Las agencias calificadoras de riego están hace mucho en el centro de la crítica. Ahora se les puede poner angosto el camino. El Departamento de Justicia de EEUU examina el papel de Standard & Poor en la crisis inmobiliaria. S&P ha calificado con mala nota a los EEUU. Hoy, la super potencia se siente acorralada y cuestiona tímidamente el papel de las rating.
Frankfurt – En este ambiente de tira y afloja la (todavía) economía más grande del mundo se enfrente al poder de Standard & Poor, la gigante de las Agencias calificadora de riesgo: Desde la calificación a la baja de los EEUU por parte de S&P hace unas dos semanas, la credibilidad crediticia de los Estados Unidos se ha degradado. No deja nada bien parado al Gobierno de EEUU. «¡Da igual lo que diga una agencia calificadora de riesgo! nosotros somos y seguiremos siendo un país AAA, contraataca enérgicamente Barack Obama. Su asesor económico, Gene Sperling, llama a la decisión de S&P como una equivocación flagrante»
Esta disputa se espera que se alimente aún más, debido a la investigación que ha puesto en marcha el Departamento de Justicia norteamericano contra Standard & Poors. Como el «New York Times» informó la semana pasada, que el Departamento de justicia norteamericano investiga si S&P calificó mal en los años previos a la crisis financiera los préstamos del mercado inmobiliario y que luego sumó en una crisis a los mercados mundiales y que hasta el día de hoy se observan sus consecuencias. El periódico cita una fuente privilegiada, que estaría familiarizada con las investigaciones, pero no entrega mayores detalles. Es claro que es un dossier sensible y toca muchos hilos de intereses que no conviene remover más de lo necesario frente los compromisos electorales que se avecinan. Este es el dilema que enfrenta Barack Obama.
Por lo tanto, el ministerio comprueba hace algún tiempo información, según la cual los analistas de S&P querían evaluar los valores de los créditos de garantía a la baja, pero fueron rechazados por altos directivos de S&P. Si estas sospechas se hacen realidad, se socavaría fuertemente la imagen de la agencia de calificación, algo que hace mucho se pone en tela de juicio -referente al verdadero rol de estas instituciones. Sin embargo, S&P afirma que sus evaluaciones siempre se han tomado con independencia de sus intereses comerciales. Un portavoz de S&P escribió en un correo electrónico al «New York Times», que la compañía ha recibido en los últimos años, varias solicitudes de diferentes organismos gubernamentales y seguirá comportándose de forma cooperativa. No está claro, según el periódico, si el Departamento de Justicia también va a investigar las prácticas de las otras dos grandes agencias de calificación, Moody y Fitch.
Hace sólo unos pocos días, el «Wall Street Journal» informó que la Comisión de Valores de EE.UU. y la Comisión de Bolsa, han iniciado investigaciones en contra de S&P. Aquí se trata de determinar si S&P actuó en uso de información privilegiada en relación a la degradación de los EEUU en su credibilidad crediticia, dos semanas antes. Concretamente lo que la autoridad bursátil intenta determinar es quién en S&P tenía conocimiento de esta información, antes de que se diera a conocer oficialmente.
Las agencias de calificación de riego están hace mucho en el ojo del huracán. En la actual situación de endeudamiento estatal, se las acusa de empeorar aun más la situación de los países endeudados por la constante presión que hacen sobre estos y su influencia sobre los mercados que tienen sus evaluaciones. Por lo general estos juicios van acompañados de una puerta giratoria que favorece los capitales especulativos que actúan, por lo general a muy corto plazo. Este círculo es lo que debe enfrentar Grecia, Irlanda y recientemente Italia y España. Es un serio problema de credibilidad internacional para estos países, que deben salir al mercado para financiar su deuda a altas tasas de interés. Otro grande de la UE está con las rodillas temblando. Francia. Sarkozy y Merkel se pusieron de acuerdo esta semana en tres puntos centrales. Frenar la creación de nueva deuda, un gobierno económico para la zona euro y un impuesto a las transacciones de capital especulativo. Sin embargo, los mercados han reaccionado escépticos a estas medidas que tienen más preguntas en su implementación, que credibilidad real. Es evidente la separación de lo político y la esfera económica. Los capitales, en una compleja madeja juegan e imponen sus reglas y la política dice: yes sir!
Una solución sería un agencia de agencias que tuviera el poder de sancionar, clasificar a estos super poderes financieros. Pero eso sería como una auto-castración. Sólo hace un par de años – 2007 – 2008 – las agencias más importantes clasificaban todo tipo de papeles subprime con AAA, 24 horas más tarde vivíamos la crisis más grande después del año 1929. Nos cabe preguntar: ¿De dónde tanto poder de estas agencias calificadoras de riesgo, que en la práctica no son instituciones financieras? Un análisis de su estructura financiera nos arroja la luz de explicación. Los mismos institutos financieros.
Resultado, por todos hoy conocido, muchos de los préstamos subprime de alto riesgo subyacen en EE.UU., los precios cayeron dramáticamente por estos títulos, obligando a los bancos en los EE.UU. y Europa a castigar fuertemente esta parte de la deuda. Muchas de estas instituciones tuvieron que ser rescatados por el Estado y esto explica en parte el fuerte endeudamiento de los Estados europeos.
Incluso hacer frente a los préstamos inmobiliarios de los bancos está siendo investigado por autoridades de los EE.UU. En mayo, el Departamento de Justicia norteamericano había iniciado una demanda contra el Deutsche Bank y de su filial en EE.UU. Mortgage IT. El grupo rechaza las acusaciones. Evidentemente, no good!
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*Mario Morasan – corresponsal de Resumen en Alemania