Aniceto Hevia / resumen.cl
El concierto de La Polla Records en el estadio Bicentenario de La Florida este domingo 16 de febrero fue acabado a poco andar luego que un grupo de no más de setenta personas insistía en subirse al escenario, tomar el micrófono de Evaristo y emitir frases como "Piñera conchetumare" y otras que no se alcanzaban a distinguir por su escasa pronunciación o coherencia.
La banda lo expresó así:
Se jodió!!! Nos hacía muchisima ilusión, pero la cosa se desmadró durante el concierto.
Lo intentamos todo pero finalmente no pudo ser.
La organización decidió, por razones de seguridad del público asistente y de la banda, terminar el concierto. Una puta pena.
En realidad, fue una pena para miles de asistentes. Entre la multitud se percibía la disposición a ver un espectáculo histórico, muchas personas ni si quiera mostraron su entrada o no les fue necesario comprarla para ingresar, sobre todo al comienzo. No obstante, el recital fue interrumpido por seres con demasiado ego para estar en la cancha vacilando con el resto, con demasiado ego y mucha miseria para desaprovechar la oportunidad de obtener unos minutos de atención y focalización mediática en sus individualidades mientras disputaban el escenario con la banda.
El neoliberalismo ha permeado en nuestra subjetividad y, en particular, esta acción resulta penosa cuando se reconoce que tras el discurso contestatario de sus protagonistas, en realidad no hay otra cosa que un impulso pueril, y en cierto modo onanista, expresado por personas adultas. Una muestra vergonzante de lo que ya Los Prisioneros distinguían hace décadas, una cultura de la basura, ahora actualizada en la cloaca de Instagram y Facebook.