Por desgracia, dicha impunidad no es exclusiva de Ferguson ni del estado de Misuri. Según un reporte publicado ayer por La Opinión, entre 2010 y 2014 la policía de Los Ángeles asesinó a 86 personas y protagonizó 309 tiroteos; a pesar de ello, los agentes policiales angelinos han sido absueltos en 99.5 por ciento de los casos reportados de abuso policial.
Si a ello se suma el historial de homicidios cometidos en el vecino país por uniformados contra civiles inermes -entre los que se cuentan, sólo en el último mes, los de los mexicanos Ernesto Javier Canepa Díaz, Antonio Zambrano Montes y Rubén García Villalpando- es inevitable concluir que ese país asiste a una lamentable desviación de la función policial, que supuestamente debiera salvaguardar la integridad de las personas y que hoy se caracteriza, en cambio, por actuar conforme a pautas racistas, clasistas y profundamente violentas, lo cual configura una crisis de derechos humanos en la nación vecina. En dicho panorama, lo extraño no es que se agreda con armas de fuego a elementos policiales, como ocurrió ayer en Ferguson, sino que esos hechos deplorables no ocurran con mayor frecuencia y en mayor escala, y que el descontento social contra las corporaciones de seguridad pública no se haya traducido aún, por fortuna, en un escenario de violencia y desobediencia civil generalizada.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/03/13/opinion/002a1edi