El paro de ayer martes 21 de abril, marca un antes y un después en el tan venido a menos sindicalismo chileno. Desde fines de la dictadura y durante toda la transición, la corrupción política y moral se instaló en los sindicatos junto con la tutela de partidos políticos, que como hoy bien sabemos eran financiados por los mayores enemigos y asesinos de la clase trabajadora.
Las organizaciones sindicales llegaron a tener menos legitimidad y participación que la propia institucionalidad, y si el país a avanzado muy poco en su democratización, el sindicalismo es probablemente uno de los reductos más antidemocráticos de la sociedad chilena.
Desde hace una década y media algunos sectores han tratado de sobrepasar esta legalidad: subcontratistas del cobre, trabajadores del montaje y la construcción, algunos sectores públicos, portuarios y en los últimos años trabajadores de las grandes multitiendas o supermercados. Han sobrepasado la legalidad en sus acciones, porque de otra forma no hay ninguna posibilidad real de obtener alguna conquista, las leyes laborales en su esencia son las mismas que José Piñera instaurara en los años oscuros de la dictadura militar y por supuesto perjudican en todo a los trabajadores.
En nuestra región ejemplos claros de gremios que han intentado sobrepasar la legalidad, han sido la FENATS Regional y la Coordinadora Marítimo Portuaria, hoy Unión Portuaria del Bio Bio, y se han consolidado como organizaciones fuertes y combativas. Sin embargo, es solo en esta ultima donde se han esbozado tibiamente formas nuevas de organización y solidaridad que han ido mas allá incluso de propio ámbito gremial.
Ya a fines de los 90 los estibadores de San Vicente se fueron a huelga en apoyo a sus pares de Lirquén, en una movilización que terminó con resultados nefastos para los trabajadores, pero que dio lecciones claras en torno a avanzar en una organización única de carácter regional en el ámbito portuario, que por tantos años impulsara el dirigente Dante Campana. Esta organización luchará por la nivelación de tarifados en los puertos de la región y desarrollar acciones de solidaridad entre los diversos puertos a la hora de conflictuar. Desde 2000, las acciones para resistir la privatización del Puerto de Talcahuano, llevaron a los estibadores a estrechar vínculos con estudiantes y pobladores, que condujeron a coordinar movilizaciones e incluso acciones de lucha callejera, consecuencia de ello Talcahuano permaneció, hasta el terremoto del 2010, como el único puerto no privatizado en Chile, ya que los últimos en ese momento Arica y Punta Arenas sucumbieron a las políticas privatizadoras de los gobiernos de la concertación.
Las luchas por el tarifado regional, la coordinación de las movilizaciones a nivel regional a los puertos, llevó a estos sindicatos a dar un salto a nivel organizativo. Si en ese momento eran solo los trabajadores eventuales los que adherían, hoy la Unión Portuaria aglutina a eventuales y contratados y no solo los 4 puertos principales, sino además, Penco, Muelle Cap, Jureles y Puchoco.
Los portuarios han dado muestras de solidaridad con puertos de otras regiones del país y han solidarizado además con otros sectores como los estudiantes, plegándose con paralizaciones efectivas de trabajo a las movilizaciones de estos durante el 2011 y 2012, también se plegaron al Paro Docente del 2014, marchando junto a los profesores y trabajadores de Fenats Regional también movilizados en ese periodo.
La convocatoria a este Paro del 21 de Abril, tuvo un acatamiento total en la región a nivel portuario, junto a ellos desfilaron por Concepción más de mil trabajadores de la salud. Sin embargo llegó la hora de pasar a algo concreto más allá de hacer coincidir las marchas y las movilizaciones, llegó la hora de levantar a nivel regional una organización de trabajadores primero que nada real, segundo representativa y democrática y en tercer lugar, independiente de la clase política que hoy más que nunca hemos visto baila al ritmo de los grupos económicos que crecieron y se desarrollaron gracias al modelo dictatorial y esta falsa democracia corrupta.
El desafío no es antojadizo: por la mañana Bárbara Figueroa utilizó la movilización realizada ayer por los portuarios, la CTC y los transportistas forestales y la capitalizó comunicacionalmente llamando a los parlamentarios involucrados en casos de corrupción a no votar en la reforma laboral apoyada por la CUT y contra la cual precisamente los trabajadores se habían movilizado este 21 de abril por considerarla atentatoria contra los ya precarios derechos laborales. La utilización de la CUT incluyó las opiniones de la denostada CUT de Concepción que criticó a los portuarios por ponerse a la cabeza de la movilización.
En el caso de la FENATS, la movilización intentó ser controlada por sectores de la Nueva Mayoría en Santiago, lo que restó gran fuerza a la paralización, pese a lo cual las combativas organizaciones locales logran reflotar la lucha de los trabajadores de la salud.
Es decir, hoy la burocracia sindical controlada por los partidos políticos tradicionales hacen caso de la ya clásica estrategia de la utilización de la movilización de sectores combativos como vagón de cola en sus mefíticos proyectos y tratan de controlar por arriba, a través de todo su aparato de influencias la posibilidad de una salida paralela a la ya desahuciada CUT.
Pero esta estrategia es bien conocida por los trabajadores. De ellos y sus organizaciones depende la posibilidad de levantar desde el territorio una organización acorde a las necesidades actuales del pueblo chileno.