En este tipo de cuestiones, las disculpas enredan más. La Tercera, el día de ayer lunes 28 de octubre publica el artículo llamado "Policía identifica a uno de los autores de incendios en estaciones de Metro" , citando como fuente única en buena parte del artículo a "fuentes policiales de inteligencia" y luego deslizando que existiría participación ciudadanos venezolanos y cubanos en las manifestaciones.
Si bien es muy preocupante que un medio desinforme, más preocupante es que se realice periodismo a partir de "filtraciones" de inteligencia y aparatos policiales del Estado sin que esa información se corrobore ni se verifique. Y en eso las disculpas de La Tercera son aún más preocupantes.
En la noche del mismo 28, La Tercera, en su plataforma digital publica "Aclaración sobre artículo publicado por La Tercera: un error del que nos hacemos cargo" , en donde relata la serie de "errores" cometidos en la publicación antes mencionada, en donde se disculpan, a mi parecer, de manera muy poco efectiva.
Reconocen en dicha aclaratoria que recibieron una minuta por "fuentes de organismo de inteligencia policial", la cual contenía 8 puntos . El medio, acá reconoce haber confundido a dar a confundir información de dos puntos diferentes de la minuta (la identificación de un individuo, y en otro tema, la supuesta participación de venezolanos en manifestaciones), y también reconocen la falta mayor, el no corroborar la información misma que les entregó inteligencia.
A esto último hay que detenerse, cualquiera que sepa de periodismo sabe que, de un modo u otro, las filtraciones no son fortuitas, y menos lo son cuando al parecer la misma filtración pareciera ser parte del trabajo de inteligencia.
Así lo ha hecho inteligencia el 2013, cuando con información muy poco clara e incompleta, filtró a La Segunda para que dicho medio redactara el artículo llamado: "Informe de inteligencia dice que movimientos antisistémicos están infiltrando a estudiantes", medio que tampoco tuvo ningún interés de corroborar la información: solo la reprodujo de acuerdo a los intereses de inteligencia.
Lo más grave de este tipo de situaciones, que involucra tanto a periodistas como a los editores , es que cuando un periódico o medio de comunicación reproduce sin criticar una "filtración" de inteligencia, se vuelve inmediatamente partícipe de las operaciones y planes de este tipo de instituciones, práctica que les llevó hasta justificar falsos enfrentamientos y otros tipos de barbaridades en dictadura. Los medios no pueden hacerse parte de los planes de los organismos de inteligencia de influir en la opinión pública a través de sus trascendidos, y mucho menos sin hacer el trabajo de corroborar las informaciones que estos vierten. Los organismos de inteligencia mienten, mienten mucho, y a veces su para nada honorable trabajo se basa en mentir y desinformar, y eso es completamente opuesto a la labor que tienen las y los periodistas (decentes) y los medios de comunicación.