Por Marc Serra Torrent, Cataluña / Resumen.cl
En una manifestación nunca vista con anterioridad, el independentismo catalán desbordó los 30 mil metros cuadrados del Paseo del Prado, entre la madrileña fuente de Cibeles y la plaza de Atocha.
120.000 personas secundaron la movilización bajo el lema «La autodeterminación no es delito, democracia es decidir» que convocó la ANC y 'mnium Cultural y que secundaron cerca de sesenta colectivos de todo el Estado español (vinculados al movimiento 15M, organizaciones republicanas y antifascistas, sindicatos de izquierda, organizaciones gallegas, castellanas, andaluzas y vascas, etc.) con el objetivo de reclamar el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán, denunciar la represión y el juicio que se está llevando a cabo en el Tribunal Supremo contra los dirigentes de la sociedad civil y del gobierno de Cataluña encarcelados y sobre los que pesan acusaciones como la de rebelión.
La manifestación contó con el silencio de los principales medios de comunicación y partidos políticos españoles, así como del mismo gobierno, silencio contrapuesto por la repercusión que tuvo a escala internacional y por la asistencia masiva a la misma, que incluso fue secundada por el mismo gobierno catalán y su presidente Quim Torra.
El sábado Madrid volvió a entonar el ¡No Pasarán! En los diversos parlamentos, se hizo referencia a la solidaridad entre pueblos, al retorno de los exiliados y la libertad de los presos políticos. Se gritó con fuerza el lema «no es un juicio, es una farsa» y en su parlamento el vicepresidente de 'mnium Cultural (el Presidente de la entidad, Jordi Cuixart, está en prisión preventiva acusado de rebelión) recalcó que en este juicio se juzgan los derechos de todos, se juzga la propia democracia, y hoy desde Madrid pedimos a todos los demócratas que escuchen este clamor, apoyar la autodeterminación de Cataluña es defender hoy la democracia en España.
De nuevo el independentismo sigue sumando apoyos, esta vez en las mismas calles de Madrid, delante de un conflicto que lejos de solucionarse, sigue confrontando la política catalana y española en dos visiones contrapuesta de cómo tienen que resolverse, si con diálogo o con la vulneración de derechos civiles y fundamentales. El futuro dirá.