Daniela Pacheco, chinchinera de Concepción: contribuimos a la construcción de una tradición en desarrollo

Con el proyecto "Rescate Patrimonial del Oficio de Chinchinera" la creadora y bailarina Daniela Pacheco logró llevar hasta escuelas, centros culturales y espacios públicos de la región una singular propuesta, en la que pone en valor a los músicos percusionistas y danzantes, únicos en el mundo: los chinchineros.

Sofía Fernández Mora

Cultores de un arte traspasado de generación en generación y casi exclusivamente entre hombres, durante los últimos años han captado la atención de las nuevas generaciones de músicos y artistas, como Daniela que busca compartir su proceso de aprendizaje, interesar a las nuevas audiencias y revalorizar la historia y esencia de este oficio resaltando no sólo la destreza técnica de quienes lo ejercen, sino además su poética, que sale a la luz al combinarlo con otros lenguajes como el audiovisual.

Diseñada especialmente para acompañar a los estudiantes en el reparo cultural post pandemia, esta itinerancia llevó a la Chinchinera de Concepción a irrumpir en los en los pasillos de las escuelas y llenar de ritmo lugares de tránsito, sorprendiendo a la audiencia de menor edad con algo que en muchos casos nunca habían visto y despertando en los adultos, enterrados recuerdos de su infancia, en la que el chinchero era comúnmente visto junto al -también tradicional- organillero.  Luego de cada presentación, Daniela se dio un tiempo para relatar la historia del oficio del Chinchinero y sus principales exponentes y posteriormente responder las preguntas del curioso público.

Financiado por el Fondart Regional 2022, la itinerancia contó con un equipo conformado por Nery Valenzuela en la producción general del proyecto, Sofía Fernández en fotografía y dirección audiovisual, Fernando Poveda en Refuerzo y registro sonoro, Paula Vidal en redes sociales y Ricardo Lara apoyo audiovisual.

Finalmente la experiencia culminará durante las próximas semanas con el estreno un microdocumental que da cuenta de la maravillosa obra, pero desde la perspectiva de quienes fueron testigos de las intervenciones, como un breve relato coral en el que una decena de personas van describiendo sus percepciones de principio a fin del espectáculo.

Daniela Pachecho, chinchinera.

¿Cuándo y por qué te interesaste por el oficio del chinchinero?

Me interesé en el oficio del chinchinero desde mis años de universitaria (2003) en el que hice una sesión fotográfica al chinchinero de nuestra región Waldo Carrillo, justamente en ese tiempo estaba estudiando danza y me parecía muy atrayente el oficio. Luego en el año 2016 necesitando un descanso en mi trabajo de bailarina, me reencuentro con el instrumento, lo que me pareció una tremenda oportunidad de reinventarme artísticamente y comenzar un aprendizaje que mezclara la danza y la música, ambas áreas que me sostenían en mi quehacer laboral.

¿Qué ves en este oficio que es importante de rescatar y difundir?

Rescatar la memoria, el desarrollo del oficio del Chinchinero como parte del folclor urbano, permitirle también ser parte del patrimonio no solo en compañía original al organillo. El Chinchinero por sí solo, hizo una tremenda evolución y camino, como un oficio independiente, para mi lo importante es dignificar los espacios de difusión en todos sus formatos, y que todos los niños y niñas de nuestro país tengan la oportunidad de conocerle.

¿Cuáles fueron las principales dificultades que encontraste en el aprendizaje de este oficio?

En primer lugar la acogida y competencia en un mundo masculino, luego superada la prueba, lo difícil fue dar continuidad a mi proceso de aprendizaje en tiempos de pandemia. Claramente si me ponía a esperar la presencialidad mi proceso perdía fuerza, por lo que hubo que sacar voluntad y creatividad para buscar nuevas formas de aprendizaje.

¿Quién fue tu maestra?

Justamente el año 2020 adjudiqué mi primera Beca Chile para el aprendizaje del Bombo chinchinero, donde mi maestra fue y continúa siendo Olga Carrasco, Chinchinera. Pero no quiero dejar de mencionar a Felipe Mejia, percusionista y baterista de la ciudad de Concepción, quien en paralelo a mi estudio con Olga Carrasco me facilitó clases el año 2020 y 2021, adaptando su método de enseñanza de percusión al set Chinchinero. Ambos han sido mis maestros en este oficio y en esta nueva arista mía de intérprete en la música.

¿Cómo fue el tránsito de la danza al chinchín?

Fue una transición muy cómoda, literalmente fue montarme una batería al cuerpo y buscar las formas de continuar un periodo de mi vida con él.

¿Qué cambia en el desarrollo o la enseñanza del oficio cuando son mujeres las que lo ejercen?

El aporte que damos al oficio desde la utilización de otros lenguajes artísticos, nuevas propuestas, creaciones, acciones, pero sobre todo contribuir a la construcción de una tradición que está en desarrollo: Las chinchineras.

¿Cómo fue la itinerancia que realizaste en escuelas y centros culturales de la región?

La itinerancia consistió en intervenir con una rutina tipo tradicional de Chinchin en los espacios comunes de las escuelas, en versión sorpresa y en otros casos nos estaban esperando. Luego de eso inmediatamente comenzaba una conversación modo mediación artística, terminando con preguntas de la comunidad escolar completa.

Lo diferente de esta itinerancia, fue la realización y debut de solista, difícil y fascinante a la vez. Pero totalmente apoyada con el equipo que sostuvo el proyecto: Nery Valenzuela en la producción General, con ella todo funciona. Fernando Poveda en refuerzo sonoro y en producción y postproducción audiovisual y gráfico, Grandiosa Estudio.

¿Qué proyectas para el futuro? ¿Seguirás profundizando en este oficio?

Actualmente continúo mis estudios con una segunda Beca Chile, más corta pero muy importante porque se enfoca en la rutina tradicional en espacio público. Esto mismo me ha llevado a cuestionarme los contextos y el público para quienes quiero llevar mi trabajo, y es acá donde quiero profundizar, llegar a sus corazones dar una alegría por último: me interesa el público infantil, el transeúnte común, el adulto mayor, llegar directamente a los barrios y las escuelas de nuestro país. Lamentablemente, el oficio del chinchinero tiene una temporada de trabajo muy corta, Fiestas Patrias, a mi parecer muy limitado y para ser sincera, una festividad que no me representa en todos sus contextos.

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