[resumen.cl] Con 11.418 casos activos y alrededor de 100 muertes diarias, el escenario actual de la pandemia en Chile es muy complejo, sobre todo desde el Biobío al sur donde se presenta la mayor tasa de incidencia. Sin poder reducir los números, el Minsal ya habla una «segunda ola» para enero, lo que en realidad correspondería a un nuevo peak pues la primera ola está lejos todavía de ser controlada.
Como la situación había estado considerablemente estable en la Región Metropolitana, los grandes medios santiaguinos impusieron su realidad a todo Chile y se dejó de hablar de la crítica situación de la pandemia, por lo que en muchos periodistas y comentaristas de televisión causó gran sorpresa las proyecciones del Minsal respecto a un escenario de «rebrote» o «segunda ola» para la segunda semana de enero.
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"En el escenario más catastrófico, para la primera semana de enero podríamos llegar a tener 9.560 nuevos casos diarios", señaló en un balance el ministro de Salud, Enrique Paris. En este sentido, el jefe de la cartera indició a El Mercurio que el «gabinete de expertos» de Salud y Redes Asistenciales proyectaron tres escenarios posibles:
El menos grave sería "la posibilidad es que entre el 10 y el 12 de enero tengamos más o menos 2.452 pacientes en las UCI, pero entre pacientes Covid-19 y no Covid-19. Y eso se asocia a un peak de pacientes de 3.026 nuevos casos diarios".
Un escenario más complejo "lo hemos calculado con 6.600 pacientes diarios, lo que nos llevaría a una posibilidad de entre 3.200 a 3.500 pacientes en UCI. Es decir, eso excede en 300 las camas que nosotros tuvimos habilitadas, como máximo, el 9 de julio del 2020, que fueron 3.216".
Mientras, en la situación más grave el equipo contempla que con 9.560 casos diarios "entre el 12 y 28 de enero tendríamos cerca de 3.400 a 4.200 camas UCI ocupadas entre Covid-19 y no Covid-19, lo cual significa casi 1.000 camas más con respecto peak".
Evitar repetir lo que se hizo mal
A pesar del criticado manejo de lo que va de pandemia tanto por especialistas y el propio Colegio Médico -y que tiene al país con 20.439 personas muertas- Paris anunció que el plan para enfrentar este escenario es repetir lo realizado durante el primer peak: la expansión de camas, complejización de unidades distintas a las UCI y la compra de nuevos 3.500 ventiladores mecánicos. Si bien esto permitiría vistosidad política como «gestión», reiteradas voces de epidemiólogos llevan meses señalando que las pandemias no se combaten en los hospitales, sino con medidas preventivas que eviten llegar a esa instancia.
En declaraciones recogidas por La Tercera, el secretario nacional del Colegio Médico, José Miguel Bernucci, es señaló que: «ojalá podamos haber aprendido sobre la experiencia del hemisferio norte y la experiencia propia, con lo que ha ocurrido en el sur del país, pero por lo que sabemos hasta ahora, el foco se vuelve a poner sobre lo hospitalario más que en lo preventivo. Cortar la cadena de transmisión evita contagios, salva vidas humanas y a la vez, es mucho más eficiente", e hizo hincapié en la situación de los trabajadores y trabajadoras de la salud, al indicar que "Hay mucho personal que no se ha tomado sus feriados esperando que la situación epidemiológica se calmara".
Por su parte, Tomás Regueira, past-president de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, afirmó en el mismo medio: "Antes de la pandemia teníamos 900 camas de intensivo, ahora tenemos 2.200 y están ocupadas 1.850. Estamos hablando de que enfrentaríamos un rebrote con la capacidad ya expandida. Cuando el ministro sugiere que hay que aumentar las camas, esto va a ser a expensas de cuidados intermedios, pediatría, cardiología, pabellones y aumenta la mortalidad". También señaló que "Esta pelea se gana en la salud pública, en la calle, no en los hospitales. Está en manos de cada persona y del gobierno, y en las estrategias que no nos permitan recaer", en la línea que plantean los y las expertas desde hace meses.
Entonces, ¿qué se debe hacer?
Intentar controlar la circulación del virus a estas alturas es muy difícil, fue una valiosa etapa desperdicia en el estadio inicial de la pandemia durante marzo o abril.
La situación más compleja en este momento se vive desde el Biobío al sur. Por ejemplo, La Araucanía ya cuenta con prácticamente ala totalidad de camas UCI ocupadas y ya se están planeando el traslado a centros hospitalarios a otras regiones. Por su parte, la Región del Biobío presenta una tasa de incidencia de 129,3 casos por cada 100.000 habitantes y se ha posicionado de manera sostenida en estos meses como la segunda con más casos activos, apenas detrás de la Región Metropolitana pero con un tercio de su población.
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Además de evitar los mensajes como los de Cecilia Morel en que llama a la población adulto mayor a viajar o los excesivos comerciales de navidad que sólo generan angustia en la gran cantidad de gente que perdido su perdido trabajo o disminuido su renta e invitan a generar aglomeraciones en los centros comerciales, una de las medidas preventivas que se deben aplicar es la realización de cuarentenas efectivas, no las que se han hecho hasta ahora.
Con un porcentaje de trabajo informal que este año ha rondado entre el 22,3% y el 28,8% según los datos de la encuesta nacional de empleos del INE, más los trabajadores independientes (o pequeño-propietarios), la maquinaria extractivista que no se detuvo -que mantiene coincidentemente a los territorios donde operan con altos índices de contagios (minería, forestales, pesca, salmones, etc.)- y con el creciente desempleo, la única forma de plantar una cuarenta real que permita quedarse efectivamente en casa y tener asegurado el poder comer es a través de una renta básica universal y suficiente garantizada por el Estado, no un nuevo «IFE», política fracasa al ser en extremo focalizada y que dejó fuera a la mayoría de la población.
Para evitar micros llenas de gente yendo a trabajar deben tener la seguridad que quedándose en casa podrán sostener la vida mientras dure la cuarentena, que por cierto, será más corta si se hace realmente efectiva, como ocurrió en Nueva Zelanda o Corea del Sur, pues las cuarentenas pierden efectividad al extenderse indefinidamente y producen un desgaste sicológico tremendo.
Que sea universal significa para todo el mundo, sin postular, y suficiente que su monto no debe ser inferior a 450 mil pesos, que es la cifra que el mismo Estado de Chile define como la línea de la pobreza. El Estado debe comenzar ya a plantarse estas alternativas para evitar que esta tragedia humana que tiene más de 20 mil muertes siga creciendo.