[resumen.cl] En reiteradas ocasiones, tanto empresarios que buscan lucrar con ésta como autoridades políticas afines, han señalado que el agua de los ríos «se pierde al llegar al mar». Esta semana el candidato extremista, José Antonio Kast, también incurrió en el misma falacia. Un discurso que omite adrede la importancia de los ciclos biogeoquímicos en zonas costeras.
En octubre se estrenó el documental "RIO: Ríos influenciando al océano" que erradica la falsa creencia de que el agua de los ríos se desperdicia cuando desemboca en el océano.
El filme fue realizado por equipos de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), la Universidad de Concepción (UdeC), la Universidad del Biobío (UBB) y la Universidad Austral de Chile (UACh)
Un riguroso trabajo audiovisual con sólido respaldo científico, que evaluó las zonas de la desembocadura de los ríos Biobío, Valdivia y Puelo que influencian respectivamente las zonas costeras del Golfo de Arauco, la Bahía de Corral y el Fiordo de Reloncaví,
El encuentro del agua dulce con el agua salada del mar genera procesos físicos que moldean la circulación costera, la estabilidad de la columna de agua, la temperatura, la salinidad, el oxígeno y la disponibilidad de nutrientes, contribuyendo a mantener la riqueza y productividad del ecosistema costero.
Un río lleva al mar el conjunto de señales terrestres adquiridas a lo largo de su cuenca, material proveniente de un extenso territorio que pasará a ser parte del océano y seguirá su ciclo. Por lo tanto, la intervención en el caudal de un río tendrá consecuencias para el desplazamiento de organismos que viven en éste, modificará las tasas de sedimentación y la dinámica costera.
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Lejos de adoptar prácticas sustentables de uso de agua en actividades como la agricultura o la minería, empresarios han propuesto proyectos orientados a satisfacer la demanda hídrica para desarrollar iniciativas experimentales e irresponsables, que no cuentan con respaldo científico y con una envergadura que podría incluso empeorar el escenario de crisis hídrica. Uno de estos proyectos es la denominada «carretera hídrica» que pretende emplazar la Corporación Reguemos Chile, patrocinada por empresas nacionales y transnacionales del rubro agroindustrial, minero, de la construcción y de la industria cárnica.
Según la información de la propia Corporación, esta «carretera» conduciría agua desde la región del Biobío hasta la región de Atacama. A través de este trayecto, se aprovisionarían embalses para el riego necesarios de la agroindustria y, finalmente, se entregaría agua para actividades mineras. Aunque la Corporación afirma que este proyecto contribuiría a «diversificar la matriz productiva» del país, en realidad, todas actividades se dirigen a la extracción y exportación de productos primarios.