Hasta Tegucigalpa llegaron Lula da Silva (Brasil), Claudia Sheinbaum (México), Gustavo Petro (Colombia), Luis Arce (Bolivia), Miguel Díaz-Canel (Cuba), Yamandú Orsi (Uruguay) y Bernardo Arévalo (Guatemala), para reflotar la unidad latinoamericana en momentos de abierta agresión imperialista de los Estados Unidos.
Por Joaquín Pérez
Esta semana se realizó en Tegucigalpa, capital de Honduras, país que preside temporalmente la organización, una nueva cumbre de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un intento de organización internacional de Estados al margen de la OEA, tradicionalmente dominada por los Estados Unidos. Fueron 11 jefes y jefas de Estado que llegaron hasta Honduras, gobernado por Xiomara Castro, entre ellos las tres principales economías de la región y los tres países más poblados además: México, Brasil y Colombia.
Como es de esperar, los países tradicionalmente sometidos a la política exterior imperialista de los Estados Unidos, envían figuras de segundo orden y aquellos países abiertos defensores de la indigna situación neocolonial que se les quiere imponer abiertamente se restan de las firmas de acuerdos, este año esa postura la asumieron los gobiernos de Argentina y Paraguay.
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, anfitriona del evento, fue enfática en su discurso de apertura: "No podemos seguir caminando separados mientras Estados Unidos redibuja su mapa económico sin preguntarse qué pueblos quedan atrás". Su llamado apuntó directamente a los efectos de la guerra de los aranceles impulsada por la administración Trump.
De los hechos más destacados de la cumbre, fue la reunión bilateral de Claudia Sheinbaum con Luis Ignacio "Lula" da Silva, la mandataria Mexicana, la más popular del planeta y cuyo prestigio internacional se ha realzado en los últimos meses, con su actitud firme frente a las amenazas de Trump contra su país y en defensa de la soberanía de Panamá sobre el canal, manifestó: "Brasil y México somos economías clave y hay muchas posibilidades de complementación, especialmente en sectores como el automotriz y el farmacéutico", proponiendo convocar a una "Cumbre por el Bienestar Económico de América Latina".
Por su parte, Luis Ignacio "Lula" da Silva, afirmó: «Ningún país tiene condiciones de negociar con los Estados Unidos. Tenemos que priorizar nuestra relación. Intentar fortalecerla. Todos nosotros somos solidarios con Cuba desde hace 50 años. Luego terminamos las reuniones y no hacemos nada. Entonces es importante que nosotros nos hagamos fuertes».
Yamandu Orsi, presidente de Uruguay, bregó por la reclamación de soberania de la Argentina sobre Las Malvinas, cuestión que Milei no defiende en ningún foro internacional.
La cumbre terminó con el traspaso de la presidencia pro tempore de Honduras a Colombia, cuyo presidente Gustavo Petro manifestó: "Nos van a destruir o nos vamos a autodestruir si actuamos solos".
La larga lucha por la independencia y la Unidad Latinoamericana, sigue su curso, con traidores con siempre los ha habido y con cobardes que miran desde la segunda línea, mientras llaman por teléfono al amo Trump para, como afirmó, "besarle el culo».