El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba ha llegado a su fin. Tras unas intensas jornadas de debate y reflexión colectiva, los delegados aprobaron ayer los documentos finales que guiarán a partir de ahora los cambios y transformaciones internas de la Revolución. Un Congreso, por lo demás, que ha venido a ratificar una dirección de continuidad, basada en la llamada «generación histórica», que regirá los destinos del Partido hasta la próxima Conferencia del PCC, cuya celebración está prevista en enero de 2012.
Durante el mismo, el presidente cubano, Raúl Castro, fue confirmado como primer secretario de la formación, reunida por primera vez en 14 años. El mandatario cerró así el relevo en la cúpula cubana, iniciado después de que su hermano Fidel dejase sus cargos como presidente del país y líder del partido tras una grave enfermedad en verano de 2006. El buró político ha sido reducido de 24 a 15 miembros, tres de ellos nuevos.
Los debates en las cinco comisiones (modelo de gestión económica; aspectos globales de la economía; política social; políticas sectoriales; e infraestructuras y construcción), fueron retransmitidos parcialmente por la radio y la televisión cubanas y en ellos se han podido observar intensos intercambios de opiniones (y diversidad de posicionamientos en las votaciones) con el objetivo de precisar el alcance de los diversos lineamientos económicos y sociales.
Las intervenciones de muchos de los delegados participantes se refirieron a la «implementación», es decir, a la forma de poner en práctica muchas de las decisiones en discusión. Al mismo tiempo, los debates sobre la necesidad de aplicar las nuevas normas de acuerdo a las diferentes realidades territoriales, han puesto en evidencia que la diversidad del país, tanto social como económica, genera una amplia inquietud social, por lo que es de prever que en un futuro cercano los organismos del poder popular, las administraciones provincial y municipal, adquieran un renovado protagonismo, como instrumentos de adaptación y descentralización de las políticas nacionales adoptadas.
En su discurso final Raúl Castro incluyó importantes aclaraciones como, por ejemplo, la hoja de ruta a aplicar tras los resultados del Congreso, es decir, la necesaria ratificación de los lineamientos adoptados en la cita partidista por parte de la Asamblea Nacional, depositaria legal de la voluntad y de la soberanía populares, a partir de lo cual deben comenzar a tomar cuerpo en forma de reformas a la normas vigentes o de nuevas leyes.
Cambios desde el socialismo
El nuevo primer secretario del PCC también puso énfasis en que la finalidad última del amplio conjunto de reformas aprobadas es perfeccionar y modernizar el sistema socialista vigente, no conducir al país hacia el capitalismo.
«Asumo mi última tarea con la firme convicción y compromiso de honor de defender, preservar y seguir perfeccionando el socialismo y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista», subrayó.
Y en esa dirección afirmó que «se cambiará todo lo que haya de ser cambiado» de manera paulatina y sin apresuramientos, teniendo muy en cuenta, al mismo tiempo, los previsibles costos sociales de algunas de esas reformas, como pueden ser la reducción de plantillas en el sector estatal o la eliminación de la libreta de abastecimientos.
«Estamos convencidos de que el principal enemigo que enfrentamos y enfrentaremos serán nuestras propias deficiencias y que, por tanto, una tarea de tamaña dimensión para el futuro de la nación, no podrá admitir improvisaciones ni apresuramientos», señaló.
Mención aparte merecen las posibles lecturas que pueden suscitar la elección de un buró político y un secretariado del partido esencialmente continuista, donde la denominada «generación histórica» de la Revolución sigue ocupando los espacios más importantes, aunque el mismo Castro precisó en su intervención que esa decisión había sido tomada de manera plenamente consciente, l tiempo que adelantaba que la renovación de cuadros y dirigentes, que deben ser los continuadores naturales del este proceso político, se irá haciendo de forma progresiva y será visible en la Conferencia especial del PCC de 2012.
Por el momento. lo que sí se puede verificar es que la renovación del comité central ha sido amplia y entre sus 115 integrantes abundan caras nuevas y bastante más jóvenes que las habituales, aumentando considerablemente también el número de mujeres, cuya presencia aumente del 17% al 45%.
Las discusiones, debates y discursos del VI Congreso han sido seguidos con sumo interés por la mayoría de la población cubana, consciente de su importancia tanto para los destinos del país como para la transformación de sus vidas cotidianas. Las expectativas sociales en este sentido adquieren tendencias muy diversas, atendiendo a la heterogeneidad que ha ido adquiriendo la sociedad cubana en estos últimos decenios, siendo aún muy pronto para valorar reacciones y lecturas más profundas.
A partir de ahora será la dinámica diaria de decisiones legales, cambios administrativos y nuevas normativas y sus consecuentes aplicaciones en la práctica, las que vayan marcando la pauta a los cubanos del alcance real de estas reformas y en qué medida afectarán a sus vidas y a sus expectativas personales o políticas.
La revolución cubana ha decidido apostar por un camino propio de cambios internos buscando recomponer consensos sociales y políticos en torno a un modelo de desarrollo que posibilite el mantenimiento y la perfección del propio proceso.
La presencia en la clausura de Fidel Castro, que por propia voluntad deja de formar parte del comité central por primera vez desde la creación del PCC, fue recibida con una larga ovación por parte del millar de delegados puesto en pie. Una importante decisión simbólica que sitúa a Fidel como un referente esencial del proceso iniciado en 1959 pero ya sin ningún tipo de responsabilidad política directa en este nuevo tiempo que ya se ha puesto en marcha.
«Fidel es Fidel y no precisa de cargo alguno para ocupar siempre un lugar cimero en la historia, presente y futuro de Cuba», sostuvo su hermano Raúl.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se dirigió ayer a través de una declaración escrita a los participantes en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), a los que transmitió que «el socialismo es la única vía para la salvación de la humanidad», y dedicó palabras de afecto al ex presidente cubano Fidel Castro, al que calificó de «Quijote infinito».
A través de un portavoz de su Gobierno, Chávez volvió a defender las bondades del socialismo en América Latina. «El socialismo es la única vía para la salvación de la humanidad», subrayó el mandatario bolivariano, en una carta en la que también destacó las uniones entre Cuba y Venezuela, incluso desde la lucha por la independencia ante el colonialismo español.
Recordó que Cuba, con el «heroísmo del pueblo de José Martí» y la «sabia inducción de Fidel Castro», logró que «el imperio mordiera el polvo», y resaltó que el «alma libertaria» en Cuba ha sabido crecerse ante las adversidades, «de ahí la grandeza del pueblo cubano». «El imperio yanqui se ubica en un extremo de la historia y en el otro los pueblos que no descansaremos hasta lograr la paz y la igualdad», señaló Chávez, quien defendió que las naciones hermanas deben triunfar en su camino hacia la revolución, informó TeleSur.
Ahora comienza, según Chávez, una etapa de ideas revolucionarias que permitirán consagrar «la fuerza inspiradora de Fidel», a quien consideró un «Quijote infinito». «El socialismo lo lleva en su esencia y en la cualidad de sus fundamentos», apostilló. GARA