Tras el referéndum independentista del 1 de octubre, Cataluña volvió a estremecerse con una huelga general 2 días después como respuesta a la represión sufrida durante la jornada electoral. El Estado español trató infructuosamente de impedir esta movilización -por la fuerza- debido a la amplia convocatoria generada por los partidos y organizaciones sociales catalanas y su masiva respuesta popular.
Incluso antes de la votación, la izquierda catalana -articulada en las CUP– señaló que responderían a la violencia del Estado con una Huelga General, lo que constituía todo un desafío, ya que si bien el independentismo tiene una importante incidencia en el mundo político, social y cultural, como en ninguna de las otras naciones ibéricas controladas por España, en el plano sindical en Cataluña siguen siendo mayoritarias las dos centrales sindicales españolas: UGT y CC.OO, por lo que probablemente fue éste ámbito el eslabón mas débil de la izquierda independentista (mientras que en el caso vasco sucede lo contrario, donde son las centrales independentistas ELA y LAB las mayoritarias).
Otra particularidad es la fuerte presencia que tienen las ideas anarquistas en Cataluña, fragmentadas en dos pequeñas centrales, las CNT y CGT. El tema nacional es un asunto complejo de abordar para las organizaciones anarquistas, sin embargo fueron ellas las primeras organizaciones sindicales en sumarse a las centrales independentistas intersindicales CSC, COS e IAC en la huelga general.
Pese a todas estas complejidades, la convocatoria fue extraordinaria y superaron todas las expectativas, el paro tuvo un acatamiento superior al 80% en toda la región, generándose además una serie de concentraciones masivas en las principales ciudades de Cataluña, en algunas de cuales son las mayores de la que se tenga registro, como las de Lleida y Tarragona, sólo en Barcelona la manifestación era de 700 mil personas según la policía. Y es que el cinturón obrero de las principales ciudades catalanas está conformada por inmigrantes, mayoritariamente españoles, pero el nivel de movilización en esta huelga muestra sin duda que incluso esa barrera sicológica se está rompiendo, no sólo con los nietos de andaluces o extremeños, sino que con los hijos, incluso con aquellos que ellos mismos nacieron fuera de Cataluña.
Ciudad catalana de Girona
El Estado español sin iniciativa, se escuda exclusivamente en la represión, hace unos días el rey en un discurso a la nación, terminó de dinamitar el último puente posible de diálogo, ordenando al partido de gobierno emprender las acciones para terminar con la rebelión catalana. Esto implicará la aplicación del muy controvertido Artículo 155 de la Constitución española, que permite intervenir las autonomías regionales, como la de Cataluña. La aplicación de éste puede ser total o parcial, lo que implicará que lo procesos judiciales continuarán en juicios por sedición e ilegalización de los partidos catalanes. Ante esto, se arrincona a la política regional para mantener la autonomía a seguir adelante con el desafío independentista y declarar unilateralmente la independencia como ya lo han anunciado, para este próximo lunes.
Al parecer ya no hay vuelta atrás, el tan temido choque se produjo y las consecuencias de èste aún están por verse. Europa sigue tomando palco, se niega a mediar, llama a los catalanes a respetar la constitución española y al gobierno español a respetar las libertades civiles y evitar la represión. Si la situación sigue adelante, los países de la Unión Europea deberán tomar partido, el cuándo dependerá del devenir de los acontecimientos que en estos días en Cataluña van a toda velocidad.