Estudio de Universidad de Alabama destaca el trabajo de Cuba para combatir el pandemia en comparación a Estados Unidos

[resumen.cl] Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Alabama de Estados Unidos y el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí de Cuba, destacó el buen trabajo de la isla en el manejo de la pandemia en comparación con las erráticas políticas implementadas en el país norteamericano.

"En Cuba, el Ministerio de Salud Pública se ha hecho cargo en todos los niveles: desde la provisión de servicios de salud hasta la preservación de la universalidad y asequibilidad del sistema incluso frente a una crisis de salud global", señala el estudio, agregando que "Aunque Cuba y Estados Unidos se diferencian entre sí de muchas maneras, sus respectivas experiencias, especialmente los resultados, señalan claros fracasos en Estados Unidos".

La investigación titulada Comparing the COVID-19 Responses in Cuba and the United States (Comparando las respuestas al Covid-19 en Cuba y en los Estados Unidos) apunta a que la respuesta más coordinada e integral en la isla ha dado como resultado resultados significativamente mejores en comparación con los Estados Unidos, indicando que «La organización de los sistemas de salud cubano y estadounidense fue un determinante primario de su respuesta a la pandemia porque, respectivamente, produjeron consistencia y dirección clara, o desorganización y orientación contradictoria» indica.

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Las diferencias entre estos dos países son conocidas y no solamente se representan en ámbitos sanitarios, sino en la filosofía y cultura políticas, que explican la diferencia en cuando a las estrategias para hacerle frente en la pandemia. Hasta el 15 de julio de 2021, la tasa acumulada de casos en Estados Unidos es más de cuatro veces mayor que la de Cuba, mientras que la tasa de mortalidad y la tasa de mortalidad excesiva son aproximadamente 12 veces más altas.

"Ninguno de los dos países ha superado la pandemia, y más investigaciones pueden examinar las posibles diferencias en la flexibilización o endurecimiento de las restricciones relacionadas con la Covid-19 en Cuba y Estados Unidos y los efectos posteriores", afirma la investigación.

En enero de 2020, Cuba comenzó a vigilar las llegadas en todos los puertos de entrada, y los funcionarios fronterizos recibieron capacitación sobre la detección y respuesta de la Covid-19. En febrero, todo el personal de los hospitales y centros de salud recibió capacitación sobre el protocolo de prevención y tratamiento. El primer caso de Covid-19 se detectó recién el 11 de marzo de 2020, dos meses después del inicio de la preparación para hacerle frente. Nueve días después, el presidente Díaz-Canel anunció el primer conjunto de medidas nacionales destinadas a combatir la propagación del Covid-19, como quedarse en casa, prohibiciones de grandes reuniones y el cierre de muchas instalaciones, así como disposiciones para la protección económica para grupos de la población. Además, los viajes de ida se limitaron a los esfuerzos humanitarios, y los viajes de vuelta se limitaron a los residentes cubanos que, al llegar, fueron hospitalizados (si tenían síntomas) o se les ordenó poner en cuarentena en casa.

Por su parte, la respuesta en Estados Unidos, también comenzó en enero de 2020, cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades establecieron una Estructura de Gestión y comenzaron a realizar pruebas de detección de coronavirus en los aeropuertos internacionales que reciben la mayor cantidad de viajeros desde China. El 21 de enero se confirmó el primer caso y el 31 de enero, el secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU declaró una emergencia de salud pública. El gobierno de Trump anunció su primer conjunto de medidas de mitigación el 13 de marzo de 2020 que tenían como principal objetivo «aplanar la curva», es decir, extender los casos durante un período de tiempo más largo para evitar abrumar al sistema de salud y no evitar los contagios y relajó las políticas apenas vio apenas unas pequeñas mejorías. Asimismo, la implementación de las órdenes de quedarse en casa, los obligación del uso de mascarilla y otros esfuerzos de mitigación se dejaron a discreción de cada Estado.

Las diferencias además van en ámbitos como vigilancia y detección de casos; en aislamiento, trazabilidad y cuarentenas; en tests de detección; en comunicación; y en desarrollo de vacunas.

El estudio concluye que «En Cuba, la adopción de estrictas medidas de control y el cumplimiento de la orientación gubernamental por parte de la mayoría de los residentes sin duda facilitó la exitosa respuesta al COVID-19. Es cuestionable que las acciones comparables hubieran sido ampliamente aceptadas por los residentes de los Estados Unidos, pero sin un sistema de salud bien integrado, es inconcebible que pudieran haber sido implementadas adecuadamente, independientemente de la opinión pública».

Los estudios futuros pueden examinar los éxitos comparativos para identificar estrategias efectivas de distribución y administración, concluye.

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