[resumen.cl] Capitales canadienses, en colaboración con una empresa chilena, buscan instalar una central hidroeléctrica de paso en el río y cascada Los Maquis en la región de Aysén, rehabilitando una antigua generadora de energía. Pese a la resistencia de las comunidades, la empresa reinició sus faenas en un contexto donde el SEA indica que no es necesario que el proyecto ingrese al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
Pese al desastre sanitario y la profunda crítica que existe hacia la política de privatización y explotación de los bienes comunes en Chile, los proyectos de carácter minero, forestales, pesqueros y energéticos no se han detenido. Reflejo de esto último es la situación que se vive en la región de Aysén, donde el ecosistema del río y cascada Los Maquis buscan ser intervenidos.
En contacto con RESUMEN , la organización Los Maquis Libre explicó que desde enero se encuentra en curso la construcción en el sector homónimo de una central hidroeléctrica de paso de 1.000 kilowatts que permitiría rehabilitar «una antigua generadora de 370KW que abastecía a hoy Mina Escondida (que dejó de operar a mediados de los 80) y antes de que rigieran los estándares ambientales actuales».
Concretamente la instalación se ubicaría a 5 km de Puerto Guadal en la ruta que une la localidad con Chile Chico, siendo ejecutada por OBE Chile, empresa que se desempeña en el rubro desde 2008, «por mandato de Edelaysén, eléctrica que pertenece al Grupo Saesa, trasnacional canadiense propiedad de Ontario Teachers Pension Plan Board y Alberta Investment Management Corp», indican desde el territorio.
Según se ha indicado con anterioridad, mediante una columna enviada a Ciper, el proyecto operaría con derechos de aguas adscritos a Enrique Valdivieso con la finalidad de complementar un proyecto hotelero y turístico. En su origen, indican desde la organización, solo existieron algunas reuniones convocadas por la empresa, pero no existió un mayor contacto con las comunidades, desarrollándose una resistencia a la instalación de la central que conllevó la denuncia ante la Superintendencia del Medio Ambiente, mientras que la empresa habría iniciado cursos para contratar a personal.
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En la misma línea, indican que el diálogo con las comunidades ha sido parcelado y sin realizar encuentros abiertos, además de actualmente estar «ofreciendo dinero a la comunidad sin hacerse cargo de los impactos ambientales, culturales, económicos y sociales que han generado. Edelaysen simplemente está intentando comprar voluntades«.
Sobre esto, habitantes de Puerto Guadal acusaron que la empresa estaría dividiendo las comunidades a través de la distribución de cerca de $25 millones entre organizaciones, señaló El Divisadero. En la misma instancia, denunciaron que la transnacional vulneró un compromiso establecido durante 2020 donde se estableció la paralización de las faenas mientras durara el Estado de Excepción.
Respecto al rol de los organismos públicos, desde Los Maquis indican que «el SEA, como la SMA y el municipio han estado en constante apoyo a la empresa, incluso la alcaldía nunca ha permitido que la comunidad exprese su visión crítica la proyecto en la radioemisora municipal, aunque sí ha dado espacio a la empresa y a quienes lo respaldan», dando cuenta de una serie de trancas impuestas a las cuales se han enfrentado las comunidades.
En este contexto, la movilización, oposición y resistencia al proyecto no se ha detenido. Así se remarcó el pasado lunes 12 de abril en una manifestación realizada para visibilizar la problemática señalando, enfáticamente, la falta de una participación ciudadana vinculante y el que el proyecto no haya sido ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), como lo acreditó el SEA de la región de Aysén en octubre de 2020.
A continuación se reproduce íntegramente un escrito realizado por Los Maquis Libre sobre la defensa del territorio:
Por qué hay que proteger Los Maquis
Porque es parte de nuestra historia: Las instalaciones originales forman parte del patrimonio cultural de la comunidad. Muchos guadalinos trabajaron en sus instalaciones, siendo su infraestructura original parte de la memoria viva que da cuenta de cómo se forjó nuestro pueblo. Hoy, Edelaysén, ya destruyó parte del patrimonio como la sala de máquinas y seguirá haciéndolo si no hacemos algo.
Porque aporta a la biodiversidad: Las cascadas son hábitats que presentan condiciones ecosistémicas únicas. Una de ellas es el "refugio rocoso" que se ubica detrás de la caída de agua, el cual queda protegido del entorno por el torrente. Este refugio suele ser habitado por diversas especies que encuentran seguridad en estos sitios de difícil acceso para sus depredadores. Cuando se extrae su caudal (en el caso de esta central hidroeléctrica toma el agua en la parte alta y lo reintegra recién 430 metros más abajo), se distorsiona completamente el ecosistema de la cascada y también circundante, ya que el rocío del agua mantiene la humedad del sector. De eliminarse este, la vegetación irá muriendo lentamente, al igual que las especies que de ellos dependen.
Porque es un espacio de encuentro comunitario: La casaca Los Maquis y sus pozones son histórico lugar de encuentro de la comunidad. Al transformarse éste una verdadera máquina hidráulica artificial, deja de ser un espacio natural y pasa a ser propiedad privada de la empresa, ya que las instalaciones eléctricas tienen resguardo especial, incluso por la fuerza pública, para no ser intervenidas. Es el primer paso para ponerle rejas al río Los Maquis, las cascadas y sus pozones.
Porque es capital turístico: La cascada Los Maquis forma parte de los hitos turísticos de Puerto Guadal, Chile Chico y la región, no solo por su imagen sino por la experiencia asociada a lo natural. Forma parte de la folletería del Servicio Nacional de Turismo, la Municipalidad de Chile Chico y el material que difunde los operadores. Destruir su entorno con instalaciones industriales, intervenir sus caudales, afectará el patrimonio económico de uno de los sectores más importantes de la región y con mayor futuro.
La Ley de Bases del Medio Ambiente dice expresamente Artículo 10 letra p) que debe ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) toda "ejecución de obras, programas o actividades en parques nacionales, reservas nacionales, monumentos naturales, reservas de zonas vírgenes, santuarios de la naturaleza, parques marinos, reservas marinas o en cualesquiera otras áreas colocadas bajo protección oficial, en los casos en que la legislación respectiva lo permita". La central Los Maquis se construye dentro de la Zona de Interés Turístico Chelenko (ZOIT), por lo cual debe evaluarse ambientalmente con declaración o estudio de impacto ambiental.,
Si se evaluara ambientalmente el proyecto como comunidad tendríamos derecho a informarnos y opinar sobre lo que quiere hacer la empresa, poniendo sobre la mesa todas nuestras inquietudes y no solo las que tienen que ver con los ecológicos. Podríamos opinar sobre los cortes de caminos que hace la empresa, la cantidad de mano de obra local que contrata, si afecta o no el transporte regular hacia Chile Chico, qué aspectos de la naturaleza queremos cuidar incluso la operación de la central, para que no afecte el medioambiente, las especies, nuestra historia, el turismo como fuente de ingresos.
Por ejemplo, por ley la empresa podría dejar pasar todo los días del año solo 36 litros por segundo, lo que la dejaría prácticamente seca. Sin embargo, la empresa ha "comprometido" dejar pasar 366 litros por segundo (estableciendo un "caudal" escénico que no se hace cargo de las necesidades ecosistémicas del sector), pero lo cual depende solo de su voluntad no existiendo ningún documento que la obligue por tanto el día de mañana puede decidir dejar pasar los 36 litros por segundo originales. Si el proyecto fuera evaluado ambientalmente y se determinara un caudal distinto que proteja la "vista" y la naturaleza, tendríamos una herramienta para exigirlo. Lo mismo para todo lo que se determine en una evaluación ambiental. Hoy todo aquello depende de la "buena voluntad" de la empresa. Buena voluntad que ya vimos cuando quería instalar un centenar de trabajadores en plena pandemia.
La evaluación ambiental es una oportunidad. Permitiría que la empresa haga las cosas correctamente, no como hoy que lo quiere hacer al mejor costo y al menor tiempo. Significaría una evaluación ambiental más tiempo de construcción, mejores y más empleos. Quienes quieren que la empresa trabaje así no piensan en la comunidad, el presente y el futuro de Puerto Guadal.