Por Elisa Loncon
El gobierno de Piñera ha publicado el Decreto Supremo N°97 en el Diario Oficial de la República de Chile N°42.876, el 09/02/2021, que vulnera los derechos lingüísticos de todos los pueblos indígenas, al no garantizar la enseñanza de la asignatura de lengua indígena en las escuelas como parte de las políticas públicas. Ante el hecho, diversas organizaciones de pueblos indígenas han interpuesto recursos de protección a las lenguas y a la asignatura en diferentes ciudades del país, Antofagasta, Puerto Montt, Santiago, entre otras. La medida profundiza el racismo institucional del gobierno de Chile contra los pueblos, toda vez que solicitan medidas políticas para resolver la mala relación del Gobierno con los pueblos no responde a la altura de las circunstancias y debilita profundamente las comunidades lingüísticas de hablantes de las lenguas indígenas, si disminuyen los hablantes no habrá comunidad para hablar la lengua, una lengua no se cultiva individualmente sino en el colectivo. Además profundiza la amenaza de desaparición de las lenguas, ad portas de dar inicio del Decenio de las lenguas indígenas (2022-2032), decretado por la UNESCO.
La lengua está articulada a la condición creativa del ser humano, impedirla, denostarla es atentar contra la persona y su pueblo; todo lo que pensamos, vemos, experimentamos se expresa en la lengua; por eso, el uso de una lengua desconocida en la escuela afecta el desarrollo cognitivo y a la sana autoestima de las personas, por el rechazo de su lengua su modo de comunicación. Esta dificultad la sortearon los primeros abuelos mapuche cuando fueron a la escuela chilena, pero la violencia fue todavía mayor porque además el español fue impuesto con el eslogan "la letra con sangre entra", los profesores maltrataron físicamente, tanto que el proceso escolar condujo a la negación y autonegación de la identidad, a la vergüenza étnica y por ende la gente dejo de hablar, negar su enseñanza, el abandono al mapuzugun no fue un proceso voluntario. Fue tanto que el hecho llevó al desplazamiento y reemplazo del mapuzugun por el castellano, hoy aproximadamente, el 10% de la población mapuche habla el idioma.
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Las lenguas indígenas, y en este caso la lengua mapuche contiene el reservorio cultural, la memoria y conocimientos del pueblo mapuche y nos acerca a la posibilidad de leer y entender el mundo desde los valores propios contenidos en el Azmapu, desde el núcleo del pensamiento y filosofía que artículó el ser mapuche con el ixofij mogen (la diversidad de vidas y de seres que habitamos la mapu) El idioma contiene la herencia cultural y la historia, la memoria del territorio todo ello está nombrado en mapuzugun. En la historia la lengua se extendió a lo largo de Chile, por eso los primeros estudiosos del idioma nombraron al mapuzugun como "la lengua que corre todo el reino de Chile", desde Copiapó hasta Chiloé (De Valdivia, 1606) Nuestros antepasados junto con defender el territorio defendieron la lengua, porque perder la lengua es perder la memoria y sin memoria no hay historia, sin historia no hay futuro.
La integridad del ser humano también se expresa en su lengua; la integridad mapuche está dada en mapuzugun, ser ce, 'persona', es ser kimce 'sabio', poyence 'cariñosa/o' norce 'justo', newence 'con fuerza espiritual', valores propios no exigidos u olvidados en la cultura de corte europea, occidental. Hay riqueza y sabiduría en la lengua que las nuevas generaciones deben aprender para dar continuidad a su pueblo pero también para practicar la propia dignidad e integridad personal y colectiva.
Impedir la enseñanza y uso del mapuzugun es parte del racismo histórico y que aún persiste en las escuelas chilenas practicado de modo encubierto, con políticas disfrazadas de inclusión pero que en el fondo buscan lo mismo, vaciar a los niños de su historia propia, de su identidad, saberes y lengua; la escuela lo ejecuta pero se planifican en la política pública, lo hacen los gobernantes, por cierto no-indígenas. Es el caso del Decreto N° 97 del Ministerio de Educación publicado en el Diario Oficial con fecha 9 de febrero de 2021, en el artículo 3º, párrafo segundo, establece que: "Esta asignatura será para el estudiante y la familia. Los padres o apoderados deberán manifestar por escrito, en el momento de matricular a sus hijos o pupilos, si desean o no la enseñanza de la asignatura". Así el Gobierno no garantiza la obligatoriedad de la asignatura y de manera hipócrita delega en los padres la responsabilidad de su implementación. Es hipócrita porque el mismo Decreto dice: "la actualización del Sector Lengua Indígena a Bases Curriculares debe favorecer espacios curriculares para contribuir a los procesos de rescate, revitalización y fortalecimiento de las lenguas y culturas indígenas en igualdad de condiciones", texto de adorno, negado por lo dicho anteriormente.
Para llegar al Decreto 97 el Gobierno implementó una serie de cambios que vulneraron los derechos de los pueblos indígenas. Primero no respetó la Consulta indígena (2019) donde los pueblos acordamos que la asignatura de lengua indígena sea para todos los niños, sin la exigencia del 20% de presencia indígena en la escuela; además que la educación sea intercultural para todos los chilenos. 2) En la Consulta jamás se habló del tema "autorización de los padres y apoderados", como medida para implementar la asignatura; 3) El Mineduc tampoco cumplió con la difusión de los resultados de la consulta, la Etapa Cinco no se implementó, los pueblos se enteran del Decreto 97 por el Diario Oficial. 4) Anteriormente, el Mineduc descabezó la Unidad de Interculturalidad, cuya función era interculturalizar el sistema educativo, unidad que además nunca contó con los recursos para tal mandato, y, 5) durante la pandemia no impartió la asignatura de lengua indígena en la mayoría de los colegios. Todas estas medidas son evidencias del racismo gubernamental que maniobra para el silenciamiento de los pueblos indígenas, actuando en contra de la diversidad lingüística cultural hoy amenazada.
El Gobierno ha vulnerado toda la base jurídica instalada en el Estado para la protección de las lenguas originarias, entre ellos la Ley Indígena, la Ley General de Educación, el Convenio 169 de la OIT, la Convención de los derechos de niñas, niños y adolescentes, estos instrumentos se refieren a que la escuela tiene que respetar la lengua del niño, de sus padres y comunidad.
El Decreto 97 se suma a los hechos de violencia gubernamental institucional desatada por el gobierno de Chile, que además de la violencia física sistemática en el wajmapu 'territorio mapuche' que a diario maltrata a nuestros niños, de la violencia de los medios de comunicación que interiorizan al pueblo mapuche como terroristas y narcotraficantes se suma la violencia lingüística y cultura. Es la violencia colonial instaurada en las políticas y en las instituciones, que pretende condenar el ser mapuche como un pueblo sin cultura, sin lengua, sin historia, sin filosofía; interiorizan lo mapuche, en la zona del No Ser; porque para Ser, el sistema garantiza el inglés, el español y la historia colonialista.
Hablar el idioma es parte de la resistencia mapuche, defenderla es parte del weycan, hablarla es también parte de júbilo de muchos ancianos que vieron perdida su lengua en las nuevas generaciones, Aprenderla y estudiarla reconstruye el ser mapuche, devuelve el sentido del mapucegen; porque no basta tener un apellido hay que saberlo explicar y no basta ser mapuche, hay que saberlo defender con kimvn.
Hasta el día van dos recursos de protección a la lengua declarados admisibles. Ello también es prueba de la presencia de pueblos, organizaciones, educadores tradicionales , profesores y jóvenes neo hablantes dispuestos a movilizarse por la integridad humana y dignidad colectiva que respetan nuestras lenguas.