Centenares de miles de personas salieron a la calle ayer en el conjunto del Estado español contra la reforma laboral del Gobierno Rajoy, convocadas por UGT y CCOO. Ambos sindicatos afirmaron que el grado de movilización había superado sus previsiones y había sido mayor también que el de alguna huelga general reciente, lo que allana mucho el camino a la convocatoria de una protesta como la que ya ha registrado la mayoría sindical vasca en Euskal Herria.
GARA | DONOSTIA
Los dirigentes de UGT y CCOO no quisieron explicitar nuevos pasos tras las masivas manifestaciones que ayer se llevaron a cabo en 57 ciudades del Estado, casi todas capitales de provincia, contra la reforma laboral del Gobierno español. De momento su discurso se limita a indicar que esta marea social crecerá si el Ejecutivo no acomete una rectificación. Sin embargo, es un hecho que la jornada de movilización superó las previsiones previas, por lo que la convocatoria de una huelga general en el Estado está más cerca. La mayoría sindical vasca no ha necesitado este contraste ni este «calentamiento» para lanzar esta llamada a la ciudadanía, fijada para el 29 de marzo en los cuatro herrialdes.
La cantidad de manifestantes superó aparentemente incluso a la de la huelga general de setiembre de 2010, contra la anterior reforma laboral, hecha en ese caso por el Gobierno de Zapatero y cuyo alcance era menor que la de esta de Rajoy.
En Madrid, entre los manifestantes se contaba el entonces ministro de Trabajo del PSOE, Valeriano Gómez, al que algunos manifestantes preguntaron dónde estaba cuando la ciudadanía se movilizaba por la anterior reforma o por los recortes de pensiones, en enero de 2011.
Bajo el lema «No a la reforma laboral por ser injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo», las manifestaciones transcurrieron sin incidentes, aunque en Madrid, en un suceso sin esclarecer, alguien arrojó pintura a los organizadores sindicales, que manchó levemente al secretario general de UGT, Cándido Méndez.
En los últimos días, varios medios y el propio Ejecutivo del PP -a través de su portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría- ha- bían cuestionado la coherencia de algunos líderes sindicales debido a sus retribuciones.
Madrid fue la ciudad con más afluencia, y de hecho en algunos momentos la pancarta tuvo dificultades para avanzar. La Puerta del Sol y aledaños se abarrotaron. No hay cifras fiables, sino el baile habitual en estos casos: así, en la capital española los convocantes hablaron de 500.000 personas y la Policía lo redujo al 10%, es decir, 50.000. Algo similar ocurrió en Barcelona, donde UGT y CCOO vieron 400.000 manifestantes y el Departamento de Interior de Generalitat, solo 30.000.
Las protestas fueron cuantiosas también en otras ciudades del Estado, con menciones destacadas para las celebradas en Valencia, Zaragoza, Sevilla o Gijón, donde se ofrecieron cifras que hablaban de decenas de miles de personas.
Durante las marchas se oyeron gritos de «huelga general» e incluso pancartas que pedían que esta protesta se convocara con carácter indefinido. Los lemas fueron muy variados: «Tu botín es mi crisis», «Si no hay pan para el obrero no habrá paz para el empresario», «La educación no es gasto, es inversión»…
Al término de la marcha de Madrid, las representantes de las juventudes de CCOO y UGT, Cristina Bermejo y Silvia Sazatornil respectivamente, leyeron un comunicado que insistía en que la reforma no creará empleo y que su objetivo es colocar el mercado de trabajo al servicio de los empresarios.
CCOO y UGT animaron a la ciudadanía a continuar con un proceso «sostenido» de movilizaciones, y en este punto citaron la jornada convocada para el 29 de febrero por la Confederación Europea de Sindicatos.
Por el momento, evitan ir más allá. Los secretarios generales de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido Méndez, se quedan en que con esta movilización no pretenden buscar la confrontación, sino corregir la reforma laboral y ofrecer un cauce a la sociedad para que se manifiesten contra la política de recortes y despidos que está imponiendo el Gobierno del PP.
Rajoy: «No será agradable»
Mientras todo esto ocurría, Mariano Rajoy clausuraba el Congreso del PP en Sevilla con un nuevo discurso cargado de predicciones negativas. Aseguró que queda un duro camino para superar una crisis que aún no ha tocado fondo, pero se declaró seguro de que la sociedad aceptará los sacrificios necesarios y el rumbo marcado por reformas como la laboral. Incidió en que va a ser sincero en todo ello.
«Los problemas son extremadamente graves, no se van a resolver en dos tardes y las medidas no serán agradables», resumió Rajoy antes de adelantar que su Ejecutivo va a seguir actuando «sin vacilaciones y sin perder un minuto».
Según sus palabras, la modificación de la legislación laboral es «justa, buena y necesaria» y es la que estaban esperando cinco millones de parados.
Alrededor de 10.000 personas participaron ayer en las manifestaciones convocadas por UGT y CCOO en las cuatro capitales de Hego Euskal Herria contra la reforma laboral impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy. Los secretarios generales de CCOO y UGT Euskadi, Unai Sordo y Dámaso Casado respectivamente, participaron en la marcha de Bilbo, que también contó con la presencia del portavoz del PSE, José Antonio Pastor, el exconsejero del Gobierno de Lakua Javier Madrazo o la portavoz de EB, Alba Gutiérrez. En el transcurso de la marcha se escucharon consignas como «Dónde están, no se ven, los empleados del PP» o «Contra la reforma, huelga general».
La protesta concluyó en la Plaza Arriaga con la intervención de Sordo y Casado, quienes no descartaron la posibilidad de convocar una huelga general tras el «ataque sufrido por una reforma inútil para el empleo y que va contra los derechos de trabajadores en activo, parados, jóvenes estudiantes y jubilados». En este sentido, Sordo advirtió que «la reforma laboral es un hito importante para el Gobierno, pero dentro de un mes va a presentar unos presupuestos en los que habrá un tijeretazo importantísimo al gasto público».
Sobre una posible huelga general, el secretario general de CCOO Euskadi dijo que Mariano Rajoy «es el único que puede desconvocar la huelga general que él ha convocado voluntariamente» y añadió que llegarán donde tengan que llegar, «pero cuando hagamos más daño y convenga al movimiento sindical». Los líderes sindicales defendieron la necesidad de que los trabajadores estén «activos» en sus centros de trabajo para defender sus derechos y acusó a CEOE y Confebask de «estar encantados con la reforma».
En Iruñea, algunos de los manifestantes llevaban caretas de Iñaki Urdangarín, Mariano Rajoy o Yolanda Barcina mientras coreaban consignas a favor de la huelga. En la marcha participaron organizaciones sociales y sindicales como Solidari, Afapna, o la Federación de Asociaciones de Inmigrantes de Navarra. Asimismo, una amplia representación del PSN participó en la manifestación, junto con Izquierda-Ezkerra y el PCE entre otros colectivos. El portavoz parlamentario del PSN Juan José Lizarbe, criticó que la reforma «solo piensa en los empresarios y que éstos puedan despedir más fácil», por lo que consideró que «tenía que estar presente».