El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos Álvaro Mesa Latorre, condenó al ex suboficial del Ejército Benjamín Rodemil Farías Lavín por su responsabilidad en el delito de homicidio calificado, en carácter de lesa humanidad, de víctima no identificada. El crimen fue perpetrado entre enero y febrero de 1974, en la comuna de Villarrica, provincia de Cautín.
Por Darío Núñez
En la resolución (causa rol 39.296), el ministro en visita sentenció a Farías Lavín a la pena de 12 años de presidio y las accesorias legales de inhabilidad absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, en calidad de autor del delito.
En la investigación judicial el ministro Mesa Latorre logró establecer que inmediatamente ocurrido el golpe militar de septiembre de 1973, el control de la provincia de Cautín fue ejercido por efectivos del ejército, erigiéndose como Intendente el coronel Hernán Jerónimo Ramírez Ramírez, comandante del Regimiento "La Concepción", de Lautaro, y como Gobernador el coronel Pablo Iturriaga Marchesse, comandante del Regimiento de Infantería N° 8 "Tucapel", de Temuco.
En el Regimiento "Tucapel" se instaló un campo de detenidos políticos donde las personas detenidas permanecían recluidas y sometidas interrogatorios y tormentos. Durante los últimos meses de 1973 hubo en el "Tucapel", un detenido que permaneció por alrededor de dos meses en custodia del servicio de guardia del regimiento, en una dependencia anexa denominada "prevención". Según testimonios de prisioneros sobrevivientes esta persona era de contextura delgada, tez morena, 1.70 m., de estatura aproximadamente; además, de las conversaciones que testigos sostuvieron con ella, se observaba bastante conocimiento de la ideología de izquierda, muy instruido, y que, al parecer, ocupaba un alto cargo dentro de la militancia que ostentaba; su rostro era delgado, de cara no muy larga, no era ni gordo ni flaco, de una contextura deportiva; su edad estimada era entre los 25 y 35 años.
Igualmente lo pudieron ver varios soldados que, como testigos, señalan que nunca recibió visitas, no teniendo claro si era de Temuco o de otra ciudad; se le apodó en el regimiento como el "telefonista" o el "nortino".
Las compañías que integraban el Regimiento "Tucapel" eran enviadas, en ocasiones, a distintos lugares de la región con el fin de realizar patrullajes y campañas militares. Es así que la compañía contraguerrillas fue enviada a instrucción militar a la ciudad de Villarrica en los primeros meses del año 1974; estaba compañía estaba al mando de un teniente de apellido Velásquez, quién era comando y que llegó en fecha posterior al 11 de septiembre de 1973 a Temuco, y que, además, la conformaban entre otros los clases Heraldo Espinoza Elgueta, Manuel Segundo Mora Torres, Rafael Lizama Saldías y el cabo Benjamín Rodemil Farías Lavín, recién llegado de la escuela de formación, y una dotación de entre 30 a 40 soldados conscriptos, seleccionados de diferentes compañías.
Mientras se encontraba la compañía contraguerrillas de instrucción a orillas del Lago Villarrica, llegó un camión militar con un detenido con su vista vendada, siendo reconocido por otros prisioneros como aquella persona que había estado en la sala denominada "prevención" en el Regimiento "Tucapel" de Temuco.
El detenido no identificado fue entregado al teniente Velásquez por parte del chofer del camión, dándole a entender que aquél debía ser eliminado. Acto seguido, el teniente Velásquez procede a realizar un sorteo con papeles doblados, uno con la palabra SI y los demás con la palabra NO, tomando los clases y el oficial un papel, y quién tomara el papel con la palabra SI debía ser quien ejecutara al detenido, resultando sorteado el clase Lizama Saldía para la ejecución. Éste clase se negó a cumplir esa labor, ofreciéndose para tal encargo el cabo recién llegado Benjamín Rodemil Farías Lavín quién señaló que sería el N° 24 en su lista de ejecuciones, según declaraciones de otros clases.
Luego, comenzando el atardecer, el detenido fue puesto sentado y con su vista vendada a las orillas del Lago Villarrica, mirando hacia el lago, mientras que el teniente Velásquez, Espinoza, Lizama y Mora se posicionaron detrás del detenido a un metro de distancia. Posteriormente, el cabo Benjamín Rodemil Farías Lavín sacó su pistola Stagger 9 mm y puso el cañón en la parte que une la cervical con el cuello, procediendo a disparar el arma, provocándole la muerte inmediatamente.
Enseguida, se le amarró una cuerda al cuerpo con la finalidad de que hiciera peso y quedara en la profundidad del lago, por lo que el teniente Velásquez y el cabo Benjamín Rodemil Farías Lavín trasladaron el cuerpo en un bote hasta una parte profunda del lago, donde lo lanzaron para que se hundiera. A su regreso, el cabo Benjamín Rodemil Farías Lavín comentó que el teniente Velásquez, con un corvo, abrió el vientre de la víctima y de esta forma lo arrojaron a las profundidades del lago Villarrica.