[resumen] Cuba nunca esperó que la salvación llegara desde los laboratorios de China o Rusia, mucho menos de las grandes farmacéuticas occidentales (Pfizer-AstraZeneca-Moderna). Desde un inicio apostó por su propio desarrollo científico en el campo de la salud, a pesar de los duros momentos que vive la isla, tras las medidas adoptadas por el gobierno de Donald Trump que agudizaron el bloqueo económico que Estados Unidos mantiene por más de 5 décadas contra la nación caribeña.
No en vano el nombre de la primera vacuna desarrollada contra el nuevo coronavirus, se llamo Soberana, porque es precisamente lo que significa para Cuba su desarrollo científico y de la investigación, una garantía de la soberanía nacional. Es especialmente importante hoy cuando se sabe que las grandes farmacéuticas obligaron a varios Estados a firmar cláusulas secretas, que las mantienen a resguardo de cualquier eventual problema con sus vacunas.
Solo en el caso argentino, que se filtró a la prensa, el eventual acuerdo incluiría hipotecar Glaciares de la Patagonia, zonas de pesca en mares australes y hasta las propias reservas energéticas del país.
Mientras tanto, hoy Cuba tiene cuatro investigaciones muy avanzadas de vacunas contra el Coronavirus, dos de ellas ya están en la ultima fase de investigación: Soberana 02 y Abdala. No es de sorprender que Cuba tenga 4 vacunas en desarrollo para combatir la actual pandemia. Soberana 01 y Soberana 02 fueron desarrolladas por el Instituto Finlay y aellas se suman Abdala y Mambisa, que son del CIGB. Todas producto de más de 30 años de desarrollo de la biotecnología en el país, impulsada por Fídel Castro en la década de los 80, como eje estratégico.
A partir de marzo su efectividad será probada en decenas de miles de voluntarios de Cuba, México e Irán. En entrevista al diario español El País, Eulogio Pimentel, vicepresidente de BioCubaFarma, que reúne a 32 institutos, centros de investigación e industrias de producción biotecnológica y farmacéutica, señaló: "Los resultados hasta ahora son alentadores. Ambos candidatos vacunales han demostrado ser seguros y capaces de generar anticuerpos específicos contra el virus, inhibir la unión de la proteína viral al receptor celular (puerta de entrada del virus a la célula), y neutralizar la infección del virus en cultivos de células humanas susceptibles. Somos optimistas, hasta ahora los candidatos han sobrecumplido las metas que internacionalmente estas etapas exigen".
La Organización Mundial de la Salud informó que el día de ayer 6 millones de personas fueron vacunadas en las ultimas 24 horas, el mayor numero hasta el momento. A ese ritmo el mundo tardaría 3 años y 5 meses en vacunarse, con el riesgo que la proliferación de nuevas cepas superen la efectividad de las vacunas.
Los cubanos se han puesto como meta, producir 100 millones de vacunas este año, 11 millones para cubrir su necesidad interna y el resto para las naciones que lo necesiten. Sus 4 modelos de vacunas se basan en el mismo principio de subunidad proteica, que utilizan una proteína viral o parte de ella (en este caso el RBD, región de la proteína S del SARS-CoV-2) para inducir una respuesta protectora específica en la persona vacunada.
Este tipo de vacunas tienen la ventaja de que se conservan a una temperatura de 2 a 8 grados, o sea, podrían almacenarse en un refrigerador doméstico y no en las supercongeladoras que requieren las vacunas Pfizer o Moderna.
Hasta ahora, la más avanzada sería Soberana 02, una vacuna conjugada que combina la proteína RBD del virus con el toxoide tetánico, potenciando la respuesta inmune. Cuba ya ha desarrollado con éxito otra vacuna con este principio contra los bacilos Haemophilus influenzae del tipo B, responsable de enfermedades como la meningitis, neumonía y epiglotitis. "Trabajamos sobre plataformas conocidas y eso es una seguridad", aseguró Pimentel al medio español.