Por Christian Arancibia
El viernes 07 de junio de 2019, la primera dama, Cecilia Morel, presentó a un grupo de empresarios el nuevo programa "Adultos Mejor", que, de manera más precisa, es parte del proyecto Sence "Experiencia Mayor".
Este nuevo "incentivo", tiene como objeto estimular la contratación de personas por sobre los 60 años de edad, generando para las empresas una bonificación por contratación de hasta un 60% de un Ingreso Mínimo Mensual por persona, si son contratados por un periodo de 6 meses, y luego de 20% si la relación laboral se extiende más allá de ese tiempo.
Nadie puede y debe impedir la posibilidad de trabajar a cualquier edad, siendo el trabajo un elemento vital para el desarrollo humano, individual y colectivo.
No obstante, lo complejo de la propuesta es que, en el modelo vigente a nivel mundial, y en particular en Chile, esto no es más que retórica a beneficio de las empresas. Esto, por cuanto el nivel de precariedad salarial en la vida laboral de las personas es más que evidente, la que se presente de forma continua y permanente. Muestra de esto es que más de la mitad de la población que trabaja formalmente no percibe salarios superiores a $350.000 mil pesos brutos. Sumado a aquello, consideremos también el monto indigno que se recibe con motivo de las pensiones a la edad de jubilar, las que, en promedio, no superan los $150.000 mil pesos en Chile.
Estos datos reflejan que los intentos reales del programa de Gobierno, es generar un mecanismo perverso para mantener las buenas tasas de ganancia de los empresarios en los últimos años, reduciendo el valor de la fuerza de trabajo, esta vez con el subterfugio de la contratación de adultos mayores, aprovechándose de que las personas en edad de jubilar y descansar se ven con la necesidad (económica) de seguir desarrollando una actividad asalariada por el bajo monto de las pensiones que se perciben, lo que, como dijimos, es consecuencia de mismo sistema. Como corolario de todo esto, está la figura del subsidio, que entrega recursos estatales a privados para poder incentivar la contratación bajo estos parámetros.
Por último, no está demás reiterar que el argumento de que las personas pueden hacer labores a cualquier edad es verdadero, siempre y cuando éstas se ejerzan en condiciones dignas y óptimas, reconociéndose de forma real su desempeño, y no como un estratagema para seguir obteniendo ganancia a costa de la precarización de la vida de los trabajadores y trabajadoras.