Nueva polémica relacionada con el Ejército de Estados Unidos. Doce soldados destinados en Afganistán están siendo investigados ante las sospechas de que se dedicaban a disparar por diversión a civiles afganos.
En concreto, el "grupo de la muerte" estaba compuesto por cinco soldados que supuestamente habrían asesinado a tres hombres afganos en diferentes ataques; a los otros siete militares se les acusa de encubrir estas muertes y de atacar a un último soldado que habría desvelado a sus superiores lo ocurrido.
Los implicados pertenecen a la brigada de infantería de EEUU en la provincia de Kandahar, al sur del país.
Según revela el diario 'The Guardian', se trata de una de las más graves acusaciones de crímenes de guerra en Afganistán. Todos los soldados han negado los cargos que, si llegaran a demostrarse, resultarían en una condena a la pena de muerte o cadena perpetua.
Dedos como recuerdo
Todo empezó cuando el sargento Calvin Gibbs llegó a la base de Ramrod el pasado noviembre. Éste, que ya había estado en Irak, comentaba lo "fácil que sería lanzar una granada a cualquiera y matarle".
Según el periódico 'The Seatle Times', la investigación la está llevando a cabo el Ejército estadounidense que está recabando testimonios de varios soldados en Afganistán.
Los investigadores dicen que Gibbs, de 25 años, trazó un plan con otro soldado, Jeremy Morlock, de 22, y otros miembros de su misma unidad para formar el grupo.
Una de las víctimas fue Gul Muldin, al que le tiraron una granada y le dispararon con un rifle en el pueblo de La Mohammed Kalay en enero.
Morlok y Andrew Holmes iban juntos cuando Gibbs, el líder del grupo, entregó la granada a Morlock. Éste seguidamente la lanzó y luego dijo que la explosión se había debido a un fuego causado por motivos que desconocía. Ese mismo día Morlock le dijo a Holmes que todo esto lo hacían por simple diversión y también le amenazó para que no contara nada.
Explica 'The Army Times' que uno de los soldados coleccionaba dedos de las víctimas como recuerdo; de hecho Morlock amenazó a Holmes mostrándole un dedo de un muerto, tal y como también cuenta 'The Seatle Times'. Además, también se acusa a los soldados de robar hachís a varios civiles afganos.