[resumen.cl] Este martes se desarrolló en el Sindicato de Estibadores de San Vicente, en Talcahuano, un foro denominado "Balance de la Reforma Laboral" al que asistieron más de 50 personas. La actividad organizada por la Escuela Sindical de la UdeC y la Unión Portuaria del Bío Bío, contó con la participación del profesor de la Universidad Diego Portales, José Luis Ugarte y del abogado Cristián Arancibia, asesor de varios sindicatos.
Las exposiciones del foro fueron bastante severas con una Reforma que anunciaba una mejora en las condiciones laborales, pero que finalmente perjudica a las organizaciones sindicales. Los expositores señalaron la necesidad de revitalizar la negociación no reglada y los avances que ha logrado la Corte Suprema al reconocer el derecho a la huelga más allá del momento en que se realice.
En entrevista con Resumen, Jose Luis Ugarte señaló sus razones para considerar un retroceso la Reforma Laboral y Cristián Arancibia hizo una breve exposición de sus planteamientos para salir del momento.
Jose Luis Ugarte: "La promesa del gobierno era terminar con el plan laboral, devolver los derechos colectivos y en lo que terminamos es en un proyecto de regresión de sus mismos derechos"
Se habla de Reforma Laboral, un nombre bastante pomposo ¿Qué opina sobre la Reforma Laboral?
La Reforma es un retroceso desde el punto de vista de los derechos de los trabajadores porque a cambio de un par de avances, se estableció una serie de restricciones y reformas que dejan en peor pie [a los trabajadores] que la legislación actual.
Usted hablaba de los "grandes retrocesos" ¿En qué consisten?
Primero, el aumento de quórum: va a ser más difícil formar sindicatos en empresas con menos de 50 trabajadores. Segundo, el establecimiento de servicios mínimos para la huelga, lo que va a generar mucha judicialización y conflicto. Y tercero los pactos de flexibilidad, que son pactos que van a favorecer a los empresarios para establecer condiciones de trabajo que hoy día serían ilegales: ahora van a ser legales en base a estos pactos de adaptabilidad.
¿Cuáles serían esos pequeños avances de los que habla?
En este contexto de retrocesos hay dos avances: Que el grupo negociador no puede negociar cuando hay sindicato, solo cuando hay falta de sindicato. Y lo que se ha llamado titularidad sindical, o sea, el hecho de que solo con acuerdo del sindicato se puedan extender los beneficios del contrato colectivo.
En el foro se mencionó algo bastante importante que tiene que ver con la represión hacia las organizaciones sindicales...
También hay normas de criminalización, se agrega la idea de que la huelga debe ser pacífica [...] hay una amenaza a los dirigentes sindicales que ejercen fuerza física o moral en la huelga o [como afirma el proyecto de ley] que abusen de sus derechos sindicales. Todas esas son normas que buscan criminalizar la actividad sindical.
Usted señalaba que se le denominaba como un radical por tener este tipo de opiniones. Y utilizó una frase de los sindicalistas italianos
La idea es la siguiente: el sindicalismo chileno tiene que dejar de depender de la reglamentación legal para constituirse como un actor con fuerza. Y eso pasa por tener autonomía. A veces las leyes no son avances, son retrocesos, por eso es que hay un sindicalismo importante en el mundo que sostiene que las mejores leyes de regulación de la huelga y de lo colectivo son las que no existen, porque de esa forma los trabajadores constituyen su propio poder.
¿Quién creó esta nefasta reforma?
En mi opinión acá hay responsabilidad de muchos sectores, particularmente de los sectores de la Nueva Mayoría, de los grupos de la Democracia Cristiana que han estado a cargo del Ministerio del Trabajo: Javiera Blanco, Ximena Rincón y del Ministro de Hacienda Rodrigo Valdés que ha impuesto una medida regresiva para los trabajadores. Las palabras de Bachelet quedaron en nada digamos, se borraron con el codo.
Hay una incongruencia entre el mensaje y el proyecto…
La promesa del gobierno era terminar con el plan laboral, devolver los derechos colectivos y en lo que terminamos es en un proyecto de regresión de sus mismos derechos
Cristián Arancibia " los sindicatos actuales tienen muy poca memoria histórica, muy poco traspaso en cuanto a información […]"
Tú hablaste sobre los cambios que ves en los trabajadores en contraposición a algunos portuarios que no ven avances en el resto de los trabajadores
En primer lugar hay que establecer que la mayor parte de los trabajadores no están en los sectores estratégicos de la economía: están en los funcionarios públicos, pero sobretodo en el área privada en comercio, servicios, etc. Entendiendo eso, si nos remontamos u poco a la historia desde la implementación de la dictadura cívico militar se tiene la posibilidad de establecer ciertos pilares en términos estructurales de la sociedad en varias esferas. En este caso, el plan laboral: con él se da la posibilidad de atomizar al trabajador, despolitizarlo, disgregarlo y sobretodo generar un nivel de participación mínima.
Desde los 90 hasta la fecha se han constituido muchos más sindicatos que en la dictadura, lo que parece una obviedad, pero hay que mencionarlo porque la mayoría de los sindicatos, desde el 2011 hasta la fecha son los que componen más del 40% de las organizaciones sindicales y en ese sentido nosotros podríamos hablar que en gran medida los sindicatos actuales tienen muy poca memoria histórica, muy poco traspaso en cuanto a información, formas de resolver sus conflictos, repertorios de lucha, mecanismos de resolución de sus conflictos, etc. Pero, también hay que asumir momentos diferentes en que se han ido configurando ciertos flujos históricos. En los 90 se dan procesos de resistencia ideológica, procesos de recomposición de organizaciones de trabajadores. Del año 2002 hasta el 2007 o 2008 podríamos hablar de un nuevo flujo, en cuanto que los trabajadores más precarizados, con formas contractuales más flexibilizados, en este caso subcontratados
Los subcontratados del Cobre...
O de las Forestales, o eventuales como los trabajadores del Puerto, tienen la posibilidad de poder generar otro impulso. En este caso podemos hablar de las movilizaciones a partir del 2002 con los trabajadores del cobre, los portuarios y los forestales. Este ciclo acaba simbólicamente con el asesinato de Rodrigo Cisternas el 2007. Luego de eso podríamos hablar de un segundo rebrote de movilización social, no solamente sindical, desde el 2011 o 2012 donde comienza otro ciclo, donde se da la capacidad de recomponer las relaciones sociales, recomponer relaciones sindicales y podemos entregarle la calificación de una "explosión" a nivel de sindicatos, pero sin la cualificación de los sindicatos ya existentes. Por ejemplo, los portuarios pasaron de la Coordinadora Marítimo Portuaria a la Unión Portuaria.
Hay ciertos avances y otros retrocesos...
Si, en ese contexto habría que asumir dos o tres desafíos: uno es saber medir muy bien nuestras fuerzas porque podemos tirarnos a una piscina sin agua o bien podemos, a la inversa, dejar pasar un momento histórico. Pero hay que ser muy cuidadoso porque esto puede significar, como sucedió el año pasado con el asesinato del trabajador Nelson Quichillao, donde la movilización no tuvo los resultados esperados [...] Como segunda medida hay que ampliar la mirada respecto a que las demandas propias se tienen que llevar a cabo, fortalecer y resolver con capacidad autónoma, pero sobretodo ampliarlo al conjunto del pueblo porque si no vamos a ponernos un límite nosotros solos.
¿Te refieres a no sectorizar las demandas sociales?
Estamos acostumbrados a que las demandas sociales no pueden ser políticas. Eso, creo que todos los que han estado junto con las movilizaciones sociales o que han sido parte de esas luchas, se dan cuenta que sus demandas son netamente políticas, la diferencia es que se materializan en demandas sectoriales. Pero quizás un salto a otro ciclo puede ser la multisectorialidad, la multidimensionalidad, asumir las demandas antipatriarcales, los elementos socioambientales, los temas de salud que a la larga tienen una perspectiva de pueblo […]