Desde el 7 de mayo pasado que el Ministerio Público anunció la investigación contra un funcionario de su misma institución por posibles nexos con el narcotráfico en la región de O’Higgins. El protagonista de esta trama sería nada menos que el propio fiscal especializado en narcotráfico de Rancagua, Jorge Mena.

Por JC Contreras Jara

Según reveló Ciper, habrían sido denuncias anónimas las que alertaron a la Fiscalía sobre los posibles vínculos entre Mena y el narcotráfico rancaguino, lo que habría implicado incluso la obtención de condenas más bajas por parte de un grupo de imputados. Lo anterior no solo develaría nexos entre el Ministerio Público y el narco, sino que daría cuenta de fallas en los sistemas de control de la Fiscalía Regional de O’Higgins.

En concreto, el Ministerio Público está tras los últimos 10 años de actividad del suspendido fiscal Mena, poniendo especial atención en los casos en los que se implicó como persecutor a cargo, y en los que dos abogados en particular estuvieron como contraparte; Luis Valdenegro y Alex Ruz. 

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Dentro de los mecanismos que habría utilizado el investigado fiscal Jorge Mena para operar, estaría la reiterada inclinación por la decisión de no perseverar en causas donde no aplicaría dicha maniobra y que, además, requiere de la revisión y autorización de un superior, en primer momento, de la Unidad de Asesoría Jurídica de la Fiscalía Regional y de un funcionario de mayor rango. En este caso, hablamos del fiscal regional de O’Higgins, Emiliano Arias, y de su subrogante, Javier von Bischoffshausen. Ambos estarían en tela de juicio por la débil o nula fiscalización o control que habrían efectuado sobre el accionar del cuestionado Mena.

De acuerdo al trabajo periodístico de Ciper, otros mecanismos apuntarían, por ejemplo, a la dilatación de causas, la expulsión de migrantes como ficha de cambio por la prisión efectiva, la división de causas para perseverar en la menos gravosas o la rebaja en la tipificación de delitos asociados al tráfico, haciendo pasar a los implicados de autores a meros cómplices.

La principal evasión de Mena habría sido la de no informar a la Unidad de Asesoría Jurídica de la Fiscalía Regional de O’Higgins sobre la decisión de no perseverar en ciertas causas, principalmente ligadas al narco rancaguino. Lo anterior no solo daría cuenta del modus operandi del persecutor para engañar a su misma institución, sino que expondría la incompetencia de los protocolos de control al interior del Ministerio Público. A esto hay que sumarle la gran cantidad de casos en que el fiscal Mena y los imputados llegaron a juicios abreviados, variando de autor de narcotráfico a cómplice del mismo delito.

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Foto principal: eltipografo.cl