[resumen.cl] El miércoles de esta semana se decidió en la Cámara de Senadores de Argentina la expropiación del Hotel Bauen, hasta entonces de propiedad del empresario Hugo Iurcovich, quien intentó en diversas ocasiones desalojar a los trabajadores del hotel que lo habían convertido en una cooperativa de trabajo.
La expropiación del Bauen ya había sido aprobada por la Cámara de Diputados en noviembre del año pasado y solo faltaba la votación senatorial para su resolución final, la cual se realizó gracias a la persistencia de los trabajadores que se encargaron de echar a andar el hotel, luego que el 28 de diciembre de 2001, Hugo Iurcovich determinó cerrarlo.
El hotel Bauen se construyó para albergar los espectadores del mundial de fútbol de 1978. Marcelo Iurcovich, padre de Hugo, recibió del Estado argentino el dinero y no lo devolvió. Cuando se decidió su cierre, Hugo Iurcovich creó la empresa Mercoteles, transfiriéndole a ésta la propiedad del hotel, dejando la titularidad de la deuda en la anterior firma, con el propósito de no seguir cargando con la deuda y mostrarse como un dueño legítimo de la propiedad emplazada en pleno centro porteño, entre las calles Callao con Corrientes.
En julio de 2014, en la cafetería del Bauen, Resumen conversó con Marcelo Ruarte, trabajador del hotel y encargado de comunicaciones de la cooperativa que lo administra. Él nos contó que luego del cierre, los trabajadores se reunieron para conversar a cerca de cómo podían recuperar su fuente laboral, pues el contexto de empobrecimiento extremo que vivía Argentina no propiciaba el surgimiento de mejores oportunidades. En este contexto fue como 35 trabajadores decidieron ocupar el hotel, iniciando este proceso el 21 de Marzo del 2003. Marcelo recuerda que Hugo Iurcovich, no se opuso a la toma, mandándoles a decir que le servían de guardias.
Además de una olla común, los trabajadores, junto a otras organizaciones, realizaron campañas de solidaridad, recolectando dinero para comprar útiles de aseo y así comenzar a habilitar y arrendar algunas instalaciones del edificio, provocando la alerta de Hugo Iurcovich que los denunció por usurpación en septiembre de 2003, sin que ello pudiera detenerlos.
El salto lo dieron a inicios del 2004, cuando una delegación de venezolanos quiso alojarse en el Bauen y ser los primeros pasajeros de esta nueva etapa. Desde ahí, no pararon. Recibieron un préstamo de parte de la cooperativa Viniplast y el aporte de los cerámicos de la fábrica Zanón, también bajo control obrero, para reparar la infraestructura del recinto. Finalmente, junto a las ganancias que han invertido, han podido habilitar unas 200 habitaciones y toda las instalaciones que son la base de la subsistencia de 130 cooperativistas.
Después de años de incertidumbre y de bregar por conseguir que el Estado reconociera la ilegítima propiedad del hotel en manos de Iurcovich y, en consecuencia, decretara su expropiación, lo han conseguido, declarándose «de utilidad pública y sujetos a expropiación los inmuebles y todas las instalaciones que componen el edificio del Hotel Bauen». Junto a esto, el Estado entregará en comodato el uso de éste a la Cooperativa de trabajadores que lo ha gestionado desde el 2013.