[resumen.cl] Durante esta jornada Carabineros de Chile se encontraba apostado frente a un terreno recuperado por la comunidad Cauñicú en Alto Bío Bío. La Comunidad Pewenche recuperó el 27 de febrero un terreno inscrito a nombre del particular de apellido Esquerré, reivindicándolo como parte de la comunidad, explicando que fue usurpado a los pewenches. En la zona, paulatinamente, se han ido sucediendo situaciones similares a las vividas por comunidades de las zonas de la Provincia de Arauco, la Región de la Araucanía y de Los Ríos, con controles de identidad preventivos ilegales y masiva presencia policial en las comunidades.
En conversación con Resumen, Nelson Maripil, vocero de la Comunidad Cauñicú señaló "Acá está complicado el tema porque hace como una semana y media han estado controlando mucho y están dejando pasar solo funcionarios municipales" Es decir, las comunidades pewenches están viviendo en un estado de excepción "Para nosotros es bien complicado porque no se ve comúnmente, no estamos acostumbrados a este tipo de cosas de ver tanta presencia policial y tanto control de identidad" y agrega "personas que son de la zona y que van caminando -por caminos públicos- los están controlando. Yo creo que eso no es justo"
Desde el 27 de febrero la Comunidad Cauñicú comenzó un proceso de recuperación territorial sobre territorios ancestrales. Maripil explica "de febrero ingresamos acá a un territorio que nos pertenece y que nos ha pertenecido siempre y que está en manos de un particular -Pedro Esquerré. Llevamos varios días acá y estamos en un proceso de recuperación. Entramos con la mira de recuperar nuestro territorio, de quedarnos a vivir, de trabajar y de poblar. En eso estamos ahora, instalando a los pobladores que poco a poco han instalado sus casas." Pero no todo ha ido viento en popa "Nos han ido llegando amenazas de desalojo" y además, Maripil explica que los únicos que se han acercado a hablar son las policías y el propio particular: del gobierno, nada.
"La Policía de Investigaciones llegó acá, quiso entrar sin una orden a dialogar con nosotros mas que nada, pero yo creo que no son ellos las personas indicadas" declara. Según consigna el vocero, también se ha acercado Esquerré a negociar, pero lo cierto es que para los comuneros no hay alternativa más que utilizar los terrenos que hoy ocupan. "Nosotros queremos que se nos devuelva este territorio. Queremos recuperar este espacio, donde habitó gente mapuche pewenche y cuando llegaron los particulares ellos si hicieron tomas de territorio ilegales. Y ellos le llaman toma a lo que estamos haciendo ahora: esto no es toma, es una recuperación territorial."
Centrales hidroeléctricas
Junto al territorio recuperado por Cauñicú se encuentra en río Queuco, hoy amenazado por la instalación de centrales hidroeléctricas. De acuerdo al Ministerio de Energía, hay al menos 17 sitios a lo largo del río Queuco que presentarían "potencial hidroeléctrico". Por otra parte, una amplia zona en torno al volcán Callaqui y la Reserva Nacional Ralco, registra solicitud de concesiones geotérmicas en trámite. Hasta ahora, entre los proyectos energéticos reconocidos oficialmente, se encuentra la central hidroeléctrica de pasada Blanco, de la empresa Aakatei. Las comunidades del sector han denunciado que Colbún (empresa energética del grupo Matte), y Aaktei (empresa de propiedad del presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Centrales Hidroeléctricas, Pedro Matthei), entre otras, pretenden construir una serie de centrales hidroeléctricas de pasada a lo largo de este río, modificando los espacios que hasta ahora son la fuente de vida para las comunidades de Pitril, Cauñicú, Malla Malla, Trapa Trapa y Butalelbún.
«Estas amenazas están y algunas ya se han concretado, como la central Pangue, Ralco y Angostura. Ya nos están afectando y esa es la mira del gobierno después de todo, porque es el mismo gobierno el que impulsa estas centrales, de paso, minicentrales, etc. Eso de ninguna manera a nosotros nos ha dejado beneficios ni como comunidad ni como comuna.» Consultado por los efectos negativos que les han producido las centrales, Maripil explica «las centrales han llegado acá con la idea de matar la pobreza, de levantar algo, de sacar de este clima a la gente de la zona, pero ha sido todo lo contrario: tuvieron pan para hoy día y para el otro día no tienen nada. Se sumieron más en la pobreza, sacaron gente de esa zona y se la llevaron a otros territorios donde tienen que comprar la leña, pagar el agua, pagar la luz y eso los ha llevado a tener enfermedades, se han enfermado psicológicamente, han caído en el alcoholismo. Son cosas que no nos benefician en nada a nosotros, teniendo las centrales más grandes acá mismo, seguimos pagando la luz más cara. No hay ningún beneficio para la comuna ni para nadie».
Violencia en el Queuco
Respecto a posibles ofertas realizadas por latifundistas y empresas energéticas para que abandonen el lugar, el vocero señala «estos tipos son así: te buscan por todos lados, te tiran una propuesta, te amenazan. Pero nosotros nos mantenemos firmes con nuestra postura: acá pase lo que pase nos vamos a quedar. Si el gobierno nos ataca, nosotros vamos a atacar. De hecho nosotros fuimos claros desde un principio en los comunicados que entregamos a otros medios de comunicación y es que si el gobierno nos ataca, nosotros vamos a atacar: queremos todo pacíficamente y que se solucione rápido este problema, porque nos ha generado conflicto: ha corrido sangre, murieron personas y aún así el gobierno no ha dado solución»
En el cajón del Queuco, dirigentes pewenches que participaban en recuperaciones de tierra, fueron asesinados hace poco más de una década en el fundo San Luis del sector Cauñicú. Durante la noche del sábado 13 de julio de 2002, los hermanos, Agustina y Mauricio Huenupe Pavián y un grupo compuesto por al menos 20 personas más, principalmente niños, fueron atacados por cerca de un centenar de personas, entre comuneros de Cauñicú y colonos que reclamaban las tierras. Estos predios habrían sido entregados a otros comuneros de Cauñicú por medio de la CONADI, institución que estuvo actuando como propiciadora del conflicto. La comunidad de Malla Malla denuncia que el crimen se desarrolló a vista y paciencia de carabineros, y que podrían estar involucradas autoridades regionales e instituciones de gobierno, ya que prestaron apoyo lógistico a los comuneros de Cauñicú que perpetraron la masacre. A ellos se agrega Jorge Suárez Marihuan, hermano de Segundo Suárez, lonko de Malla Malla, quien murió en extrañas circunstancias, puesto que su cuerpo apareció el día 11 de diciembre del 2002 en la ribera del río Queuco, luego de transcurridos algunos días de su desaparición. Según consta en el informe forense, la causa de muerte no fue inmersión, sino lesiones provocadas por terceros. De acuerdo a antecedentes aportados por la familia, un individuo no identificado, supuestamente agente de inteligencia policial, habría entregado dinero a dos colonos del sector para llevar a efecto la operación de eliminar al comunero. Sin embargo, los testimonios se refieren a una golpiza que habría provocado la muerte de Suárez Marihuan y luego su cuerpo habría sido arrojado al río Queuco.
Recuperación territorial
«Nosotros vivimos de esto, vivimos de la tierra, entonces si no tenemos tierra, no tenemos vida. Queremos que devuelvan la tierra, pero el particular tiene los derechos de agua ¿Qué vamos a hacer sin agua? Por ningún lado el particular quiere perder, a pesar de todo lo que sacó» Y agrega «Yo no sé donde está el gobierno, que dicen que hicieron una ley que nos ampara. Esa ley está modificada a la conveniencia de ellos no más ¿A quién le consultaron?» señala Maripil. A pesar de toda la demagogia en torno a los «pueblos originarios», las comunidades de Alto Bío Bío viven una realidad completamente distinta. Con su forma de vida amenazada por los avances de un extractivismo desbocado, se han visto en la obligación de recuperar por sus propias manos sus derechos ancestrales. «Nos cansamos del diálogo -esgrime el vocero- son 3 veces que se ha intentado recuperar este terreno. El primero fue en los 70 cuando se recuperó legalmente, con los papeles. En el 73, eso quedó en nada, se perdieron los cabecillas, se perdieron los papeles y el particular volvió a tomar su puesto. En el año 2000 se dio otro intento, donde había entregado el territorio, pero hubo el conflicto que generaron entre las comunidades.» Agrega que el gobierno interviene ofreciendo terrenos lejanos a donde se encuentran, les hace cursos para que cambien su forma de pensar, etc «Es el mismo gobierno el que está intentando matar nuestra cultura con sus proyectos, dándoles tierra afuera […] Nosotros como jóvenes somos respaldados por la comunidad y por las otras comunidades. Estamos con eso de recuperar autonomía, de reivindicarnos, esa es la idea».
Foto: Corporación 4 de agosto