Hoy, las AFP pagan un poco más de 1 millón de pensiones (algunas subsidiadas por el Estado, debido a su exiguo monto) y el monto promedio es de $183.000. Si nos concentramos en la clásica pensión de vejez, bajo la modalidad de retiro programado (cuando las AFP siguen administrando los fondos), se constata que el 85% de las pensiones se ubican por debajo de los $140.000. Sí, leyó bien, menos de $140.000, en un país donde el costo de la vida comienza a acercarse e igualarse rápidamente al de aquellos países que han superado los US$30.000 de PIB per cápita.
Un reciente informe de la OCDE (Pensions at a Glance, 2013) agregó otra dura cifra a este sombrío panorama. La tasa de reemplazo bruta (porcentaje del salario que recibirá una persona cuando jubile, antes de impuestos y transferencias) para un hombre chileno que no tendrá lagunas previsionales en su vida laboral será de 41,9%, vale decir, si su ingreso imponible es de $600.000 jubilará con $251.400 y, en el caso de las mujeres, será de 33%, o sea, recibirá una pensión de $198.000.
Lo cierto es que a partir de 1981, Chile no tiene un Sistema de Pensiones, sino que sólo un Sistema de Ahorro Forzoso, que no pasa el test de los principios de Seguridad Social que se han reconocido internacionalmente y que sintetiza didácticamente el investigador Carmelo Mesa-Lago: Universalidad, Igualdad en el Trato y el Acceso, Solidaridad y Redistribución del Ingreso, Suficiencia, Responsabilidad del Estado, Participación de los Trabajadores y Sostenibilidad Financiera.
Por mucho que la Asociación de AFP y los defensores del modelo aumenten los niveles de lobby y publicidad para resistir la embestida y el cuestionamiento social que crece y crece en el último tiempo, el país ya no puede seguir quitándole el bulto a esta bomba social que están enfrentando y enfrentarán nuestros adultos mayores.
Aunque el 2008 se haya creado un salvavidas (Pilar Solidario) para reanimar al sistema, lo cierto es que nuestro modelo, mantiene su línea vertebral prácticamente incólume, vale decir, el corazón corresponde a la capitalización individual, esquema que cuesta encontrar en otro país del mundo, donde existen fundamentalmente esquemas de reparto y sistemas mixtos integrados o complementarios.
Entonces, si los resultados son tan desastrosos y se vislumbra un negro futuro para los pensionados, ¿por qué no decidimos de una vez crear un nuevo sistema? La respuesta es simple, pero desesperanzadora: cuando los intereses de la elite económica coinciden con los intereses de los partidos políticos que han gobernado durante los últimos años, las políticas con sentido común pasan a ser una excepción.
Un elemento práctico y empírico que nos permite augurar que la batalla por las AFP corresponde a la madre de todas las batallas, tal como lo reconoció su creador José Piñera, se relaciona al análisis del registro de Directores que existe en la Superintendencia de Pensiones (requisito para acceder a uno de los directorios de las AFP que operan en Chile) y del listado de directores actuales o pasados de alguna AFP.
Precisamente, uno de los últimos inscritos en este registro fue el ex ministro de Economía Pablo Longueira, quien decidió dar un paso al costado de la primera línea de la política y desembarcar en el mundo privado. Sin embargo, el caso Longueira, es parte de una tendencia que es recurrente y que involucra a gran parte del espectro político. Esto es lo que se conoce como la puerta giratoria entre las AFP y el sector público, pero que sin duda recorre los distintos espacios de influencia que utiliza la elite chilena para defender sus conquistas.
En primer lugar, se puede reconocer dentro de los aspirantes a los directorios de las AFP (y, por ende, promotores del sistema) a ex ministros, subsecretarios y superintendentes de los Gobiernos de la Concertación. En esta lista se puede destacar a Clemente Pérez, Alejandro Ferreiro, José De Gregorio, Marigen Hornkol y José Pablo Arellano de la Democracia Cristiana, Eduardo Bitrán y Vivianne Blanlot del PPD u Osvaldo Puccio, José Antonio Viera-Gallo y Jaime Estévez del PS, entre otros.
Esto no es de extrañar, si recordamos un pasaje del discurso del ex presidente Ricardo Lagos, cuando se crean el año 2002 los Multifondos: "Nos reunimos para celebrar los 21 años de un sistema que ha funcionado y ha sido exitoso y que ahora lo perfeccionamos porque vamos a tener cinco fondos".
En segundo lugar, se puede reconocer a ex funcionarios/ministros de la dictadura de Pinochet que continúan defendiendo su obra, tales como Martín Costabal, Sergio Fernández, Juan Antonio Guzmán, Guillermo Arthur (actual Presidente de la Asociación Gremial de AFP de Chile y Presidente de la Federación Internacional de AFP) y Rafael Caviedes.
En tercer lugar, se encuentran en el registro aquellas personas que son parte de los Consejos vinculados a distintos centros de pensamiento (think tank), como Luis Felipe Lagos de Libertad y Desarrollo, Roberto Ossandón del Instituto Libertad, David Gallagher del CEP y Horizontal y Klaus Schmidt-Hebbel (actual director de AFP Habitat) y Andrea Tokman de Res Pública (institución creada por Luksic para pensar Chile). O que son docentes de influyentes universidades, como Claudio Sapelli (profesor de Economía de la PUC y presidente de la Comisión de Usuarios de las AFC) y Joseph Ramos (de Economía de la Universidad de Chile).
En cuarto lugar, podemos destacar a los ex o actuales funcionarios públicos del Gobierno de Piñera o ex parlamentarios de la Alianza como Cristián Leay, Ricardo Rainieri, Juan Eduardo Coeymans y el mismo Pablo Longueira.
Luego, se encuentra el grupo de las personas vinculadas a los medios de comunicación, como Gonzalo Parot (Copesa), Mikel Uriarte (TVN) y Rodrigo Terré Fontbona (Canal 13). También aquí se puede destacar a tres hermanos del entrenador de fútbol Manuel Pellegrini, que frecuentemente realiza publicidad para AFP Cuprum.
El siguiente grupo corresponde a los ex Consejeros del Banco Central, como Joaquín Vial, Jorge Desormeux y Jorge Marshall.
Finalmente, se puede destacar a familiares directos de ex o actuales ministros o políticos influyentes. Aquí aparecen el hermano del ministro Larroulet, y los hermanos de los ex ministros Büchi, Foxley y del sociólogo Eugenio Tironi.
Luego de haber revisado este panorama, la próxima presidenta Bachelet tendrá que justificar, cuando convoque nuevamente a un Comité de Expertos para revisar el Sistema de AFP, a quién reconoce como "experto". La experiencia española es un fiel reflejo de ello, cuando recientemente el presidente Rajoy convoca a un Comité de 12 Sabios, quienes entregaron un informe proponiendo reformas paramétricas al Sistema de Pensiones, pero 8 de los 12 "sabios" estaban ligados a entidades financieras, empresas de seguros o a la patronal del sector.
Ya no es la hora de las puertas giratorias, sillas musicales ni "Comités de Expertos". Se requiere una decisión firme para crear, luego de 32 años de ilusión y falsas promesas, un verdadero Sistema de Pensiones que respete los principios de la Seguridad Social.
Sin embargo, y luego de haber revisado todos estos antecedentes, quizás nos queda un poco más claro por qué la batalla por las AFP será la madre de todas las batallas, una tarea titánica.