisiones siguen siendo en gran medida simbólicas, representan un cambio inequívoco en la actitud de la UE hacia Israel. Netanyahu continúa despotricando contra la "hipocresía" europea, a causa del incondicional apoyo de Washington. Pero como EEUU está perdiendo el control del tumultuoso Oriente Medio, puede que el primer ministro israelí se vea pronto obligado a reconsiderar su obstinada actitud.
5. La democracia de Israel al descubierto
Durante décadas, Israel se ha definido a sí mismo como un Estado democrático y judío. El objetivo era claro: mantener la superioridad judía sobre los árabes palestinos mientras continuaba presentándose a sí mismo como una moderna democracia "occidental", de hecho, "la única democracia del Oriente Medio". Aunque a los palestinos y a muchos otros nunca les consiguieron vender esa charada de democracia, muchos aceptaron la dicotomía sin cuestionarse casi nada.
Si bien Israel no tiene constitución, tiene un "código", llamado Ley Básica. Ya que no existe un equivalente israelí a la "enmienda constitucional", el gobierno de Netanyahu está presionando para conseguir que se apruebe una nueva ley en el parlamento israelí, la Knesset. Esta ley pone en marcha básicamente unos nuevos principios bajo los que Israel se define a sí mismo. Uno de esos principios definirá a Israel como "la Nación-Estado del pueblo judío", considerando de esa forma a todos los ciudadanos de Israel que no son judíos como ciudadanos de segunda clase.
Aunque a todos los efectos se ha considerado siempre a los ciudadanos palestinos de Israel como un grupo de parias a los que se discrimina de muchas formas, la nueva Ley Básica será una confirmación constitucional de su inferioridad impuesta por el Estado. El paradigma de judío y democrático está definitivamente aniquilado, exponiendo la realidad de Israel tal y como es.
El año que tenemos por delante
Seguramente que 2015 nos traerá más de lo mismo: la AP luchará por su propia existencia y por mantener sus privilegios, esos que Israel, EEUU y otros le otorgan echando mano de cualquier herramienta disponible, e Israel seguirá asimismo sintiéndose envalentonado gracias a la financiación y al incondicional apoyo militar de EEUU.
Sí, puede que el 2015 sea también frustrantemente familiar en ese aspecto. Pero no es probable que se atenúe el nuevo y auténtico impulso combatiente desafiando y exponiendo la ocupación israelí, por un lado, y marginando a la ineficaz y egoísta Autoridad Palestina, por otro.
2014 ha sido un año muy doloroso para Palestina, pero también un año en el que la resistencia colectiva del pueblo palestino, y de quienes le apoyan, demostró ser demasiado fuerte como para poder quebrarla o doblegarla. Y hay tanto consuelo en eso.
Ramzy Baroud es Doctor en Historia de los Pueblos por la Universidad de Exeter. Es editor jefe de Middle East Eye, columnista de análisis internacional, consultor de los medios, autor y fundador de PalestineChronicle.com. Su último libro es "My Father Was a Freedom Fighter: Gaza's Untold Story" (Pluto Press, Londres).
Fuente: http://www.palestinechronicle.com/5-reasons-why-2014-was-a-game-changer-in-palestine/#.VKrhlCuG_qc