Así es, pica la boca y la raja -no se malentienda con una vulgaridad. El dicho se refiere a que rompe la boca de igual manera que la hace picar-.
El ají merken es el más honorable condimento de la cocina popular. Y lo popular -déjese bien claro-, nada tiene que ver con quienes robando imágenes de kultrunes en sus impresos envases, elaborándolo en serie, han arrebatado al mapuche este sabroso condimento, declarándolo como propio de la "alta" cocina chilena.
Es propio de nuestra América y los mapuche lo llaman en mapudungun trapi. Por eso mismo también se utiliza como verbo trapicarse, para señalar una picazón en la garganta.
Este manoseo que se da a lo poco que tenemos de identidad, va lentamente borrando el secreto que guarda la abuelita en su memoria, cuando lo usa en la comida para la familia.
Aquí le voy a contar un poco de su preparación y de su uso para la salud.
Su proceso de elaboración es casi tan largo como su historia.
Se estila que cada familia elabore el merken que necesita.
Primero se debe cosechar el ají. Luego, al calor del sol durante el día y del brasero durante la tarde-noche se da comienzo a su proceso de secado. De esta manera va tomando con el paso de lo días los diversos colores; verde al cosechar, amarillo y luego anaranjado, hasta terminar en el rojo y seco cacho de cabra que se ahumará para preparar el resultado final.
Una vez seco el ají, se ahumea y se machaca con sal sin quitar las pepas.
Además del rico condimento resultante, el merken tiene propiedades curativas provenientes del ají.
La capsaicina es el principio activo que hace que este ají sea tan beneficioso, ya que este componente es usado como antirreumático tópico por sus propiedades irrigadoras. Al aplicarlo sobre la piel produce una inflamación que da la posibilidad a los vasos sanguíneos de aumentar su flujo de sangre, disminuyendo así el dolor.
Pero así como todo, el merken debe ser usado y consumido en justa medida, ya que su consumo en exceso puede provocar inflamación de las mucosas del estómago, provocando gastritis, vómitos y diarrea. En otras palabras, el ají en exceso pica hasta el asiento.
También puede ser usado como expectorante y descongestionante, pues dilata los conductos respiratorios. Para esto se puede hacer un vapor de ají e inhalarlo o también freírlo y respirar su olor.
Con papas cocidas, con merluza, con cebolla frita y harina tostada, siempre deja su picor en la boca y la coloración roja que tiñe el corazón y la piel de su pueblo de origen, el mapuche.