[resumen.cl] La Comunidad Ignacio Curin Carril ha emprendido un proceso de recuperación territorial en el Fundo La Batalla, ubicado dentro de los límites de la comuna de Tirúa en la cordillera de Nahuelbuta. Este predio cuenta con unas dos mil hectáreas sobre las cuales Forestal Mininco figura como propietaria. No obstante, la comunidad denuncia la ilegitimidad de esta propiedad y afirman que han iniciado estas acciones como única alternativa para su subsistencia.
Actualmente están ocupando una superficie de 300 hectáreas, donde no hay plantaciones forestales y hay condiciones para su habitabilidad. Este lugar era usado por la forestal como semillero para nuevas plantaciones forestales.
En el lugar, Hortencia Curin Aniñir, presidenta de la comunidad, explica que el fundo La Batalla está compuesto por predios subdivididos por la Corporación de la Reforma Agraria (CORA) para ser entregados a familias de mapuche en forma de parcelas. Sin embargo, durante la Dictadura estos terrenos fueron entregados a la forestal Crecex, la cual los traspasó a Forestal Mininco. Hortensia declara que fueron desplazados con niños y ancianos a vivir en un pequeño lote de media hectárea. En esos lotes debían vivir cuatro familias, criando algunas gallinas y laborando en una muy pequeña huerta. "Basta caminar 10 pasos para pasar de una casa a otra", expresa.
Fue este contexto el que los indujo iniciar la recuperación, además de no encontrar respuestas por parte de la empresa. "Por años la necesidad nos llevó a negociar con quienes hoy ocupan el fundo… Teniendo que trabajar para ellos en empleos precarios y mal pagados. Tuvimos que rogar para que nos dieran 11 cupos de empleo. Para solicitar un poco de leña de los pinos caídos era un año [de espera], para que nos dieran una respuesta", asevera Hortensia.
Agrega que "hace 15 años atrás comenzamos las negociaciones con la forestal para la devolución de trescientas hectáreas de las dos mil usurpadas. Han sido 15 años de tramitarnos y de humillaciones. Y es por eso que le exigimos una indemnización a la empresa Forestal por el daño a la comunidad, porque aquí estamos sufriendo del aire, del agua… Botan esos "polvitos" [fumigaciones] que hacen que la gente se enferme. Necesitamos que la empresa responda, quizás a sus hijos los criaron en cuna de oro, nosotros en payasa de pajita no más. Nosotros íbamos al cajón de la harina cuando no teníamos pan".
Luego de haber iniciado la recuperación, ningún representante de la forestal ha tenido conversaciones con la comunidad, a pesar de que han comunicado su disposición a dialogar con la empresa. Hortensia declara que "ellos nos robaron estas tierras, estas tierras son nuestras. Yo he conversado con Forestal Mininco, he explicado y vuelto a explicar, son 15 años... ¡Imagínese! ¡Cuánto estamos aquí ya, humillándonos frente a la empresa! Nosotros no estamos porque queremos estar no más, [lo hacemos] por necesidad, necesidad tan grande que ya vamos a estar las casas encima de otras casas. Las comunidades estamos recuperando nuestros territorios para poder criar, sembrar... Mis padres anteriormente vivían en el cerro (en este fundo). La familia va creciendo, es una desesperación que uno tiene, donde más van a llegar los hijos nuestros, los nietos, por eso nosotros estamos aquí para que nos entreguen este terreno, lo devuelvan", concluye Hortensia.
El Estado no ha dado respuesta a una gran cantidad de comunidades mapuches y chilenas despojadas y desplazadas de sus terrenos durante el proceso de contrarreforma agraria llevado a cabo en Dictadura. De este modo, la recuperación territorial se ha impuesto como la única alternativa para mitigar el empobrecimiento sufrido luego del aciago episodio de despojo.