Histórico
El triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales realizadas ayer en Estados Unidos merece, por diversos motivos, el calificativo de histórico: por principio de cuentas, el aspirante demócrata logró combinar el respaldo esperanzado de los sectores mayoritarios de la sociedad con la aprobación de los poderes fácticos -el sector financiero, el complejo militar-industrial, la clase política, los conglomerados mediáticos, los sindicatos-, aprobación sin la cual no hay candidato que llegue a la Casa Blanca. Por añadidura, Obama, relativamente desconocido hasta antes de las primarias, logró imponerse a figuras políticas veteranas de la talla de Hillary Clinton y de su adversario final, John McCain. A ello ha de agregarse el hecho de que el aún senador por Illinois será el primer presidente estadunidense fogueado en los ámbitos progresistas de base -trabajó en acción comunitaria en Chicago- y el primer afroestadunidense que llegará a la oficina oval.