La sentencia de la Corte Suprema de rechazar un recurso de protección impuesto por 9 organizaciones de pescadores artesanales de Coronel, vino a ratificar el rechazó que ya habían sufrido en la Corte de Apelaciones de Concepción.

Llama la atención la superficialidad del falló, pues la Corte no entregó mayores argumentos acerca del rechazo al recurso. Los pescadores artesanales denunciaron a través de sus representantes legales, que Santa María ha destruido la vida de un sinnumero de especies ocasionada por la acumulación de biomasa en el ducto de aducción del sistema de refrigeración de la termoeléctrica. La evaluación de estos riesgos no fue ni siquiera advertida, pues el encargado de esta labor, en este caso Sernapesca, ni siquiera fue considerado por la ex Corema en la evaluación ambiental del proyecto termoeléctrico. El mismo vicio que se produjo al aprobar la ampliación del proyecto de generación de energía sin considerar al mencionado organismo.

Hay una superficialidad y ligereza sospechosa en el caso, porque tras la entrega de estos importantísmos antecedentes, la Corte Suprema ni siquiera pidió más informes acerca de esta situación. Parece ser que la presión de la clase política y el gobierno sobre el poder judicial, surte su efecto cuando se tiene la posibilidad de paralizar proyectos energéticos. Sobretodo cuando la movilización social parece haber disminuido o desaparecido.

Es evidente la importancia de la evaluación de los impactos que generan estos megaproyectos en los recursos hidrobiológicos del sector, sustento laboral de muchos Coronelinos, espacio de recreación y esparcimiento de la población, es evidente lo valioso que es para la comuna en general el mar.

Pero para Santa María, de Colbún, la Corte de Apelaciones de Concepción y la Corte Suprema esa valoración está lejos de ser respetada.