El pasado jueves 10 de octubre, a las 10.30 hrs., tuvo lugar en el Juzgado de Policía Local de Chonchi, Chiloé, el comparendo entre el Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH), representado por Eduardo Mondaca Mansilla, y la Sociedad Agrícola El Bosque y Compañía, representada por Sergio Vaiman Weinstein. El motivo refiere a una denuncia por tala ilegal de bosque nativo y afectación de turberas altas y acuíferos de esta última, en predio donde se proyecta la instalación de un mega-proyecto eólico de la multinacional Engie Energía. Tala y afectación de ecosistemas hídricos que se constituiría como el primer impacto de un proyecto que pretende anclar 41 aerogeneradores de 150 metros de altura en el corazón de la principal reserva hídrica de la comuna de Chonchi.
Cabe indicar que el comparendo tuvo que ser reprogramado debido a que el representante de la empresa en la instancia, no contaba con la debida autorización, en forma adecuada, por parte del representante legal de la misma. En la cita se hizo presente también el Comité Ambiental Comunal (CAC) de Chonchi, que agrupa a 15 organizaciones, quienes acompañaron al CESCH en la denuncia.
Respecto al impacto social y territorial que significaría el anclaje de aerogeneradores de 150 metros de altura en estas turberas, Ariel Valdés, Biólogo Ambiental de la U. de Chile y Doctor en Ciencias Silvoagropecuarias indica:
«Dada la gran superficie de turbera bajo afectación y la magnitud de los aerogeneradores es muy probable que un proyecto así tenga un impacto negativo sobre la provisión y regulación de agua en el territorio. La instalación de los aerogeneradores requiere de un proceso de cimentación el que provoca remoción de la vegetación y alteración del suelo. Todo tipo actividad que genere remoción de la vegetación y alteración de la estructura del suelo (compactación, drenaje, extracción de turba, entre otros) afecta los flujos y la capacidad de almacenamiento de agua en las turberas. Esto implica que si el proyecto se concreta habrá una menor capacidad de almacenamiento de agua en el sector y, por lo tanto, la Municipalidad de Chonchi deberá invertir un monto mucho mayor que el que invierte actualmente para cubrir la demanda de agua de la comunidad. Esto sin considerar la disminución en las precipitaciones, debido al cambio climático, que podría agravar la situación en el largo plazo».
Ahora bien, respecto a la denuncia en específico, el informe técnico de CONAF es lapidario:
«De acuerdo a la legislación forestal vigente, la superficie cubierta por bosque nativo e intervenida para las actividades señaladas debe contar con un Plan de Manejo de Obras Civiles aprobado por CONAF, situación que en este caso no ocurre, por lo que se levantó la correspondiente Acta de Infracción y citación al Juzgado de Policía Local por Corta No Autorizada de Bosque Nativo, respecto de la superficie afectada y que corresponde a Turbera de formación natural» (IT CONAF Código FF-FF-7.5-P1-R16).
Cuestión que objeta categóricamente lo indicado semanas antes por el propietario del predio, Sergio Vaisman, quien señalaba en el periódico «El Insular», que «No hubo tala de bosque por ningún lado. Después otra empresa se preocupó de replantar los árboles, todo esto es demostrable».
Contrariamente a lo indicado por Vaisman, y debido a que se constata no solo la tala ilegal de bosque sino también la afectación de turberas y cursos de agua, «CONAF (aparte de la multa por tala ilegal) derivará los antecedentes al SAG por las competencias de dicho organismo en la materia, así como a la Superintendencia de Medio Ambiente por las posibles implicancias del proyecto energético que se proyecta en la zona» (IT CONAF Código FF-FF-7.5-P1-R16).
¿Sacrificando el agua comunal por megainstalaciones privadas de energía eólica?
Respecto a esta pregunta, el propio informe de CONAF entrega importantes insumos de respuesta, cuando indica:
«Tomando en cuenta todos estos antecedentes, la intervención implica la perdida de la cobertura de bosque, y a futuro la persistencia del recurso forestal en el sector, así como la consecuente afectación de todos los recursos naturales renovables que se relacionan de manera directa o indirecta con las especies vegetales presentes en el sector (suelo, agua, fauna, entre otros)».
Lo que viene a confirmar los postulados, científicos y comunitarios, que por años vienen advirtiendo de la profundidad de los impactos de estos grandes complejos eólicos. Una reciente publicación, titulada «La crisis ecológica de Chiloé: Sacrificando el agua por líneas de transmisión eléctrica y complejos eólicos» (Schmid-Araya & E. Schmid, 2024), evidencia justamente lo corroborado por CONAF: «Estos proyectos destruyen sistemáticamente no solo cientos de hectáreas de bosques nativos sino también de humedales con un impacto negativo en arroyos, ríos, esteros que albergan una biodiversidad invaluable e irremplazable y que, al mismo tiempo, tienen un efecto en el recurso hídrico para comunidades rurales», sostienen los investigadores.
Fotografía principal: superficie talada