Este martes, ad portas de cumplirse un nuevo aniversario del 12 octubre, fecha que simboliza el inicio del despojo para todos los pueblos originarios del continente, la red de apoyo a las comunidades mapuche que han emprendido procesos de recuperación territorial organizó un Foro llamado «La lucha por el territorio y soberanía mapuche en el contexto de huelga de hambre de los presos políticos».
En esta instancia, en la Facultad de Humanidades en toma por sus estudiantes, expusieron diversos representantes de comunidades mapuche que hoy están bajo el asedio del Estado chileno y sus instituciones represivas. Buscan dar castigos ejemplares e imponer el miedo en las comunidaes, sin embargo el proceso de lucha por recuperar el territorio, no se ha detenido, al contrario ha sumado nuevas comunidades que han experimentado el engaño y lo inconducente de la institucionalidad chilena para abordar sus problemas.
En el lugar, Resumen conversó con Daniel Melinao, werken (mensajero) de la comunidad Wente Winkul Mapu, quien narra que han emprendido un proceso de recuperación territorial que contempla 2.500 hectáreas que les han usurpado el Estado y diversos latifundistas que hoy sacan grandes fortunas a partir del negocio forestal. De hecho, la forestal Arauco de propiedad de los Angellini y la forestal Mininco de los Matte, son quienes concentran la injusta propiedad de estas tierras.
Daniel cuenta que tienen Títulos de Merced, dónde el propio Estado chileno, luego de la invasión que llamó «Pacificación de la Araucanía», reconoce que la tierra que hoy disputan como de propiedad del Lof Chequenco, al que pertenece la comunidad. Lo que pasó después fue sencillamente robo, pues según la información recogida, lo más común era que familias potentadas inscribieran los límites de sus propiedades sobre los terrenos que les pertenecían a los mapuche, dejando a éstos mínimas extensiones de tierra.
Actualmente, los costos pagados por intentar revertir esta situación son ancianos, niños y mujeres heridas. El Kimche (sabio) de la comunidad que recibió perdigones en sus piernas y el comunero Segundo Montoya en una situación similar. Tienen 5 presos políticos y 4 de ellos están en una huelga de hambre que lleva 45 días hasta este martes. Daniel agrega que son 44 familias las que componen la comunidad y la mayoría de ellas está afectada por algún proceso judicial en su contra.
La necesidad de tierra es urgente. Daniel plantea que los jóvenes de la comunidad se declaran como mapuches sin tierra, pues deben vivir de allegados en las casas de sus familias, ya que sencillamente no hay espacio para que puedan iniciar una vida independiente. Además, lo reducido de su espacio y la erosión producto de las plantaciones foretales, les impide realizar cultivos de subsistencia, lo que constituye una amenaza a la economía de las comunidades.
Por estos motivos, la recuperación territorial es fundamental para la realización de el ser mapuche y valerse como tal, concluye Daniel.