Las Agrupaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados del Maule, que reúne a la mayor cantidad de víctimas de los crímenes ocurridos en el centro de detención tortura y exterminio Colonia Dignidad, venimos en declarar lo siguiente sobre la designación, por parte del Senado, de Hernán Larraín Fernández, como miembro del grupo de "expertos" que participará en el nuevo e ilegítimo proceso constituyente.
1.- Larraín Fernández ha sido y es un fanático colaborador de la organización criminal Colonia Dignidad. Esto se constata por la férrea defensa que hizo en la década de 1990 del pederasta alemán Paul Schaefer y del régimen de terror bajo el cual centenares de alemanes y chilenos eran esclavos, sufriendo todo tipo de abusos. El mismo Larraín desconoció también, pese a toda la evidencia contundente, los atropellos a los derechos humanos cometidos durante la dictadura cívico-militar que gobernó Chile entre 1973 y 1990, que tienen como saldo, aún impune, más de cien personas detenidas desaparecidas y centenares de torturados.
2.- Su vínculo, que roza la complicidad con crímenes, se remonta a 1972 cuando de la mano de Jaime Guzmán realizaron largas estadías en el enclave alemán. Por esos años, en sus tierras se ocultaron a elementos terroristas de Patria y Libertad que, posteriormente se unieron a la represión desatada tras el golpe militar de 1973.
3.- Hasta 1975 existen registros de la presencia de Hernán Larraín en la Colonia Dignidad, misma época en que existía en su interior un centro de detención ilegal donde se torturó y asesinó a chilenos y chilenas, cuestión que a estas alturas es imposible que no conociera, puesto que en sus visitas al enclave alemán, pernoctaba a menos de 300 metros de la "Bodega de Papas", lugar donde ocurrían los crímenes. Hasta el día de hoy, creemos, Larraín Fernández debiera explicar ante la justicia su presunta responsabilidad.
4.- Como familiares de nuestros amados desaparecidos y desaparecidas, hemos sostenido por casi 50 años la campaña para denunciar y obtener justicia ante el estado chileno, así como a nivel internacional. Nuestra voz ha sido y es una expresión de dignidad que jamás pudo ser doblegada ni por la dictadura ni por aquellos que pactaron impunidad a cambio de poder, en los últimos 30 años.