Son 78 pesos que sube el valor de la hora de trabajo en el acuerdo de salario mínimo alcanzado por la Central Unitaria de Trabajadores y el Gobierno de Michelle Bachelet. El salario mínimo alcanzará los 225 mil pesos, superior en 15 mil al anterior salario.
Lo llamativo acá no es lo insignificante del alza del salario mínimo, sino precisamente el acuerdo que establece que a partir del 2016 se llegará a los 250 mil. El mundo de los trabajadores y el debate generado en las redes sociales ha apuntado que se fue más exigente con la anterior administración -se exigió 250 mil y no 230 mil como en esta oportunidad- llegándose a cuestionar que el papel de Bárbara Figueroa fue sencillamente cooptado por el gobierno. Las críticas en un comienzo eran contra Arturo Martínez, quien habría hecho conversaciones paralelas para alcanzar un acuerdo bajo la cifra de 230 mil, pero Figueroa ratificó la misma propuesta por lo que el cuestionamiento también fue hacia su persona.
Es decir, a pesar de que desde la misma CUT y otras organizaciones se ha acusado de embustera la forma de medir, por ejemplo, el costo de la canasta básica -medida con cifras del año 1987- la CUT llega a un acuerdo por un alza ínfima sin siquiera apelar a una posible movilización de los trabajadores. Es más, promueve un acuerdo que permitirá silenciar el reajuste por 2 años más. Las críticas no se dejaron esperar y apuntan a la entrevista dada por el Timonel del PC Guillermo Teiller a La Tercera, antes de que Bachelet fuese elegida Presidenta cuando señaló que » Lo que dicen es que entonces vamos a hacerle olitas al Gobierno y eso no es así.».
El dato no es menor. Cabe recordar que dicho partido ha planteado la idea de estar con un pie en el gobierno y el otro en el movimiento social. No obstante, el acuerdo de la CUT está lejos de ser un acuerdo de los trabajadores, que hace años exigen la idea de un salario ético que bordea los 300 mil pesos. Es decir, queda en evidencia que el gestor del «acuerdo» fue la tienda del PC, con militantes en la CUT, el Ministerio del Trabajo y el parlamento.
No se trata en estas líneas de cuestionar la política del PC, sino más bien, su incidencia en los sectores movilizados que ven como el rol canalizador de las organizaciones en el gobierno se transforma en el sepulturero de las demandas sociales y su principal arma, la movilización. Pero en este sentido las críticas de los trabajadores carecen de organicidad y permiten que la representatividad soslayada de los intereses de la clase trabajadora.
La CUT de Valdivia, crítica frente al acuerdo, señaló además que » creemos que este es un asunto que debe ser discutido con las partes directamente afectadas, incluyendo al 70% de trabajadores sindicalizados que no esta adherida a ninguna multisindical, de los cuales mas de un 50% son trabajadores de servicios y comercio, hoy a esos trabajadores se les está excluyendo de la discusión.»
Lo antidemocrático del acuerdo vuelve a poner en tela de juicio a la principal multisindical que se ha negado sistemáticamente a establecer como medio de elección de directiva el voto universal.
Fuente imagen: gamba.cl