Perdone por no aparecerme hace tantos números oiga, pero es que anduve de vuelta por mi pueblo Curanilahue, ayudando a mi abuelita, haciendo unas humitas, unos picarones, sopaipillas, calzones rotos, sucios, etc. porque fíjese que desde el terremoto que la pobre tenía su casita en el piso, y aburrida de esperar que los fuertes gorilas le solucionaran el problema, me escribió pa’ que la ayudara yo. Así que, como otros vecinos de mi abuelita estaban con una mano adelante y otra atrás igual que ella, nos pusimos las pilas entre todos y a punta de humitas y bingos conseguimos parar las casitas. Eso si que no quedaron de lo más lujosas, están harto parchaditas fíjese, pero están levantadas con el puño de sus dueños y sin limosneárselas a nadie.
Cuando estuve por allá, no fue puro haciendo sopaipas no ma’ que me mantuve, también aproveche pa’ pedirle a la abuelita secretos para este 2011, que pudiesen servir a los que están pasando por la misma situación con el envole de la reconstrucción, esperando y esperando pa’ puro morirse de res-frío. Sobre todo este año que un tal Tony, experto en la cosa del clima, anunció que el clima nos va a dejar como chupete helado y secos como los desgarros de mi abuelita, porque el fenómeno de la niña se hace presente. Yo no sé si ese Tony tendrá razón o no, pero lo cierto es que miles de personas en nuestra región de Concepción están como mi abuelita este invierno, ya sea por las mentiras del Piñera con que éste sí que es el último invierno para terminar de reconstruir, o simplemente porque no tenían casa desde antes que hubiese que reconstruir -es decir por las mentiras de otros.
La cosa es que por allá me enteré de los secretitos de la abuela pa’ capear las enfermedades que trae el frío.
Ya sea pa’ la vejiga, pa’l reumatismo, pa la bronquitis o pa’l mal de ojo -que no tiene mucho que ver con el frío pero igual entra en el baile- está el secreto común: lanita roja.
La lana bien se conoce por su propiedad para conservar la temperatura, ya que en un ambiente seco la lana es capaz de perder su humedad y absorber calor. Y roja… bueno, lo que me explicaba mi abuelita es que al diablo le gusta andar en el campo porque no anda nadie y las señoritas andan solitas… usted sabe, lo suficiente pa’ hacerles la malda’. Entonces, como el diablo es oriundo de un lugar llamado infierno en donde -dicen- hay muchas llamas rojas de fuego que queman a los malos, cada vez que él se aparece las cosas se ponen de color rojo. Entonces cuando el diablo ve algo de color rojo dice: "ah, por ahí ya pasé", y simplemente se aleja. Por estas dos propiedades se usa la lana roja.
Así es que lana roja pa’ pasar el frío invierno y también pa’ mantenerse lejitos del infierno.
Ni frío ni calor.