El caso de La Red y los medios de comunicación

Desde hace días que «La Red» no baja de las principales tendencias en redes sociales. La actual crisis que vive el canal de televisión privado ha abierto un debate importante sobre el siempre relevante rol de los medios de comunicación y, además, debido a su línea editorial, ha provocado diversas reacciones.

Por Alejandro Baeza

La Red pertenece al grupo Albavisión desde 1999, conglomerado de medios de comunicación propiedad del empresario de origen mexicano nacionalizado guatemalteco, Remigio Ángel González, con residencia en Miami. El grupo tiene presencia en 14 países de América Latina con más de 50 canales de televisión, entre ellos los importantes Canal 9 de Argentina y Chapín TV de Guatemala.

González es un empresario ligado a grupos de derecha en Centroamérica. Conocido como «el fantasma», ha sido parte de diversos escándalos con figuras políticas y empresariales, el más emblemático fue el denominado «Caso Cooptación del Estado en Guatemala» que aparece en la megafiltración de los «Panamá Papers» de 2016, donde se reveló financiamiento ilegal de la política en la campaña presidencial del derechista Partido Patriota.

En Chile, el grupo es dueño tanto de Telecanal (un canal con presencia sólo en Santiago en señal abierta y en otras ciudades a través de algunas compañías de cable) como de La Red. Éste último, ha pasado por diversas etapas, caracterizado principalmente por su línea farandulera y conspirativa, donde destacaban tarotistas, «predicciones» de terremotos y profecías, chistes de alto calibre, entre otras.

El canal venía presentando una crisis cada vez más profunda, el bajo rating se traducía en falta de auspicios y por ende números rojos. Por ello es que en mayo de 2020, en los momentos más duros de la pandemia, el que fue durante un total de 12 años director ejecutivo de la estación, José Manuel Larraín Melo, un hombre de derecha, ultraconservador, cercano a Ricardo Claro con quien había trabajado en Mega, abandona el cargo de director ejecutivo (dejando un hoyo financiero de proporciones) y asume el periodista Víctor Gutiérrez, quien le da un giro radical a la línea editorial del canal, abriendo por primera vez desde el golpe de Estado un espacio de pluralismo en la televisión abierta, algo que llamó inmediatamente la atención de todo el mundo acostumbrado a la vetusta y para estas alturas sinsentido lógica «binominal» de representación.

Bajo la dirección de Gutiérrez ocurrieron hitos importantísimos para la historia de la televisión chilena, como el primer programa dedicado a las disidencias sexuales, la entrevista al comandante Ramiro, así como la exhibición por primera vez en más de 40 años de la serie documental «La batalla de Chile» de Patricio Guzmán, cobertura de noticias no contempladas en los informativos tradicionales en su noticiero «La Redacción», contrato a connotados y connotadas periodistas de larga trayectoria, entre muchas otras.

No es que La Red se haya transformado en un canal de izquierda ni mucho menos, como intenta caricaturizar la ultraderecha y sectores de derecha no afines a la democratización de la información, sino que permitió un valioso pluralismo (en el sentido liberal del concepto). De hecho, durante este periodo La Red asumió una especie de rol de canal público donde se representaban diversos sectores de la sociedad chilena -si bien aún deficientemente- más lejos que cualquier otra estación con anterioridad había llegado antes, algo que nunca ha hecho TVN, el que se supone es el «canal de todos» dominado por el cuoteo binominal de los 30 años y con una supremacía de la derecha que lo tienen todavía como un canal piñerista pese al cambio de gobierno.

Y si bien la mayoría de las voces apuntan a que debiese ser TVN el canal al que se le exija este estándar, lo cierto que debe aplicarse a todo canal de televisión. La tele sigue siendo el medio de consumo mayoritario de la población y estas empresas utilizan un espacio del espectro de radiofrecuencia del aire de los cielos de Chile para llegar a las casas, un espacio que es cedido a modo de concesión por parte del Estado, pero que nos pertenece a todos y a todas.

Para asegurar la democratización del acceso a la información no podemos depender de la buena voluntad de un empresario con vaya a saber uno qué intenciones o del profesionalismo de un ejecutivo. Ésta debe asegurarse a través de una ley de medios que establezca democracia y pluralismo tanto para La Red, como para el canal de Luksic o el de Falabella. Las líneas editoriales de los canales de televisión abierta no pueden responder única y exclusivamente a los intereses de sus dueños y deben regirse por los estándares democráticos de los países a los que tanto nos gusta compararnos (para algunas cosas).

 

La crisis de La Red

No obstante, a falta de una ley de medios y repartición pareja y democrática por ley del avisaje estatal en la prensa escrita, La Red bajo la dirección de Víctor Gutiérrez estaba cumpliendo un papel más que importante. El aumento en audiencia no pudo revertir los números rojos arrastrados por décadas, además, la salida de Carozzi tras la exhibición de «La Batalla de Chile» y la dificultad de encontrar auspiciadores agravaron la crisis, que como suele ocurrir en la mayoría de las empresas, la terminaron pagando los y las trabajadoras, que estuvieron dos meses sin sueldo, situación que habría comenzado a ser resulta el día de ayer con el inicio del pago de los salarios adeudados, pero que aun hace falta las cotizaciones adeudadas por más de seis meses.

A la noticia de la crisis con sueldos impagos se sumó la resolución de un tribunal que obligaba a bajar su página web por supuestamente no haber publicado una carta del exactor y actual activista de ultraderecha, Cristián de la Fuente, donde exigía disculpas al canal por haberlo vinculado en el mediático caso de relojes robados en que figura Marco Antonio López (Parived), pese a que la misiva sí había sido publicada con la correspondiente nota de La Redacción donde se indica específicamente en el expediente de investigación la parte donde es nombrado el exactor.

Sin embargo, ni el tribunal se dio el tiempo de cumplir con su trabajo de revisar ni los medios de comunicación con hacer bien su labor y se lanzaron en picada contra La Red. En lo que parecía un gusto de la prensa hegemónica por golpear un espacio que sin lugar a dudas estaba incomodando a los grandes grupos de poder acostumbrados a la servil prensa nacional. Esto no se trata de una interpretación personal, sino una constatación de los hechos, como puede entenderse declaraciones emitidas por el líder de los empresarios Juan Sutil, representantes de la ultraderecha como Sergio Melnick o las conocidas llamadas desde La Moneda durante el gobierno de Piñera a Miami para intentar controlar línea editorial.

Fue en medio de este contexto en que Víctor Gutiérrez renunció a su cargo, el que según consiga Víctor Herrero en una columna publicada en Interferencia, "ya había puesto a disposición del dueño del canal en enero de este año. Según fuentes de ese canal, Gutiérrez habría resentido el hecho de no recibir a tiempo una inyección financiera que González le había prometido cuando se hizo cargo de la dirección ejecutiva en junio de 2020".

Herrero además confirma que Gutiérrez estuvo estas últimas dos semanas en Estados Unidos negociando con la plana ejecutiva de Albavisión una inyección de capital para hacer frente a la crisis, la que no fue entregada.

Un trabajador miembro del sindicato durante más de 20 años, en declaraciones recogidas en la citada columna, señaló que "La renuncia de Víctor Gutiérrez ha sido un golpe para nosotros, porque ha sido el único gerente que ha tenido con nosotros una calidad humana como trabajadores", para finalmente agregar que "Ha cometido errores administrativos, como no avisar a tiempo el atraso en los sueldos, pero es un buen líder, no tenemos quejas con él".

Cabe esperar que la renuncia de Víctor Gutiérrez, que ahora asumirá un cargo ejecutivo en Albavisión, no signifique la pérdida de un espacio valioso en el Chile que se está construyendo, que se mantenga el camino de pluralismo y democracia que le ha traído ratings históricos y que no implique una posibilidad para que Juan Sutil pueda tener un canal de televisión, como viene añorando desde hace más de un año.

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