A nadie le cabe duda de que nuestro país está cambiando. El descontento se manifiesta de diversas formas, y eso no digamos que asusta, pero si que alerta a las clases dominantes. Y su alerta se ha manifestado en un cambio en la relación con los movimientos sociales; el paso de una política represiva de baja intensidad de contención -a lo Concertación- a una política antisubversiva. La escuela Hinzpeter se encuadra y rinde culto a la política antiterrorista sionista y estadounidense. Y la derecha tiene experiencia en este accionar.
Para ellos no es un misterio que la imagen, la representación que se impone desde los medios funda realidad. Y hoy eso se torna peligroso, en demasía para el movimiento social en su conjunto.
El 2011 fue un año de intensas movilizaciones. Golpizas y detenciones arbitrarias se dieron por doquier, incluso denuncias por tortura. Las imagenes de videoaficionados circulan hasta el día de hoy como testimonio de la cruenta represión vivida por el país. Pero ese testimonio provoca además de indignación, temor.
La naturalización de la violencia policial.
Gramsci señalaba que "Toda relación de hegemonía, es necesariamtente una relación pedagógica". Si hacemos caso al pensador italiano, nos daremos cuenta que la permisividad en la publicación de este tipo de imagenes o videos no es de orden azaroso. Esta relación es solapadamente de carácter pedagógico. No es necesario ni exclusivo del sistema educativo, el adoctrinamiento. La relación es o pretende ser una imagen aleccionadora; además de señalar los descarados y sistemáticos abusos de las autoridades políticas y policiales, de lo que queda testimonio por doquier, hay una imagen dolorosa que renace en las discusiones de los manifestantes, similar al terror de la dictadura. La imagen no es solo testimonio, sino que también atemoriza. Y hoy está constituyéndose en la preparación de la opinión pública, al hacer parte de la normalidad el abuso al que son sometidos quienes reclaman; se naturaliza la represión sobre la protesta social.
Todo ello se enrola también, con la denominada Ley Hinzpeter, panegírico de la represión del Estado sobre el movimiento social. Sus armas están listas para el 2012.
No debemos pensar que es casualidad que las imagenes de mapuche golpeados aparezcan en diarios como La Tercera, cuya linea editorial parece provenir del Ministerio del Interior.
En el fondo el temor es profudamente inconsciente, y se llega a mezclar, compulsivamente, por ejemplo, con la información constante y sistemática acerca de los movimientos telúricos, tanto en el país como a nivel mundial.
Y por otra parte, también se presenta el acto de autodefensa como vandálico, y consecuentemente reprimido. Lo que no ha cambiado su forma de ser abordado desde hace décadas.
La fetichización de la autodefensa.
Los enfrentamientos tras las manifestaciones pasaron también a ser algo rutinario. Mucha reverencia se hace a la barricada y al enfrentamiento, pero no se enfatiza en lo que consiste esa acción directa; una más de las cuantiosas formas de enfrentamiento político.
Si hay algo que se puede criticar al movimiento estudiantil, fue su incapacidad de contrarrestar la prematura división que se estableció entre los manifestantes no violentos/buenos, y los resentidos/infiltrados/flaytes/malos. Ello tiene que ver fundamentalmente con que no se crean medios de expresión que faciliten la comprensión del problema al resto de la población, manifestando, más allá de un discurso, que la violencia es transversal a toda la sociedad. En este sentido podrían ser severamente criticados por segur el discurso de la gobernabilidad, al cuestionar la violencia solo desde las palabras, o desde el enfrentamiento en las calles. El caso de la Universidad de Concepción es paradigmático, por ejemplo, con un canal regional y una radio universitaria que no fueron amenazadas más allá que con un par de tomas.
El medio aleccionador por excelencia es hoy la televisión, a través de ella han implementado la estrategia mediática de dividir, para liquidar. Mapuche, pobladores, dichatinos y estudiantes, son hoy y serán víctimas de esta construcción distorcionada de la realidad. Y el papel de las redes sociales de internet han mostrado en parte, su contraparte. El medio de comunicación utilizado por los movilizados es un potencial poco explotado y visto de manera accesoria, inserto en los discursos pero sin correlato real.
El 2012 puede ser telúrico, pero también respira elecciones, con una de las alternativas más efectivas de inclusión en la democracia chilena; la participación a través del voto, y la legitimación, como un acto ritual, de la República y la Unidad Nacional.
Y la represión de la legalidad, a través de la Ley Hinzpeter caerá sobre los despavoridos manifestantes, si no nos preparamos.
La acción directa supone el empoderamiento del movimiento social, que no quiere representar ni delegar sus demandas en nadie en particular. Para ello necesita dotarse de institucionalidad popular. Escuelas, Consultorios, Sindicatos, Mutuales, Televisión, Medios de comunicación, sellos discográficos autónomos, editoriales autónomas, etc.
El poder se ejerce desde lo local, disputando los espacios colonizados por valores espurios.