Doble femicidio en Santiago reabre el debate sobre la violencia en el pololeo

Por Juan Contreras Jara / resumen.cl

La madrugada del lunes pasado fueron encontrados en su domicilio los cuerpos sin vida de Carolina Donoso Campos (53) y Gabriela Alcaíno (17), madre e hija que vivían en Maipú, en la región Metropolitana. Luego de las indagatorias realizadas por la brigada de homicidios de la PDI, Fabián Cáceres Aravena, ex pololo de Alcaíno, confesó el doble femicidio.

En abril de este año Gabriela terminó la relación amorosa con Cáceres, situación que configuraría un patrón constante en los últimos casos de femicidio ocurridos en el país. El agresor confeso, Fabián Cáceres Aravena, tuvo una denuncia previa por violencia en el pololeo durante el año 2015 en contra de una ex pareja, situación que le hizo abandonar el liceo y concluir su enseñanza media con exámenes libres.

Para Beatriz Ortiz, vocera de la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujer y Niñas Biobío 'uble, la violencia en el pololeo es cotidiana e invisibilizada ante la ley, porque "no hay ninguna que la aborde. Como hemos estado en la lucha estudiantil, hemos podido ver que es uno de los factores claves del problema de la violencia contra las mujeres".

 

La violencia naturalizada

 

Ortiz agrega que la violencia en el pololeo está normalizada y naturalizada, "las relaciones basadas en los celos, relaciones dependientes, que se controlan los WhatsApp, el Facebook, redes sociales en general. En estos aspectos de la cotidianidad, se expresa la violencia en el pololeo, que son violencias mínimas o básicas que atentan psicológicamente, sobretodo contra la mujer. Se generan estas relaciones viciosas, con poca autoestima de ambos, muy insegura y cerradas; donde las mujeres se excluyen de sus amistades, familia, de las cosas que les gusta hacer, etc".

Es importante destacar, afirma Beatriz, que la violencia en el pololeo es la antesala de la violencia más extrema contra la mujer, como por ejemplo, un femicidio. "Son los primeros síntomas de relaciones que pueden transformarse en femicidios o relaciones aún más enfermizas, que es lo que pasó con Gabriela. Ella ya veía toda esta situación y vio el problema, pero no tuvo como resolverlo, porque finalmente esta tan normalizado, que decir "mi pololo me hace esto o con me pasa esto", muchas veces es cuestionado. Ahora recién con las movilizaciones y la ola feminista se está desnaturalizando, pero es muy complicado tratarla ¿cómo lo dices? ¿quiénes son tus redes de apoyo?. Estos son los primeros atisbos de la violencia extrema"

 

La mujer como propiedad privada

 

Cabe destacar que al igual que en el caso de Soraya Sepúlveda, quien fue asesinada por su ex esposo, en su lugar de trabajo -ubicado en la Galería Caracol en pleno centro penquista este lunes 11 de junio- los femicidios de Carolina y Gabriela implican el mismo patrón, la imposibilidad por parte de los agresores de aceptar el término de la relación de pareja.

Sobre la similitud en estos tres casos de femicidio, Beatriz explica que "el agresor cree que tiene la propiedad sobre la mujer y no es psicológicamente capaz de asimilar que está perdiendo algo de su propiedad, por lo tanto, eso hace que su violencia sea mucho más extrema. Supuestamente, cometen actos de locura, muchas veces se dice que se volvió loco por amor, lo que haría que estas personas tomaran este tipo de decisiones. El agresor no es capaz de entender que la mujer tiene autonomía, derechos y puede decidir sobre ella: son las relaciones de dominación".

Hasta la fecha son 25 las mujeres que han muerto a manos de sus ex esposos o ex pololos. En mayo de este año se comenzó a agilizar en el senado la aprobación de la modificación de la ley de violencia intrafamiliar que incluiría las relaciones íntimas de pareja sin convivencia, o sea el pololeo, iniciativas que para Beatriz siguen siendo estériles.

La vocera explica que "estas normativas no van a solucionar el problema de fondo, que es la violencia machista estructural. Van a seguir sancionando o aumentando un poco las penas a los agresores, pero no trasforma la realidad. Por lo mismo nosotras somos súper críticas de la ordenanza de acoso sexual callejero, ahí también hay un tema de clase, o sea ¿quiénes van a ser sancionados? Son medidas punitivitas que no responden al problema de fondo".

La solución estaría, según Ortiz, en "una educación no sexista desde pequeños, donde socialicen de otra manera desde la infancia y su educación"

"Si no hay un proyecto no sexista desde la infancia, problemáticas como la violencia hacia la mujer no se detendrán" recalca la vocera de la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujer y Niñas BioBío 'uble.

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