Los tripulantes de embarcaciones artesanales de San Vicente y Talcahuano que efectúan pesca de sardina y anchoa, estaban decididos ha movilizarse por precio justo por el valor de la tonelada de pesca. Efectuaron una demostración de fuerza que incluyo cortes de calle y barricadas en importantes vías de Talcuahuano, sin embargo el gremio artesanal contaba con una gran debilidad: Los armadores, o dueños de las embarcaciones artesanales, debió a la gran deuda que estos mantienen con las industrias pesqueras.
Ante la orfandad en que se encontraban los tripulantes de naves artesanales (menos de 50 toneladas) bajaron el movimiento el mismo día 23 de febrero, ante la alegría de empresarios y del gobierno que desde días previos al conflicto había mostrado un cerrado apoyo a los industriales.