Por Ángel Sanhueza para Resumen.cl, desde Francia
Hace ya más de un año que en Francia la movilización contra la política neoliberal del gobierno de Emmanuel Macron, con altos y bajos se ha mantenido, señalando con esto un cambio sustantivo en los movimientos sociales, que mantienen en el tiempo una capacidad de movilización que cuestiona los fundamentos mismo del sistema capitalista de dominación.
En Hong Kong, Argelia, Francia y ahora en Chile, las movilizaciones, independientemente del retiro de las decisiones que las habían provocado, continúan, dando paso a un cuestionamiento más global a los gobiernos (Argelia y Hong Kong) o a las impopulares políticas neoliberales implementadas (Francia y Chile).
En Francia, después de más de un año los "Chalecos amarillos" movilizados primeramente contra el alza de los combustibles y las limitaciones de velocidad en las zonas rurales, no han dejado la calle y hoy junto a los trabajadores del trasporte, hospitalarios, de la cultura, los sindicatos de la educación, los estudiantes, médicos y hasta los abogados han salido y se mantienen en la calle para rechazar el proyecto de ley del gobierno neoliberal de Macron que busca cambiar el sistema de pensiones.
El gobierno tiene la mayoría en el parlamento para hacer aplicar la ley y es muy posible que la apruebe, pero Francia vive un año electoral y en marzo se realizarán las de alcaldes, una prueba muy compleja para el gobierno que dará la tónica para las próxima campaña presidencial en 2022... Nada esta ganado, pero las disensiones en el campo macronista y la pérdida de prestigio del presidente han ido socavando el apoyo arrollador que pudo haber tenido hace dos años.
Hoy Macron no puede asistir a un espectáculo u obra de teatro sin que sea "funado" por manifestantes que se desplazan para tal efecto, hace una semana tuvo que salir corriendo, junto a sus agentes de la seguridad presidencial, por la puerta trasera de un teatro parisino porque cientos de manifestantes lo esperaban para darle a entender el descontento que generan sus políticas.
El neoliberalismo instalado desde la época de Thatcher en Europa ha recorrido un largo camino y se ha expandido como un reguero de pólvora, adoptado por la socialdemocracia, los partidos socialistas y la derecha.
Macron el antiguo militante del Partido Socialista, referenciado como empleado del Banco Rothschild y hombre de negocios, ex ministro de economía y de industria del gobierno del socialista Francois Hollande, desde la llegada al Eliseo, luego de haber ganado la elección presidencial, ha iniciado un vasto plan con las llamadas "modernizaciones" para mejor la economía, todo esto con un programa neoliberal que no busca otra cosa que la implementación de medidas antisociales, recortes de presupuestos que han golpeado directamente a los más desfavorecidos y pobres de la sociedad; "creen vuestra propia empresa" "sean audaces y asuman que cada puede construir solo un futuro mejor para su familia", es el nuevo credo que a repetido a lo largo de los días y meses el gobierno; menos trabajadores, menos empleados, menos maquinistas, menos enfermeras y enfermeros en el servicio público, de correos, trasporte, salud y educación... y más auto emprendedores, artífices, como sueña Macron, del empresariado de mañana.
¿Cuales serán las las acciones que podrán abrir mejores condiciones para los trabajadores y trabajadoras francesas?, Esa es la gran interrogante que hoy se hacen millones de personas. En Francia como en Chile o en cualquier lugar del mundo de este siglo XXI, las viejas recetas no sacarán a los pueblos de la crísis, independientemente de los recursos que se tengan o que sean del primer o del cuarto mundo.
Sólo una transformación profunda de las prácticas sociales, económicas y políticas, con nuevas solidaridades que den cuenta de los graves problemas provocados por los gobiernos de las transnacionales imperialistas, (USA o China), el cambio climático y la rarificación de los recursos naturales, podrá señalar caminos que ayuden o abran la puerta de una mejora colectiva de las condiciones de vida.