La semana que comenzó con la primera macrorredada por motivos políticos en dos años deja en su tramo final la imagen de una gran manifestación en defensa de Herrira, de los derechos de los presos y de la solución democrática al conflicto. La capital vizcaina volvió a quedarse pequeña.
Seis días después de la extensa redada de la Guardia Civil, que ha terminado con la suspensión de actividades contra Herrira y la imputación de 18 de sus componentes, una marea azul salió a las calles de Bilbo para denunciar tal agresión en un tiempo político nuevo. Los convocantes dejaron bien claro que «los anhelos de libertad, paz y democracia de un pueblo» han cristalizado en esta coyuntura en la defensa «de los derechos de los presos y presas políticos», cuestión que «se ha convertido en un reto para Euskal Herria» como lo fue en la década de los 70.
La movilización fue fiel reflejo de los apoyos políticos, sociales y sindicales que ha logrado cosechar el movimiento contra el que se ha actuado desde el Estado español y de la dimensión que tiene la lucha por los derechos de los represaliados. Una hora antes del inicio de la marcha, eran ya miles las personas reunidas en los aledaños de La Casilla, que fueron creciendo con el paso de los minutos. Según el recuento efectuado por GARA, en torno a 65.000 personas participaron, llenando el recorrido por completo salvo 80 metros escasos.
Al frente de la marcha, una pancarta con el lema «Tantaz tanta euskal preso eta iheslarien eskubideen alde-Una marea por los derechos de los presos y exiliados vascos». Iba portada por los músicos Joseba Tapia, Pello Ospital, Txerra Bolinaga, Ines Osinaga, Mikel Eseverri, Pello Reparaz y Enrique Villareal, El Drogas; el surfista Axi Muniain, el cineasta Juan Bautista Berasategi; los bertsolaris Miren Amuriza, Arkaitz Estiballes y Julio Soto; el pelotari Oier Zearra, la escaladora Irati Anda; los actores Eneko Sagardoi e Itziar Ituño; la futbolista Eva Ferreira; y los escritores Lutxo Egia e Irati Jimenez.
Detrás, varios familiares de represaliados portaban una enseña azul de Herrira, a la que seguían los 18 hombres y mujeres imputados por el juez Eloy Velasco, que no cesaron de recibir muestras de apoyo por parte de los representantes de los más de 60 agentes que convocaban la manifestación y de aquellos que habían acudido a secundarla.
La nónima de quienes conformaban ese bloque de representantes políticos, sociales, sindicales e institucionales fue amplia, reflejo de la pluralidad de quienes impulsaban la movilización. Desde el diputado general de Gipuzkoa a los secretarios generales de ELA y LAB, pasando por parlamentarios autonómicos, diputados y senadores, además de representantes de todos los convocantes.
Con problemas, dada la multitud que ya colapsaba la calle Autonomía desde La Casilla hasta Zabalburu, la marea azul fue empapando la calzada entre consignas como «Herrira aurrera», «Euskal presoak etxera», «Hemen gaude presoen alde» o «Presoak kalera amnistia osoa» mientras un helicóptero la vigilaba desde el aire. Miles y miles de personas se fueron sumando a la comitiva, mostrando un logotipo con la gota que ayer se convirtió en un mar y que buscan que se transforme con mayores adhesiones en un océano.
Al alcanzar Zabalburu, la marea había desbordado las calles por donde debía discurrir la movilización. Por delante, miles de personas la aguardaban hasta llegar al Ayuntamiento y por sus laterales, otros cientos trataban de evitar el colapso en Autonomía. La manifestación llegó hasta las aguas del Ibaizabal, donde varios jóvenes reivindicaron los derechos de presas y presos desde sus tablas de surf.
Entre aplausos y mientras se entonaba «Hator, hator», la cabeza de la marcha llegó a las escalinatas de la casa consistorial, donde se situó la pancarta y los imputados de Herrira. Los gritos no cesaron durante la espera, hasta que el bertsolari Arkaitz Estiballes subió al escenario. El galdakoztarra prefirió estar en la marcha de Bilbo que acudir a la eliminatoria del campeonato de bertsolaris en Markina, al igual que Ibon Ajuria, Peio Ormazabal y Joseba Artzak.
Tras la actuación de Mikel Urdangarin y Rafa Rueda, tomaron la palabra la locutora de Info7 Maite Bidarte y el actor Carlos Olalla, los mismos que presentaron el último acto de Herrira en el Anaitasuna, que denunciaron el ataque contra este organismo y lo que ello supone.
«Abrir una nueva etapa»
«En este nuevo tiempo que anhelamos para nuestro país, no solo queremos y exigimos que se respeten los derechos de las personas presas. Precisamente porque defendemos una paz justa, porque queremos cerrar heridas y abrir una nueva etapa de convivencia en este país, queremos en casa a todas y todos los presos y refugiados políticos vascos», manifestaron.
Olalla y Bidarte insistieron en que los quieren en casa «porque es justo y porque contribuirá al nuevo modelo de convivencia que queremos construir, en el que nadie sea perseguido por sus ideas y podamos curar las heridas del pasado».
Saludaron que los 18 miembros de Herrira no estén encarcelados, aunque dejaron claro que el ataque es «inaceptable». «Es una barbaridad mayúscula realizar esas imputaciones y prohibir actuaciones», dijeron.
Conscientes del éxito de la movilización de ayer, como de otras anteriores, mostraron su disposición a seguir demandando respeto a los derechos de los presos, como la hacía Herrira. Dejando claro que lo seguirán haciendo «porque no queremos ser un pueblo en libertad provisional, condicional o como quieran que deseen llamarle».
Los convocantes de la movilización anunciaron además su compromiso «claro y firme» de no cesar en sus iniciativas «hasta traer a presos y refugiados» a Euskal Herria. Advirtieron de que en próximas fechas harán públicos «nuevos hitos en este esfuerzo colectivo». Dejaron claro que no tienen «la menor intención de pasarnos la vida denunciando redadas y repitiendo las mismas reclamaciones». A.G.
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