Extrema derecha y complicidad policial: el panorama de los asesinatos en EEUU

Por Kelly Baur desde Portland, Oregon

Hoy día marca 100 días y 100 noches de protesta en Portland (Oregon) y muchos otros lugares de Estados Unidos.  La policía ha matado 679 personas en el país este año y herido muchas más. Número no considera las miles de personas que han muerto y sufrido por la violencia imperialista que sucede en la frontera sur y el actuar de los agentes estadounidenses en otros países. La prevalencia de muerte este año, entre el mal manejo de la Covid-19, la violencia policial y el actuar imperialista nos ha dejado con ya demasiado razones para seguir todos los días y todas las noches en la calle protestando.

El 23 de agosto vimos otra vez un video en donde policías dispararon a un hombre negro siete veces por la espalda mientras intentaba volver a subirse a su auto donde estaban sus tres hijos. Jacob Blake, por suerte sobrevivió el ataque y ahora esta hospitalizado, esposado en su cama a pesar de ser la victima.  Aunque sobrevivirá, Jacob Blake ha perdido la capacidad de caminar. El asesino-el policía Rusten Sheskey– que le disparó sigue libre y sin cargos, se ha traducido en un nuevo aumento en las protestas.

Dos días después del intento a asesinar Blake, hubo otro homicidio frustrado y dos muertos en la misma ciudad (Kenosha, Wisconsin). Esta vez no fue por parte de la policía, sino por un niño blanco de 17 años de extrema derecha que decía que había llegado desde otro Estado para, en sus palabras, "proteger a la propiedad privada en EEUU". Mientras caminaba por las protestas armado con un AR-15, decía que estaba ahí como un médico para ayudar a la gente, a pesar de que no es para nada normal que los médicos en la protesta estén armados. El niño, Kyle Rittenhouse, disparó a tres personas, matando a dos de ellas. No fue ni siquiera arrestado después de eso, sino llegó bien a su casa y fue detenido horas después.

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Si todo eso no fuera suficiente, la derecha -incluyendo a Trump- han salido en bloque en su defensa, llegando a juntar casi un millón de dólares para apoyarlo. Grupos de republicanos, de cristianos, de fascistas, etc. han juntado ese dinero a pesar de que Rittenhouse cometió varios crímenes además de los asesinatos, entre ellos cruzar la frontera entre Estados con una arma que legalmente no debería haber tenido siendo menor de edad, e intentan transformarlo en su nuevo héroe.

No pasó ni una semana y hubo otro homicidio, esta vez aquí en Portland, la ciudad donde vivo. El 29 hubo una caravana de extrema derecha con sus camionetas gigantes decoradas con banderas pro-policías, banderas de EEUU, banderas fascistas y portando sus armas a plena vista. Parte de esa caravana llegó al centro de la ciudad, donde se han concentrado las protestas desde mayo, disparando con pistolas de paintball y tirando spray pimienta a la gente protestando.  A pesar de la exagerada y constante presencia policial desde que comenzaron las protestas hace cuatro meses, curiosamente esta noche desaparecieron y dejaron a la turba fascista atacar a la gente.  Durante este conflicto una persona disparó a uno de estos personajes de extrema derecha que le estaba atacando y huyó. El hombre murió en la calle y pasaron varios días sin saber que es lo que había sucedido.

Desde el 29 de agosto hasta el 3 de septiembre hubo un silencio bien tenso en donde no se sabía qué había realmente pasado. Tenso porque ya desde junio ha empezado un discurso de guerra civil en Estados Unidos desde los boogaloo boys, un grupo de hombres blancos armados que quieren utilizar las protestas para generar las condiciones para tener una guerra civil. En este peligroso discurso de fascistas por un lado y antifascistas por otro (que la prensa sigue creyendo que es un grupo organizado llamado «antifa») estuvimos esperando para ver de qué lado fue la persona que le había matado a este hombre.

El 3 de septiembre apreció un video en donde la persona que supuestamente mató a este hombre, Michael Forest Reinoehl, iba a contar su versión de los hechos. Decía que los abogados le aconsejaban no hablar con la prensa ni nada, pero lo hizo igual porque la gente tenía que saber la verdad. Decía que actuaba bajo de la autodefensa y que había trabajado en seguridad para la protesta esa noche. Sospechosamente en su entrevista dijo que es "100% antifa pero no es miembro de antifa" y que según él, su disparo "se sintió como el comienzo de una guerra". Quién sabe qué es lo que quería lograr con esos comentarios, pero el mismo día que salió su entrevista, la policía lo encontró y en su "intento de arrestarlo" lo mataron, disparando múltiples veces. No saben si Reinoehl disparó hacia ellos o no porque por casualidad ningún oficial de la policía ni agente de FBI presente tuvo su cámara prendida.

Hoy, después de 99 días de protesta, vemos otra vez como Trump y la extrema derecha de EEUU salen a celebrar el asesinato de Reinoehl por parte de la policía. No buscan justicia, sólo buscan venganza y ahora estamos viendo otro ejemplo más de cómo finalmente la policía y los fascistas en realidad son sólo uno. Como dicen "blue by day, white by night" que quiere decir que la policía anda en su uniforme azul de durante el día, pero en la noche se les pone sus sabanas blancas del Ku Klux Klan.  Y mientras tanto, los llamados liberales están pidiendo a la gente en la calle que dejen de protestar porque así no va a ganar su candidato presidencial Joe Biden, y es eso lo que precisamente queremos dejar atrás.

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