Andrij Melnyk, embajador de Ucrania en Alemania, defendió en una entrevista al líder ultranacionalista ucraniano y colaboracionista nazi Stepan Bandera, reivindicado por las milicias del Batallón Azov y la extrema derecha de este país, además de responsable del asesinato de al menos 800.000 personas judías. Las declaraciones han causado enorme polémica en Alemania y provocado la protesta del Estado de Israel y de Polonia, tres Estados con muy buenas relaciones diplomáticas.
Por Alejandro Baeza y Edmundo Arlt
Desde 2015, Andrij Melnyk, se desempeña como embajador de Ucrania en Alemania. Férreo defensor del Euromaidan, se ha convertido en una personalidad al interpelar directamente a políticos sobre su posición sobre Rusia, el envío de armas a Ucrania o ser promotor de la exclusión de deportistas y artistas rusos de espectáculos y competiciones.
El diplomático ya había ganado notoriedad por llamar al canciller Olaf Scholz «paté amurrado» (beleidigte Leberwurst), al parlamentario socialdemócrata experto en políticas exteriores Michael Roth «pendejo» (Arschloch), al presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier creador de una «telaraña» de contactos con Rusia o al octogenario filósofo Jürgen Habermas «entendido en Putin».
También puedes leer | Por la boca muere el pez: John Bolton, ex asesor de Trump, admite planear Golpes de Estado
Estos escándalos no fueron nada en comparación a lo acaecido hace unos días en el popular programa alemán de entrevistas «Jung und Naiv» (Joven e Ingenuo), donde señaló que las personas más simpáticas que había conocido habían sido los representantes de la industria alemana de armamento. A pesar de las críticas del conductor Tilo Jung, insistió en afirmar que Putin era una simbiosis entre Hitler y Stalin, defendiendo de paso la prohibición de partidos políticos considerados cercanos a Rusia, así como toda muestra de la cultura Rusa, en tanto «instrumento de guerra del enemigo». Por si esto no fuera suficiente, al ser consultado sobre el Batallón Azov, acusado por distintas y variadas fuentes de ser un reducto de neonazis y de cometer variados crímenes de guerra, reconoció que habían «casos aislados de extremismo de derecha» pero que no se podía generalizar.
No obstante, lo más escandaloso no fueron estas declaraciones, sino las referentes a Stepan Bandera, cofundador de la Organización de Nacionalistas Ucranianos quienes se planteaban la creación de una nación ucraniana soberana e independiente de sus tradicionales opresores Polonia y Rusia. La organización contemplaba entre sus objetivos la creación de una unión transnacional fascista junto a la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, además de declarar como su peor enemigo a los judíos, incluso por sobre polacos y rusos. La historiografía actual le imputa a Bandera y sus tropas, las cuales colaboraron activamente con las fuerzas de la Alemania nazi, el asesinato de 100.000 civiles polacos y una activa participación en la aniquilación de 800.000 judíos ucranianos. Posterior a la Segunda Guerra Mundial, Bandera fue un activo colaborador de los servicios de inteligencia inglesa, estadounidense y alemana desde su exilio en Múnich y si bien nunca fue juzgado por ninguno de sus crímenes, fue asesinado por la KGB afuera de su casa en 1959 por orden directa de Nikita Jrushchov.
El embajador Melnyk ya había generado polémica en 2015 al visitar la tumba de Bandera en Múnich y señalar que era un héroe de la causa nacionalista ucraniana. Al ser interpelado por su admiración a un asesino en masa en el programa, rechazó la evidencia historiografía, descartándola como propaganda estalinista y del Estado de Israel. Incluso, cuestionó la veracidad del programa de la Organización de Nacionalistas Ucranianos que declaraba a los judíos como principal enemigo. Las declaraciones fueron ampliamente rechazadas por todos los sectores políticos e historiográficos alemanes, motivando incluso una condena oficial de la Embajada de Israel en Alemania y del gobierno de Polonia.
Posterior a la entrevista, Melnyk ha negado que sus declaraciones sean antisemitas, incluso posteando fotos junto a judíos ortodoxos en su propio Twitter.
Es la primera vez en la historia reciente de Alemania que un diplomático aliado en una guerra en curso es repudiado por enaltecer a un fascista, negando crímenes contra la humanidad ampliamente documentados. Posterior a sus declaraciones, Melnyk fue llamado a Kiev junto a otros embajadores para una reformulación de las relaciones diplomáticas por parte del gobierno de Zelenski. No es del todo claro si esta estrategia busca un perfil diplomático más presentable ante un público mundial que ha perdido velozmente en el interés en la guerra, aunque no en sus externalidades negativas.
*Imagen: Screenshot / YouTube, tagesschau, Pixabay / Thomas Rüdesheim, Bildmontage: Alexander Wallasch | Obtenida de alexander-wallasch.de