Desde que ingresó por segunda vez el proyecto Copiaport-E al sistema de evaluación ambiental el año 2020, se decía que Eike Batista ya no estaba al mando y que era otra empresa la propietaria. Sobre cuál empresa era algo desconocido hasta ahora. Pero da lo mismo que esta u otra empresa sea la propietaria, el proyecto no es ecológico como dice el comunicado de prensa divulgado por algunos medios de comunicación.
Por Cecilia Aguilera
Y el comunicado de prensa es un «téngase presente que mi proyecto está vigente», y que según ellos tiene muchas virtudes para los ojos de los inversionistas. Es un hito comunicacional.
¿Por qué indicamos esto? Porque como lo reafirma el comunicado, el proyecto sigue en evaluación ambiental, que hace muy poco tuvo un nuevo proceso de participación ciudadana en donde se presentaron nuevas observaciones y reiterando otras que vienen de antes. Al respecto, el Servicio de Evaluación Ambiental, a través del informe consolidado llamado ICSARA, le pidió a la empresa que realice una nueva modificación a través de una nueva Adenda.
La empresa pidió la suspensión de la evaluación del proyecto para poder realizar la tercera adenda en seis meses, requerimiento que fue aceptado por el Servicio de Evaluación Ambiental, hasta el 13 de septiembre de 2024. Pero lo que no se ha difundido es que el Servicio de Evaluación Ambiental abrió un proceso de Consulta Indígena, para las comunidades que participaron del proceso de participación ciudadana a través de la presentación de observaciones (como la Comunidad Indígena Diaguita Copayapu, Comunidad Indígena Diaguita Chipasse Ta Nay Co y de la Organización Social, Deportiva y Cultural Changa de Caleta Pajonales de la comuna de Copiapó).
De hecho ya está publicada la Resolución de apertura de la consulta indígena, pero al momento en que se escribe esta columna no hay un cronograma asociado ni se visualiza alguna publicación al respecto (ver el proceso acá).
Si el proyecto sigue el curso de la evaluación ambiental entregando su tercera adenda y realizando la consulta indígena acotada, es muy probable que el proyecto pase con un Informe Consolidado posiblemente favorable y se vote en la comisión regional, probablemente favorable (esperemos que no sea así). Y si fuese así, nos llevaría a desarrollar la presentación de todas las acciones necesarias para frenar el cuestionado proyecto, al igual como lo hicimos contra el proyecto Andes LNG. Es decir, aún queda mucho camino por recorrer.
En este contexto, es fundamental desmentir el comunicado de prensa, indicando que no es un proyecto ecológico y que la empresa omite que hay un requerimiento que es anterior a que la empresa presentase al sistema de evaluación el proyecto Copiaport, el cual se desarrolló en 2020.
El requerimiento en cuestión es la solicitud que el municipio de Copiapó realizó para que la Bahía Chascos sea declarada como Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos en el año 2018. A razón de aquello, es fundamental volver a plantear la gran biodiversidad de la Bahía y de su entorno, la cual ya se enfrenta a una región donde existen puertos con capacidad ociosa, siendo innecesario una nueva infraestructura de este tipo
Por otro lado, es fundamental la transparencia -hoy inexistente- sobre los compromisos económicos de Copiaport-E con los sindicatos de pescadores de la zona, quienes hoy se han posicionado a favor del megapuerto y contra el área marina costera protegida.
Hoy, mientras Copiaport-E se encuentra en los titulares de grandes medios, la propuesta de área marina costera protegida de Bahía Chascos duerme en la evaluación del Comité de Áreas Protegidas a nivel central.