No era que la población chilena se había vuelto de ultraderecha, ni que había abrazado las banderas del neoliberal Kast y sus fanáticos religiosos. Las votaciones de este domingo ponen de manifiesto, nuevamente, la desconexión y el rechazo profundo del pueblo chileno hacia la clase política.
Si bien es una buena noticia, se trata también, de un destino trágico: es el fin de un ciclo de intentos de cambios constitucionales que se fueron al tacho de la basura, al menos por ahora. La clase política en su conjunto plantea nuevamente que se trata de proyectos que fueron extremos -uno de extrema izquierda y otro de ultraderecha- y que la población los rechazó por sus extremismos. Y buscan obviamente, que se clausure un ciclo que comenzó en la calle.
No acusan el golpe cual hábiles pugilistas: los resultados de las recientes votaciones muestran nuevamente un cierto aire de la "ideología" del Estallido Social. Es decir, el rechazo a los políticos y la decepción de sus propuestas a las graves problemáticas que sufre el pueblo chileno.
Los números conservadores hablan de una distancia de más de 10 puntos entre el En Contra y el A Favor.
Las minutas de los sectores conservadores, pese a haber perdido, buscan generar un relato de un centro político que muestre moderación, estabilidad, en una país que ya no está dispuesto a volver a la época del silencio de los sectores populares y medios.
Y en ese intervalo surgen los monstruos. Para la ultraderecha es una dura derrota, pero también para otro sector, aún más extremo, inyectado también con el triunfo de Milei en Argentina, es la oportunidad de establecerse como referente y plantear este «triunfo» como un hecho fundacional. Para ellos, esta es una señal que indica radicalización: sus discursos de odio se acrecentarán y buscarán, por cierto, hegemonizar a la derecha. Para ello cuentan con todos los medios que le darán la suficiente tribuna.
El gobierno, por su parte y cómo ha sido la tónica, más timorato que moderado, ha guardado silencio en vez de calificar el proceso como una pequeña victoria. Así, al menos comunicacionalmente, los votantes se le entregan a quien dice que habla por ellos.
En términos preeliminares, se puede señalar que hay un sector republicano que se debe mirar con preocupación: se trata de la consolidación en una nueva elección de un votante importante entre Maule, 'uble y Araucanía, a las que se deben sumar la Provincia del Biobío y el cono sur de la Provincia de Arauco, donde el voto del sector dominante del partido de Kast se hizo sentir. Es en estos sectores donde triunfó el A Favor.
Pero sin duda la derecha es más que las 3 comunas.