En el campamento Ebenezer, del Fundo Coihueco en Penco, los temporales de viento y lluvia han estado marcados por un retroceso al pasado. Los techos de las mediaguas son una nueva versión de las tradicionales «fonolas»; planchas de cartón impregnado en alquitrán que, se supone, lo hace impermeable y resistente.
No obstante, la realidad dice lo contrario, pues los vecinos han tenido que amarrar las planchas a la mediagua para que ésta no se vuele, además de ver como el agua se filtra por las perforaciones de los clavos que la sujetan.
Juan Correa, presidente del campamento, plantea que hace más de un mes que piden que se les cambie el techo, pero las autoridades no han respondido. «A lo mejor por ser muy pasivos, nos toman el pelo…» dice.
Juan cuenta que, producto de las filtraciones, vecinos siguen perdiendo sus artefactos domésticos y muebles. Además, la concentración de humedad y las dificultades para calefaccionarse ponen en riesgo la salud de las 43 familias que viven en el campamento.
Personal de la Municipalidad y del Gobierno han ido a decirles que comprarán un terreno de 20 hectáreas donde construirán 750 viviendas y que ellos estarían considerados en esta erradicación, pues los terrenos que habitaban en la población Baquedano fueron declarados inhabitables por el Sernageomin. Pero, hasta el momento, no hay nada seguro.
La incertidumbre agobia a los vecinos también en el plano laboral. Unas 20 familias tienen algún miembro cesante y 10 mujeres laburan en los cupos del Cuerpo Militar del Trabajo que finalizarán en septiembre.
Al ser consultados por su evaluación de la distribución de la ayuda institucional, los vecinos emplazan a las autoridades a decir donde se repartió, porque ellos no la han visto. Explican que han recibido mucho más auxilio de parte de particulares que, a través del Gobierno o la Municipalidad.
Foto: Fonola en mediagua del campamento.