Economista Marco Kremerman por sueldo mínimo: "Para satisfacer el piso básico de la línea de la pobreza, el salario mínimo bruto debiera ser de 630 mil pesos"

Durante la mañana de este martes, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, informó sobre el incremento del sueldo mínimo a 380 mil pesos en mayo y $400.000 a partir de agosto, monto que tras las alzas en los servicios y elementos básicos, devenida de la inflación por la que atraviesa Chile y el mundo, resulta insuficiente. El salario base sigue estando bajo los montos de la línea de la pobreza, indicador básico de sobrevivencia, no de dignidad, que el Estado chileno aun no propicia a superar.

Por Juan Contreras Jara

Tal parece que la transversal exigencia de la clase trabajadora sobre la aprobación de un quinto retiro de fondos de pensiones no le bastó al Gobierno, que llegó a presentar un proyecto paralelo y presionó políticamente el proceso de votación, para entender la crisis económica que viven hoy los hogares más vulnerables en Chile, donde escasean los ingresos mientras que el costo de la vida no deja de subir.

Pese a todo esto, el anuncio de Mario Marcel y el incremento al sueldo mínimo, sigue estando por debajo de lo requerido para sacar a una familia de la línea de la pobreza y menos para generar la economía que permita una vida digna.

Para Marco Kremerman, investigador de Fundación SOL, el aumento en el sueldo mínimo impulsado por el gobierno de Boric, «es absolutamente insuficiente y su meta, de llegar a 500 mil pesos al fin de su Gobierno, está obsoleta».

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Por su parte y tras el anuncio, desde la CUT se mostraron conformes con el escueto aumento del sueldo mínimo, lo que demuestra su desconexión con la realidad de la clase trabajadora en Chile, que lleva esperando décadas por reformas salariales que le saque de la línea de la pobreza.

En este sentido, el investigador fue enfático al declarar que, este indicador (línea de la pobreza) es «el más básico, es el piso, el nivel de sobrevivencia, no el nivel de decencia que debería asimilarse a un salario mínimo, recordando que no corresponde a un salario de enganche para aquellos trabajadores y trabajadoras que se incorporan al mundo del trabajo, una vez que salen de cuarto medio trabajando pocas horas, sino que corresponde a un salario para una jornada completa de 45 horas. Si lo comparamos con la línea de la pobreza, que para un hogar promedio de cuatro personas está en 513 mil pesos, la distancia es gigantesca.

Mientras el salario mínimo actual es $350.000 y términos brutos, descontando las cotizaciones previsionales, queda en 285 mil pesos, la línea de la pobreza sigue superándolo con creces y ni con el escueto aumento de 50 mil pesos en el salario mínimo podrá siquiera acercársele. 

Sobre el salario mínimo, el economista detalló que, «para que fuera equivalente a la línea de la pobreza, el salario bruto debiera ser de $630.000, entonces la distancia es de 280 mil pesos y el Gobierno, lo que propone para este año, es llegar recién a $400.000 en agosto, con un aumento de 30 mil pesos, aplicable desde el primero de mayo y $20.000 más a partir de agosto.»

Desconexión con la realidad

Según Kremerman, las cifras del sueldo mínimo y su pronosticado aumento durante el gobierno de Gabriel Boric son absolutamente dispares, por ejemplo, con las constantes alzas en los elementos básicos versus el estancamiento de salario base o su intrascendente aumento. Lo anterior, haciendo hincapié en que las y los trabajadores y sus familias, no están logrando satisfacer sus necesidades básicas con los montos actuales.

Sobre la desconexión del Gobierno con los gastos reales de las familias promedio en Chile, Marco Kremerman detalló que, «el gasto mediano, equivalente a la mitad de la distribución de los hogares, ordenándola desde los que tienen menos ingresos a los que tiene más, actualmente es de $1.100.000. Por esto, los hogares obligatoriamente deben recurrir a la deuda por los bajos salarios y por un sueldo mínimo que está en el subsuelo y que le impide suplir sus necesidades básicas fundamentales».

Las medidas que podrían controlar las alzas en los precios

Es un hecho que el costo de vida en Chile venía disparado antes de la pandemia y el Estallido. Han sido décadas post dictadura militar de constante deuda en términos económicos para la clase trabajadora, para acceder a derechos sociales fundamentales como salud, educación y vivienda. 

En este sentido, Kremerman apunta a la necesidad de controlar el alza de los precios. «A pesar de que Chile tiene un PIB ajustado por paridad de compra, en dólares comparable, superior a los 25 mil dólares, el costo de la vida se parece a un país de 40 mil dólares per cápita, los salarios a uno de 13 mil dólares y las pensiones a uno de siete mil dólares. Sobre esa gran diferencia que existe entre el costo de vida y la realidad de salarios y pensiones, se monta este escenario inflacionario, arrastrado por la pandemia y exacerbado por la guerra».

A esta realidad hay que agregar que Chile es un país de alta concentración económica, donde priman los oligopolios en distintos negocios y mercados, por lo que, «es más dificil controlar el aumento de precios, porque no existe tanta competencia, existe un poder de negociación mayor de los grupos económicos que pueden interferir las posibilidades de tener precios más adecuados. Hay caso de colusión que se han conocido y que se están investigando, nos informan sobre aquello».

Por este motivo, el economista de Fundación SOL propone como medidas de mediano plazo, «generar una matriz productiva que de apoyo a las empresa más pequeñas y que no permita que empresas puedan controlar la participación de mercado que superen el 30% , 40 % o más. A esto, hay que agregar la transferencia directa a los hogares. Van a tener que contar con apoyo directo del Estado y es muy bajo lo que ha propuesto el Gobierno, de entregar para mayo un aporte de $6.400 por carga familiar, para quienes reciben la asignación familiar.

Otra arista, destaca el economista «es seguir generando mecanismos de estabilización de precios, así como se ha hecho con el fondo de estabilización del precio de los combustibles, también se podría hacer con productos sensibles de primera necesidad, donde se tenga que tener algunos recursos para amortiguar el aumento de precios. Lamentablemente, si se baja el aumento del IVA o se considera otra de esas medidas, no hay cómo asegurarnos de que efectivamente, las empresas van a traspasar esa disminución de IVA a precios más bajos íntegramente a los hogares».

Debido a la insuficiencia del aumento del sueldo mínimo en Chile, anunciado ayer por el ministro de Hacienda, Mario Marcel, el investigador Marco Kremerman efatizó en la necesidad de, «que exista rápidamente un pacto fiscal para aumentar la carga tributaria, para que esa carga tributaria no sea regresiva como al actual, centrada en impuestos indirectos como el IVA. Que se concentre en impuestos a la renta de las personas de mayores ingresos, a las empresas, impuestos patrimoniales, que existan Royalty de verdad. Todo esto podría permitir mecanismos de estabilización de precios y transferencias directas a los hogares que fueran más consistentes»

 

 

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