"Si no estás pagando por el producto, entonces vos sos el producto", tweeteó hace unos días Tim O'Reilly, el emblemático periodista dedicado a la tecnología. Si Facebook fuera un país, se dice que sería el tercero en cantidad de pobladores, después de China e India. 550 millones de personas han depositado sus vidas en la red social más grande del planeta, que hablan en 75 idiomas y gastan más de setecientos mil millones de minutos en esta red cada mes. Facebook anunció ganancias el año pasado por 800 millones de dólares, tiene 1700 empleados; su fundador, Mark Zuckerberg, es el joven más rico del planeta, con casi siete mil millones de dólares en su haber y la compañía está valuada en unos 15 mil millones de dólares, aunque ese pareciera ser un número viejo. Probablemente, su valor intangible sea mucho mayor, si se tiene en cuenta que Facebook parece estar ganando la guerra más importante que se libra en estos momentos: la red social será el carnet de conducir por Internet.
Todos estos motivos, más la impecable película La red social, inspirada en la historia de los comienzos de Facebook, le dieron motivos suficientes a la revista Time para elegir al arrogante Mark Zuckerberg como personaje del año. La elección fue polémica, la figura de Julian Assange, creador de Wikileaks, iba en punta entre los votos del público, pero -más allá de las suspicacias (todo es suspicacia cuando se habla de Wikileaks)- Time se arrogó el derecho de mantener su elección por el impacto que ha tenido la red social. Está claro que el verdadero valor de Facebook no está en el entorno que propone para llevar al mundo virtual las conexiones reales de la vida cotidiana de 1,2 personas de cada diez en el mundo, sino en el capital simbólico que puede construir la red social con esos datos:
Las decisiones que tomó Facebook este año profundizan ese mismo camino: el objetivo es crear una muralla detrás de las paredes de la red social (salvaguardadas por un usuario y una clave), que haga imposible al resto de los servicios encontrar algo desde afuera. Aunque se suele poner entre los competidores de Facebook a MySpace, Bebo, Friendster, LinkedIn, Tagged, Hi5, Piczo, Open Social, o incluso Twitter, la obsesión de Facebook está en desplazar a Google, como el espacio donde se "empieza" a usar Internet. Porque ¿qué sentido tiene buscar algo en Google, si todo está pasando detrás de una gran muralla? Según la revista Time, la cantidad de usuarios de Facebook crece al ritmo de 700 mil personas por día. Y, desde que Facebook pasó el millón de usuarios, la obsesión de Zuckerberg ha sido convertirse en el centro de la red. Mientras los servicios de la web requieran los datos de sus usuarios, Facebook será el lugar donde irán a buscarlos: ya no habrá que recordar más claves, los servicios usarán la identidad de Facebook para registrar a sus usuarios.
La presentación del servicio Facebook Messages en noviembre en Estados Unidos -todavía no disponible en Argentina- apunta a debilitar a Google donde más le duele: Facebook pretende ser la única "nube" de Internet. Y con una sólida base de 550 millones de usuarios acostumbrados a comunicarse dentro de la red social, la idea de ofrecer un servicio de correo electrónico debilitaría a Gmail, Yahoo y Hotmail, los tres grandes de la arroba. Siguiendo esa vieja tradición de "inspirarse" en alguien cercano, Facebook Messages surgió a partir del comentario de una persona amiga de la familia de Zuckerberg. La idea del creador es que el correo electrónico es demasiado "lento" y que la gente usará Facebook para comunicarse de una manera más rápida: sólo bastará con hacer click sobre la "cara" de la persona con la que queremos comunicarnos, y el sistema de Facebook Messages se encargará de buscar dónde está "en línea". Además, guardará las conversaciones con una persona en un mismo lugar, no importa a través de qué sistema sea realizada.
El otro gran lanzamiento de Facebook del año fue, en verdad, todavía más ambicioso en relación con el uso de la red "fuera" de Internet. Facebook Places, otra aplicación que todavía no puede usarse en Argentina, permite "decirle" a la red social dónde están los usuarios de Internet. Así, más allá de las consideraciones morales, éticas y de privacidad, gracias a los dispositivos móviles los usuarios de Facebook pueden mostrar dónde están exactamente en cada instante y "marcar" en las fotos quiénes son sus amigos. Pero, como bien dijo Mark Zuckerberg en una entrevista que le hiciera Tim O'Reilly durante la cumbre Web 2.0, no queda muy en claro hasta dónde la información que uno sube a Facebook es de "uno" o de "algunos".
Pero hay algo más: en la ambición de Facebook por ser el centro de Internet, no sólo se usará la cuenta de la red social para usar otros servicios. Hace ya tiempo que el sitio está experimentando con tecnología de reconocimiento facial: la idea es usar algoritmos de escaneo facial para reconocer a los "amigos" en las fotos subidas a Facebook. Aterrador.
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