Por Edmundo Arlt, Berlín
Este domingo hubo elecciones en Alemania dejando varios puntos destacables. Angela Merkel abandona el poder después de 16 años por decisión propia en un país donde los cancilleres los retiran las derrotas. Donde sí fue derrotada fue en su partido que se resistió tenazmente a que dejara una heredera. Destaca también una apretada victoria de la socialdemocracia (SPD) liderada por Olaf Scholz (25,7%), actual Vicecanciller, por sobre la alianza demócrata cristiana (CDU/CSU) liderada ahora por Armin Laschet.
Nunca en toda su historia dicha alianza había sacado una votación tan baja (24,1%). Si bien los dos partidos históricamente hegemónicos se vieron sobrepasados en las encuestas en un comienzo por los verdes (Die Grünen), en especial por su acertada decisión de elegir una candidata joven como Annalena Baerbock (40), las expectativas se fueron desinflando. El partido, por primera vez aspirante a la cancillería, quedó en tercera posición (14.8%). Por último, es destacable también que hasta ahora la izquierda por fuera de la socialdemocracia (Die Linke) no estaría logrando el 5% obligatorio para entrar en el parlamento.
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Al no poseer ningún partido la mayoría absoluta se vuelve necesaria una alianza para formar gobierno. Aquí emergen dos problemas. El primero es que, a pesar de los coqueteos y cercanías entre socialdemócratas y verdes a lo largo de la campaña, juntos no logran el porcentaje necesario. Hace falta un tercer partido. Por otra parte, un compromiso que hasta ahora han respetado férreamente todos los partidos es no hacer absolutamente ninguna alianza a ningún nivel con el partido de ultraderecha y filo-nazi: Alternativa para Alemania (AfD), del cual José Antonio Kast es simpatizante. Dicho partido quedó en quinta posición con un 10,3%. De esta manera, el único partido que puede resolver el problema es el liberal (FDP), que se caracteriza por una agenda marcadamente pro-mercado, con su 11,5%. No obstante, Laschet ya declaró que, a pesar de no contar con la primera mayoría, buscará hacer una alianza para gobernar. Algo insólito en la historia política del país y que probablemente no recibirá apoyo en sus filas.
También hubo elecciones en el Estado Federal de Berlín que no es tan sólo la capital, sino uno de los 16 Estados Federales. La socialdemocracia (21,4%) le ganó en esta ocasión por un par de puntos al partido verde (18,9%), quedando en tercera posición la democracia cristiana (CDU) con un 18,1% y en cuarto lugar la izquierda con un 14%.
Con este resultado es probable que se repita la coalición actualmente gobernante roja (SPD), verde y roja (Die Linke). Lo más interesante de esta elección fue la inclusión de un referéndum no vinculante sobre la socialización de cientos de miles de viviendas en manos de grandes corporaciones, las que en su gran mayoría eran antiguamente viviendas estatales.
En concreto, este Volksbegehren (iniciativa popular) busca la expropiación y socialización a empresas inmobiliaria que posean por sobre 3000 propiedades en Berlín, además de la creación de una Institución de Derecho Público (AöR) sin fines de lucro para gestionar las viviendas "socializadas"(literalmente escrito así) y que se prohíba la reventa de las mismas, esto tras una serie de escándalos por corrupción y especulación inmobiliaria.
Este referéndum, apoyado por Die Linke y diversas organizaciones sociales, además, fue una respuesta a la derogación de una ley que congelaba los precios de arriendo en Berlín, la que fue declarada inconstitucional de forma por el tribunal constitucional federal. El "Sí" ganó con un 56,4% contra el 39% del "No". La discusión de la socialización de seguro condicionará la formación de alianzas, aunque la nueva alcaldesa socialdemócrata, Franziska Giffey, ya señaló que pondrá la discusión en tabla a la brevedad.
Algo que no ha sido discutido por la prensa local es que a partir del 11 de octubre se acabará el testeo gratis contra la Covid-19. Es decir, quien no desee vacunarse deberá pagar la prueba de su bolsillo. Esto ha generado una ola de indignación entre quienes, por distintas razones, están en contra de la vacunación. Es posible que se avecinen protestas, especialmente en Berlín, cuando todavía las y los políticos estén concentrados en armar el nuevo gobierno federal y local. Merkel mirará de lejos como se las arreglan sin ella.